Centenares de taxistas volvieron a manifestarse este miércoles y cortaron hasta ocho puntos clave de Buenos Aires, una medida de protesta contra la actividad de plataformas de transporte como Uber y Cabify.
"Seguiremos la lucha hasta que el Gobierno que va a entrar ahora nos escuche y empecemos a aclarar esto. Estamos perdiendo el trabajo, el capital... estamos perdiendo todo, es lamentable", manifestó a Efe Héctor Vargas, del Sindicato de Peones de Taxis, una de las dos agrupaciones que convocó la protesta.
Los conductores, movilizados entre las 10 y las 12 de la mañana, ocuparon las intersecciones de las avenidas San Juan y 9 de Julio, Córdoba y Alem, Santa Fe y Callao, Rivadavia y General Paz, Rivadavia y Jujuy, Paseo Colón y Garay, Figueroa Alcorta y Salguero y en San Juan y Boedo.
En ese sentido, Vargas afirmó que han impulsado "más de 680 presentaciones judiciales" contra Uber y Cabify, aunque hasta ahora la Justicia de la capital argentina "no hace nada" contra estas plataformas.
"Nosotros hemos perdido un 50 % de la recaudación con todo esto. Los mantenimientos de los coches, el chófer que se lleva un 50 % menos... es difícil", subrayó el taxista.
Este conflicto comenzó en 2016 con el desembarco de la plataforma de transporte Uber en la capital argentina, que comenzó a operar en la ciudad pese a no tener los permisos para hacerlo.
De hecho, en noviembre del año pasado el Gobierno porteño aprobó una ley para frenar el avance de esta aplicación al endurecer las penas a quienes transporten pasajeros de manera ilegal, como hace la plataforma, pero Uber sigue funcionando en Buenos Aires.
Por su parte, Cabify sí cuenta con los permisos necesarios para operar en Buenos Aires, aunque los taxistas acusan a la plataforma de "competencia desleal" y por ello la consideran ilegal.
Para Sergio Quintela, de la Asociación de Taxistas de Capital -el otro grupo convocante de la movilización-, las dos aplicaciones no tienen cabida hoy por hoy en Argentina, puesto que existe "una regulación preexistente en cuanto al servicio público de transporte", algo ya cubierto por los taxis y los remises -coches particulares-.
"Nosotros somos un servicio regulado de transporte, no depende de nosotros ni la tarifa, ni las condiciones, ni el color del auto ni un montón de cosas a las que debemos atenernos", aseveró, y agregó que el Gobierno de la capital "incumple con su contraparte" de proteger el servicio que ellos mismos proporcionan a través de las licencias.
El taxista también clamó que, más allá de la legalidad o no de estas plataformas, el modelo de negocio propugnado por Uber y Cabify "precariza y flexibiliza" a todos los trabajadores.
"Uber viene a sostener un modelo que precariza y flexibiliza a los trabajadores, tanto los que tienen la ocupación de manejar un Uber como a los que estamos regulados y a los que falsamente nos dicen que tenemos que competir", subrayó Quintela.