Cientos de manifestantes se concentraron hoy en el centro de la capital libanesa para celebrar un mes de protestas que comenzaron por el hartazgo popular y, desde el primer día, con las mujeres al frente de las marchas que buscan acabar con el Gobierno y el patriarcado.
A orillas del mar Mediterráneo, las jóvenes agarran el megáfono para gritar todo tipo de consignas en contra del Gobierno, basado en un sistema confesional dividido entre las dieciocho comunidades religiosas reconocidas desde el fin de la guerra civil (1975-1990), y la corrupción que ha llevado al país al colapso económico.
En la Plaza de los Mártires, convertida en el núcleo de las protestas en Beirut iniciadas el 17 de octubre, siete chicas de diferentes partes del Líbano están sentadas en el suelo tomando fuerzas para unirse a la manifestación pacífica del domingo, día en el que suele acudir más gente al centro.
ABAJO EL SISTEMA
"Es simple, de esta revolución queremos solo un resultado: acabar con todo el sistema", dice a Efe Rima Aoun, una feminista que participa en diferentes movimientos en el país a favor de los derechos de las mujeres.
Todo el sistema significa "el patriarcado, el capitalismo, el racismo, todo el sistema que es sectario; un sistema clasista que no acepta a aquellos que no tienen la nacionalidad libanesa", afirma.
En un momento se forma un corrillo donde comienza una discusión a tres para ir enumerando lo que este país arrastra desde la guerra y cuyas cicatrices buscan cerrar formando un nuevo Gobierno.
"Lo que vemos hoy sobre las mujeres en la revolución es el resultado de años de lucha, de esfuerzo. Han tomado los espacios públicos para unirse a esta revolución", indica a Efe Nour Ladki, otra de las jóvenes en el grupo.
La elección de Raya Hassan a principios de este año como ministra de Interior, la primera en el mundo árabe, se anunció a bombo y platillo, pero las chicas piensan que esa no es la solución.
"No porque sea una mujer significa que va a cambiar, ella sigue el patriarcado representado también en su partido político", Corriente de Futuro, encabezado por el primer ministro dimisionario Saad Hariri, quien anunció su renuncia por la presión de las protestas doce días después de que empezaran, explica Ladki.
"Definitivamente queremos más mujeres en el Gobierno, pero que estén cualificadas y representen al país, a un nuevo sistema, no uno patriarcal", asevera.
UN MES DE PARÁLISIS
Desde que comenzaron las protestas, cuya chispa fue la aplicación de una tasa a las aplicaciones de mensajería como Whatsapp, luego retirada, el Líbano ha vivido en una parálisis permanente plasmada en el cierre de bancos y otras instituciones.
Durante las dos primeras semanas, las sucursales bancarias cerraron por las manifestaciones y, tras una reapertura de unos días, volvieron a echar la llave por una huelga convocada por los empleados que aún continúa.
El presidente de la Unión de Sindicatos de Empleados del Banco libanés, George el Hajj, afirmó a Efe que hay pendiente mañana una reunión con la Asociación de Bancos para saber si reabrirán las sucursales al día siguiente.
"Esperamos una respuesta a dos de nuestras reivindicaciones: medidas de protección y cómo debemos actuar con los clientes", señaló El Hajj, después de que estos últimos se tornasen agresivos con los trabajadores por las limitaciones que existen actualmente para la disposición de efectivo, sobre todo de dólares.
Aunque el Líbano cuenta con moneda propia, la libra libanesa, la mayor parte de los productos de consumo son importados y pagados en dólares.
Además de la economía, el Líbano no cuenta ahora con un primer ministro y el presidente, Michel Aoun, todavía no ha comenzado con las consultas parlamentarias para nombrar al sucesor de Hariri, que debe ser musulmán suní.
Hariri ha acusado este domingo a la Corriente Patriótica Libre (CPL), dirigida por del ministro de Asuntos Exteriores Gebrán Basil y fundada por su suegro, Aoun, de impedir la formación de un gabinete.
"Las maniobras e filtración de información por parte de la CPL son irresponsables en el contexto de la enorme crisis nacional que vive nuestro país", dijo Hariri, según un comunicado de su oficina de prensa.
Hacía referencia a la filtración a los medios locales del nombre que se barajó para su sustitución, Mohamed Safadi, un magnate vinculado con la familia real saudí y que esta madrugada aseguró en una nota que no se presentaba como candidato.
Si la CPL no hubiese tomado "esa actitud, el Gobierno habría sido formado y la peligrosa crisis nacional habría comenzado a resolverse", zanjó Hariri.
Isaac J. Martín y Kathy Seleme