"El Preso 198: Un perfil de Daniel Ortega" es un libro escrito por el periodista nicaragüense Fabián Medina, en el que retrata cómo un joven rebelde que fue monaguillo se convirtió en guerrillero, revolucionario, caudillo, dictador y que mantiene hábitos de prisionero debido a los 7 años y un mes que guardó prisión por asaltar un banco.
Medina, también autor de los libros "Secretos de confesión" y "Los días de Somoza", explicó este martes durante un foro debate que Ortega no es un predestinado ni aparece por generación espontánea, sino que se fue creando por hechos y circunstancias hasta convertirse en el hombre más importante de los últimos 40 años de historia de Nicaragua, en "un verdugo" y en un "dictador".
"Este libro muestra cómo se construye un caudillo, un dictador", señaló Medina, que realizó más de 100 entrevistas para reconstruir la historia de Ortega, y advirtió que todos los nicaragüenses llevan un "dictador" por dentro.
"Cualquiera de nosotros tiene ese potencial para convertirse en un dictador, en un caudillo, en su casa, en su círculo pequeño de poder, y, a veces, lo único que nos falta es que nos den precisamente ese poder", valoró.
Según Medina, quien es uno de los editores jefes del diario La Prensa, el construir la historia de ese personaje, que se mantiene en el poder desde 2007 tras gobernar por primera vez Nicaragua de 1985 a 1990 y coordinar una Junta de Gobierno de 1979 a 1984, "fue una sorpresa".
Admitió que en la primera parte del libro, que habla sobre la niñez, adolescencia y primeros años de guerrillero de Ortega, "hay como cierta simpatía, porque es el muchacho rebelde, cierto, que quema autobuses, que quiere ser mucha cosas, que se mete a monaguillo".
Ortega, observó, provenía de una familia un poco disfuncional que dependía del lugar en el que se establecía su padre, Rafael Ortega Cerda, por lo que en ocasiones vivía en cuarterías de "mala muerte" o bien de clase media, dependiendo del trabajo que conseguía su progenitor.
Estudió en un colegio católico con "un sentido revolucionario de odio hacia los Somoza", la dinastía que gobernó Nicaragua de 1937 a 1979, y a los 15 años, con la pandilla de su barrio, "participó en la quema de autobuses y de vehículos de la embajada americana" en Managua, afirmó.
Por esos actos vandálicos cayó preso por primera vez y fue torturado, y cuando fue liberado viajó a Guatemala "que era como la capital revolucionaria de Centroamérica para los años 60" del siglo pasado y donde también cayó preso.
A sus 22 años, según el escritor, Ortega participó en su primer asesinato, el de un oficial de la Guardia Nacional de Somoza de nombre Gonzalo Lacayo, por el cual no fue detenido.
"Termina preso por el asalto a un banco y pasa 7 años y un mes preso" hasta que un comando guerrillero, en diciembre de 1974, secuestró a ministros de Somoza y negoció la liberación de Ortega y otros presos políticos de entonces, apuntó.
Medina anotó que Ortega estuvo en la cárcel "en el tiempo más duro" del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), cuando era un movimiento guerrillero, por lo "que probablemente el haber estado en la cárcel lo salvó de que no muriera".
Hasta allí, a juicio del periodista, Ortega "es consecuente con lo que él cree y está apostando su vida".
Una vez sale de la cárcel el avión que partió de Managua aterrizó en La Habana donde fueron recibido por el fallecido líder cubano Fidel Castro.
Después se instaló en Costa Rica, donde además de ser nombrado uno de los nueve miembros de la Dirección Nacional del FSLN, se relaciona con Rosario Murillo, su esposa y actual vicepresidenta del país.
Con la caída de la dictadura de los Somoza, el 19 de julio de 1979, por ser el más modesto de los antiguos nueve "comandantes de la revolución", lo delegan para formar parte de una Junta de Gobierno, que integró junto a otras cuatro personalidades.
En esa Junta de Gobierno fue nombrado su coordinador y luego los nueve "comandantes", a la que también pertenecía su hermano, el exjefe del Ejército Humberto Ortega, lo seleccionaron como el candidato a la Presidencia por el FSLN en 1984, del cual, desde entonces, ha sido su único candidato.
"Ese personaje es el verdugo de Nicaragua", resumió Medina, para quien Ortega sigue manteniendo hábitos de prisionero.