La escritora nicaragüense Gioconda Belli se siente incapacitada para escribir novela en la Nicaragua actual y está convencida de que la "sacudida" que está sufriendo América Latina "va a dar un giro a la literatura" de la región.
"El dolor me sale por la poesía", dice a Efe sobre su trabajo desde que el 18 de abril estallaron las protestas contra el Gobierno de Daniel Ortega y comenzó la represión, que ha dejado -enumera- 328 muertos, 700 personas encarceladas y unos 50.000 exiliados
"En todo este año lo único que he hecho es escribir artículos de opinión, poesía y una conferencia", subraya la autora de "Una mujer habitada", quien se declara "emocional y políticamente" afectada por una experiencia "desgarradora" e incapaz de tener la concentración necesaria para una novela.
"Y eso -agrega- que yo cuando escribo me voy a vivir al país de lo que estoy escribiendo".
Belli, que este domingo abrirá el programa en español de la Feria del Libro de Miami, subrayó que en los últimos días, a raíz de la salida de Evo Morales de la Presidencia de Bolivia, al Gobierno de Daniel Ortega "se le subió la paranoia" y ha recrudecido sus mensajes violentos y la represión de los opositores.
La poeta, novelista y académica, que fue militante sandinista durante y tras el triunfo de la revolución contra la dictadura de Anastasio Somoza, dice que "Las fiebres de la memoria", la novela que presentará en Miami, la terminó antes de que estallaran las protestas. Si no hubiera sido así, no hubiera podido completarla.
La poesía es para Belli un refugio.
"El caldo de cultivo de la poesía tiene algo que ver con la supervivencia, reafirma la vida en medio de la muerte, tiene un sentido vitalista", subraya.
Cuando se le pregunta a qué se debe que Nicaragua sea un país de poetas responde sin dudar que a Rubén Dario, el "héroe" de los nicaragüenses, porque había poco motivo para el orgullo en los constantes conflictos y enfrentamientos en su país.
Hasta Daniel Ortega escribió poesía cuando estuvo en las cárceles de Somoza y su esposa, Rosario Murillo, también fue poeta, dice Belli, que los conoció en sus tiempos de militancia sandinista, especialmente a ella, en un sindicato de trabajadores de la cultura.
A Daniel Ortega lo define como "oscuro" y "hosco" y de Rosario Murillo, a la que trató más, dice que ya entonces tenía un "problema de falta de escrúpulos, de ambición y de total irrespeto a la verdad".
Belli, que por sus libros viaja mucho, aunque sigue viviendo en Nicaragua, afirma cuando se le pregunta si no ha sufrido presiones o amenazas por su postura crítica con el Gobierno, afirma que últimamente le suceden "cosas extrañas".
Según cuenta a Efe, recibe cartas de la Alcaldía de Managua en la que le reclaman elevadas sumas por impuestos supuestamente no pagados, o el banco donde tiene su cuenta desde hace décadas le exige requisitos e información como titular que antes no le pedían.
"Estamos viviendo en un estado policial", asegura la escritora, quien en "Las fiebres de la memoria" buceó en una vieja historia familiar acerca de un duque francés llegado en 1847 a la ciudad nicaragüense de Matagalpa y que fue el abuelo de la abuela de Belli.
La escritora investigó durante tres años en archivos y bibliotecas de varios países para recrear el periplo de su antepasado y además se puso en su piel para escribir la novela en primera persona, algo que no había hecho antes, pues sus protagonistas han sido siempre mujeres.
Según dijo en la entrevista, investigaba y a la vez escribía porque el relato era "más fresco" y no quería llenarse de "demasiada información".
"Si no, la Historia te absorbe tanto que acabas no pudiendo contar la historia que querías contar", subraya.
A Belli le gustaría escribir sobre la "encrucijada" en la que está no solo América Latina sino el mundo en general.
"Estoy dándole vueltas sobre cómo hacerlo", dice Belli, quien cree que es su deber reflexionar y analizar lo que está pasando porque la literatura puede aportar "visiones nuevas" y sus palabras tienen "un sentido profético y valioso".
La "sacudida" en Ecuador, Chile, Bolivia, Venezuela y Nicaragua va a hacer que la literatura latinoamericana "de un giro", como lo hizo del compromiso político hacia los temas propios de la región con el "boom" y luego por imperativos de mercado al entretenimiento, explica.
Igual que el narcotráfico ha tenido un impacto importante en la literatura latinoamericana, esta encrucijada política y social va a aportar "una mirada distinta" a los autores.
A su juicio, el mundo necesita "modelos nuevos".
"Hace falta una síntesis de capitalismo y socialismo para que no nos acabemos", subraya Belli, quien considera una falta de respeto y una burla que "los gobiernos fracasados de izquierda" sigan diciendo que quienes están contra ellos es porque obedecen al Imperio, como manera de "cubrir sus propias fallas".
Ana Mengotti