Perú acumuló un crecimiento de 60,2 % en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) en los últimos 16 años, un alza que sin embargo está marcada por grandes desigualdades territoriales, según revela un informe presentado este jueves por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Este estudio señaló que en 2003 Perú obtuvo un índice de 0,366, mientras que en 2019 alcanzó 0,586, en una medida que registra los avances de ingreso familiar per cápita, años esperados de instrucción y años promedio de instrucción, y esperanza de vida al nacer.

A diferencia de otros estudios de desarrollo humano de la ONU, este informe se desarrolló para reflejar las diferencias y similitudes a escala regional.

Francisco Santa Cruz, coordinador del estudio del PNUD, detalló a Efe que esta revisión territorial del IDH busca que los indicadores sean mirados "en base a la diversidad y complejidad que presenta el país".

"Hay factores que ayudan a progresar, pero al mismo tiempo hay otros factores que significan mantener brechas de diferencias en los territorios", apuntó Santa Cruz, quien identificó entre estas a "la altitud, la densidad de la población y la estructura productiva".

Esta identificación por territorios, ya sean distritos o provincias, pretende que el Estado pueda diseñar propuestas específicas de cómo superar estas brechas, aseveró el especialista.

PERÚ CRECE, AUNQUE CON DESIGUALDAD

El informe tiene como principal conclusión que Perú ha mantenido un crecimiento importante en términos de desarrollo humano, pero que detrás de ese progreso existen diferencias territoriales no resueltas, así como importantes desigualdades en diversas regiones.

Así, las regiones con mayor desarrollo humano son también los más desiguales, mientras que las de IDH más bajo son más bien similares.

En esa línea, el estudio hace un ajuste según el porcentaje de desigualdad para las 25 regiones del país, y revela que Lima, Arequipa y La Libertad son las regiones con mayor IDH, con 0,716, 0,635 y 0,539, respectivamente.

Sin embargo, también son las más desiguales, porque ante un cruce con el porcentaje de desigualdad su índice de IDH 2017 cae en un 54,9 %, 52,5 %y 49,8 %, respectivamente.

Ello responde, según Santa Cruz, a que "en las grandes ciudades se han conformado configuraciones territoriales donde hay un centro dinámico y moderno y una periferia menos atendida por servicios".

A MAYOR ALTITUD, MENOR IDH

En tanto que en el caso de la ubicación geográfica, el estudio de 2019 revela que existe una sistemática correlación entre el IDH y el piso altitudinal en que se ubican las localidades.

A mayor altitud menor IDH, indica el informe, que ubica a la sierra alta y la selva alta del país como las zonas territoriales con menor tasa de crecimiento del IDH; y a la costa baja y costa alta, con mejor IDH.

El estudio también recoge el Índice de Densidad del Estado (IDE), que analiza el acceso de las poblaciones a servicios básicos críticos para el desarrollo, como el porcentaje de habitantes documentados, de alumnos en secundaria, de viviendas con electricidad, de médicos por 10.000 habitantes y de viviendas con agua y saneamiento.

Este análisis reveló que la acción estatal "ha alcanzado las alturas" geográficas, pero que aún encuentra desafíos para descender a la selva baja, que se explicaría en el factor geográfico y las distancias de muchas de sus localidades.

"El Estado ha subido a la altura, ha empezado a cubrir necesidades de servicio básico, sobre todo en la sierra, pero sigue pendiente el reto de bajar a la selva y a las grandes provincias de la selva, muy extensas y con grandes distancias", dijo Santa Cruz.

Apuntó que otro mensaje de este mapa es "que la posibilidad de cerrar las brechas territoriales de desarrollo humano va a requerir y requiere del concurso articulado y concertado del Estado, empresas y sociedad civil organizada", debido a que el IDE no impacta de manera inmediata en el IDH.

LA MINERÍA NO NECESARIAMENTE AUMENTA EL IDH

El estudio no muestra una "relación definida" entre especialización minera del territorio y el desarrollo humano, pues los distritos en este grupo pueden presentar niveles altos o bajos del IDH, lo que según el especialista podría responder a la capacidad de gestión de las autoridades municipales.

"Perú es un país de un enorme potencial minero y esta es una actividad que debe continuar desarrollándose, pero, al mismo tiempo, debe hacerlo dentro de condiciones que promuevan la mejora social de las comunidades en su entorno y el respeto al uso de los recursos del ambiente de manera adecuada", anotó el experto.

Asimismo, destacó que hay casos que muestran que puede haber una conexión positiva entre la minería y el desarrollo humano, tal como ocurre en las regiones sureñas de Moquegua y Tacna, "donde la alta concentración minera al mismo tiempo se ve acompañada de índices de desarrollo humano importantes".