El presidente electo de Argentina, el peronista Alberto Fernández, reveló este domingo que sus colaboradores avanzan en conversaciones con acreedores de la deuda pública argentina con vistas a iniciar una negociación para acordar nuevos términos de pago.
"Estamos avanzando y estamos hablando mucho más rápido de lo que piensan los medios", aseguró Fernández en declaraciones radiales, luego de que en los últimos días se hiciera manifiesta la creciente incertidumbre en los mercados sobre cómo encarará el futuro Gobierno el problema de la deuda.
Durante la campaña electoral que lo llevó a un triunfo en las presidenciales del pasado 27 de octubre, Fernández dijo que buscaría negociar mayores plazos de pago tanto con acreedores privados como con el Fondo Monetario Internacional (FMI), sin quitas sobre el capital ni lo intereses.
Sin embargo, muchos analistas consideran que será necesaria alguna rebaja para que Argentina pueda afrontar su compromisos, una duda que los asesores de Fernández no han despejado aún.
"Tampoco hay que salir corriendo, porque finalmente esto es una negociación. Cuando se negocia, se hace una estrategia para buscar las mejores oportunidades y el mejor momento para hacer las cosas", dijo Fernández a Radio 10, de Buenos Aires.
Según datos oficiales, hacia finales de septiembre la deuda argentina ascendía a 315.000 millones de dólares, de los cuales 126.000 millones estaban en manos de acreedores privados y 75.000 millones eran con organismos internacionales.
Con el FMI Argentina selló en 2018 un acuerdo de auxilio financiero por 56.300 millones de dólares, de los cuales ya se han desembolsado unos 44.000 millones de dólares.
El resto es deuda entre entidades del sector público argentino, más fácil de gestionar.
El problema es que en 2020 Argentina debe afrontar deudas con acreedores privados y organismos multilaterales por unos 39.300 millones de dólares, una suma que se torna impagable sin posibilidades de refinanciación a través de los mercados voluntarios de crédito o de nuevos préstamos por parte de organismos internacionales.
"Es una negociación compleja. Pero ya todos saben cuál es nuestra lógica: nuestra lógica es pagar, pero no pagar postergando el desarrollo de Argentina", aclaró Fernández, que asumirá la Presidencia el próximo 10 de diciembre.
El mandatario electo, que aún no reveló quién será su ministro de Economía, insistió en que "no hay ninguna posibilidad de pagar si Argentina", hundida en recesión desde 2018, " no vuelve a crecer".
"Yo no necesito más dinero prestado de nadie, ni del Fondo ni de nadie. Necesito que nos dejen crecer para poder pagar. Y que no nos exijan pagar a costa de los que menos tienen porque la verdad es que el ajuste en Argentina ya no hay dónde hacerlo", aseveró.
Con todo, aseguró que está "tranquilo" para encarar el proceso de negociación y "tratar de alcanzar un resultado que le sirva a la Argentina y también que le sirva a los acreedores".
"Los acreedores le prestaron plata (dinero) a un gobierno que les dijo que se la iba a devolver en su gran mayoría en los cuatro años siguientes a que tomaran la deuda y eso era incomprensible", señaló.