La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, afirmó este lunes que la institución se prepara para revisar su estrategia de política monetaria, un proceso que se prevé largo y que podría tener en cuenta el cambio climático.
En su primera comparecencia ante la comisión de Economía de la Eurocámara desde que asumió el cargo el 1 de noviembre, Lagarde explicó que esta revisión "comenzará en el futuro próximo" y "requerirá tiempo para la reflexión y para una consulta amplia".
"Es prematuro aventurarse en debates sobre el alcance, orientación y calendario de nuestra revisión porque el tema no ha sido debatido exhaustivamente por el Consejo de Gobierno.
Lagarde defendió que la política monetaria acomodaticia llevada a cabo por el BCE en los últimos años ha contribuido a la estabilidad, el crecimiento y el empleo en la eurozona y que el uso que se hizo de ella fue "adecuado" y "necesario".
Sin embargo, la crisis financiera, la de deuda y el entorno de bajos tipos de inflación, sumados a nuevos desafíos demográficos, tecnológicos o por el cambio climático han llevado a la política monetaria a nivel global a "adentrarse en territorios inexplorados", lo que "insta" a revisar la estrategia del emisor europeo para ver cómo puede cumplir mejor su mandato.
Este consiste en situar la inflación en cotas próximas pero por debajo del 2 % y mantener un nivel de precios estable.
Para conseguirlo y responder a la crisis, el BCE ha aplicado en los últimos años una política de bajos tipos de interés y programas de compra de deuda que ha sido clave para la recuperación económica, pero no ha logrado hacer repuntar la inflación, que en noviembre se situó en el 1 %.
El BCE tendrá ahora que reflexionar sobre si la definición de estabilidad de precios y los objetivos de su mandato "son todavía validos", explicó Lagarde, quien señaló que otro bancos centrales del mundo están haciendo este tipo de ejercicios.
La exministra francesa se mostró partidaria de que al hacer esta revisión se incluya "el cambio climático como un elemento clave para evaluar cómo, cuándo y por qué el BCE toma ciertas decisiones", algo que vienen demandando organizaciones ecologistas y la mayoría de grupos del Parlamento Europeo.
Lagarde insistió en que el mandato primordial del BCE es y seguirá siendo la estabilidad de precios, pero consideró que "eso no nos impide analizar nuestras operaciones e identificar cómo podemos ser más efectivos".
En concreto, consideró que los modelos económicos que usa la institución podrían incorporar el cambio climático al evaluar los riegos y que estos riesgos climáticos podrían ser tenidos en cuenta en la supervisión de las entidades financieras.
Asimismo se mostró partidaria de incluir imperativos ligados al cambio climático en sus programas de compra de activos así como en la gestión de su fondo de pensiones, aunque insistió en que la decisión tendrá que ser tomada por el consejo de gobierno.
Por otra parte, la presidenta del BCE señaló que el crecimiento económico en la eurozona sigue "débil", con un aumento del PIB de solo el 0,2 % en el tercer trimestre, pero que "el consumo ha resistido bastante bien".
Esta debilidad, apuntó, responde sobre todo a factores globales y ha afectado especialmente a la industria manufacturera, aunque ya se aprecia que se está extendiendo a otros sectores, en particular al de servicios.
En este contexto, dijo, el BCE "mantiene" su política monetaria acomodaticia, que ha garantizado unas condiciones de financiación favorables y sustentado la demanda interna.
"La política monetaria seguirá apoyando a la economía", afirmó Lagarde, añadiendo que el BCE "vigilará continuamente los efectos secundarios" de la misma.
Aseguró que el BCE tiene las herramientas para responder "en caso de que la situación no mejore", pero insistió en que "todos los actores tienen también que hacer su papel", en una llamada velada a los países de la eurozona, a quienes la institución viene pidiendo que usen su política fiscal para apoyar el crecimiento.
Aunque hoy no les mencionó, Lagarde ha llamado en las últimas semanas a Alemania y Holanda a usar sus superávit para invertir.
La primera mujer al frente del BCE se quejó de la ausencia femenina en el consejo de gobierno de la institución, dónde ella es la única mujer frente a 24 hombres y abogó por exigir a los países que presenten candidatas para toda vacante.
En este sentido, Lagarde llamó a los eurodiputados a dar su visto bueno al nombramiento de la alemana Isabel Schnabel como miembro del directorio ejecutivo del BCE.
Laura Pérez-Cejuela