El Gobierno italiano y el grupo siderúrgico ArcelorMittal han acordado negociar un nuevo plan industrial que evite el cierre de la acería de Tarento (sur), la más grande de Europa, que la compañía franco-india gestiona en alquiler desde 2018 y debía comprar en 2021, y también la posible participación estatal.
El Ejecutivo italiano informó esta noche de los resultados de la reunión mantenida este viernes entre el primer ministro, Giuseppe Conte, y los ministros de Economía, Roberto Gualtieri, y de Desarrollo Económico, Stefano Patuanelli, y los directivos de ArcelorMittal.
En estas conversaciones, la empresa y el Ejecutivo acordaron negociar "un nuevo plan industrial que contemple nuevas soluciones de producción con tecnologías ecológicas y garantice el máximo compromiso con la protección del medio ambiente" durante las actividades en esta planta que en el pasado gestionó la siderúrgica italiana Ilva.
Roma también informó de que se planteó sobre la mesa "la posibilidad de una participación pública, debido al importante papel" para la economía italiana que juega esta instalación, en la que trabajan 10.000 personas.
"El Gobierno está dispuesto a apoyar este proceso también con medidas sociales, cuando sea necesario, de acuerdo con los sindicatos", se lee en el comunicado.
Roma quiere "llegar pronto a un acuerdo", por lo que solicitará a la Justicia italiana un aplazamiento en la decisión sobre el recurso de urgencia presentado para evitar que ArcelorMittal abandonara la planta, y la empresa, por su parte, se ha comprometido a garantizar de momento el pleno funcionamiento de la acería.
ArcelorMittal gestiona en alquiler este espacio desde noviembre de 2018 y se comprometió a comprarlo en mayo de 2021, pero a principios de noviembre de este año comunicó que se retiraba después de que el Parlamento italiano eliminase una protección legal que eximía al grupo siderúrgico de responsabilidades penales por posibles delitos medioambientales, mientras reduce los altos niveles de contaminación.
La sociedad presidida por el multimillonario indio Lakshmi Mittal argumenta que sin esta garantía no puede cumplir su plan sin riesgos, y el Ejecutivo italiano la culpa de querer desprenderse de un proyecto menos rentable de lo que parecía inicialmente.
La posible marcha de ArcelorMittal pondría al Gobierno en un serio aprieto, pues la acería arrastra problemas financieros de lejos y llevaba en concurso de acreedores desde 2013 hasta que el grupo franco-indio ganó la adjudicación para comprarla.