Marc Bull es un editor de "guante blanco". Se los pone cada vez que muestra los "libros de artista" que elabora artesanalmente Artika, la editorial barcelonesa de la que es director, y prácticamente no se los quita en la feria Art Miami, donde presenta los dedicados a Fernando Botero y Jaume Plensa.
Con 25 libros en su haber, todos agotados salvo los del colombiano Botero y el español Plensa, que son los últimos, cada vez resulta más fácil convencer a los artistas de que hagan un libro con Artika, dice Bull a Efe.
Bull señala que el ya fallecido José Manuel Lara, quien dirigió el grupo editorial español Planeta, fundado por su padre, quería contar con el equivalente a un "Ferrari".
Así se creó Artika, que produce solo uno o dos libros al año y en ediciones limitadas que empezaron en 998 copias numeradas y en los últimos años aumentaron a 2.998 y en contadas ocasiones a 4.998.
Cuando se le pregunta el porqué de estas cifras tan poco "redondas", Bull da una respuesta digna de Artika: "Las primeras imprentas tenían planchas de madera que antes de los mil ejemplares ya estaban gastadas y había que reponerlas".
Por eso empezaron con ediciones de "casi mil" ejemplares, pero luego, cuando creció el interés por estos libros tan abrumadoramente especiales, aumentaron a casi tres mil o casi cinco mil.
Hacer uno de estos libros, que se venden en el caso de los dos últimos por 5.500 dólares cada uno, es un proceso que en promedio lleva cuatro años y en el que intervienen muy diversos tipos de artesanos.
El resultado son verdaderas obras de arte.
Como tal los deben tener en lugares principales de sus casas y en vitrinas o atriles sus felices propietarios. Viéndolos resulta impensable que alguien pueda colocarlos sobre la mesa del café como a otros libros de arte.
"Estos libros de artista están pensados para quedar en las familias de generación en generación", dice Bull.
El mercado principal de Artika, y hasta ahora casi el único, es España.
El año pasado los responsables de la editorial decidieron visitar Miami durante su famosa Semana del Arte, después abrieron una oficina en esta ciudad y este año son expositores en una de las ferias artísticas de esta ciudad.
"Queremos crecer orgánicamente", subraya Bull.
Actualmente están trabajando a la vez en unos 15 ó 16 proyectos de los que no dicen una palabra hasta que el libro está terminado, aunque Bull da una pista sobre el próximo que verá la luz de imprenta.
"Será de una mujer", anuncia enigmáticamente, y la primera a la que Artika le dedique un libro.
Además de Fernando Botero y Jaume Plensa, Rembrandt, Francisco de Goya, Vincent Van Gogh, Pablo Picaso, Toulouse Lautrec, Salvador Dalí, Joaquín Sorolla, Antoni Tapies, Antonio López, Antonio Saura, Eduardo Chillida, Joan Miró y Miquel Barceló han tenido libros.
También pasó por la experiencia el cantautor Joaquín Sabina, quien desde los 14 años dibuja con pasión y es el protagonista del libro de artista titulado "Garagatos" (2016).
Estos libros están hechos con mimo, meticulosidad, materiales de primera y siguiendo los mínimos deseos del artista o la institución que esté a cargo de las obras de los que ya no viven.
El catalán Jaume Plensa, con obras famosas mundialmente como la Crown Fountain del Parque del Milenio de Chicago, no solo dejó entrar en su estudio a los fotógrafos de Artika sino reproducir sus cuadernos con anotaciones y dibujos, lo que, según dice en un vídeo, es como haber dejado que entraran en su cabeza.
El libro "61" de Plensa, publicado este año, son en realidad dos, que tienen cabida dentro de un estuche hecho en poliuretano rígido de color negro mate que reproduce en tres dimensiones la cara de una de las niñas que han sido modelos de las obras del catalán.
Con la parte superior y la parte inferior del estuche, colocadas una al lado de la otra, se completa el rostro de la niña.
El libro "Las mujeres de Botero" (2018) también consiste en diversas piezas que en este caso se presentan dentro de una caja forrada de lienzo en la que está impreso el rostro de una de las muchas féminas retratadas por el artista colombiano.
Como corresponde a un artista obsesionado con el volumen, la caja tiene un sutil relieve en la zona de la boca.
Bull recuerda lo que significó para Artika que el Museo Van Gogh de Amsterdam les dejara reproducir los cuadernos que el artista holandés llevaba siempre consigo y que no se exhiben al público para no dañarlos.
"Por mucho dinero que tengas nunca podrías tenerlos", subraya Bull para explicar el valor de estos libros bilingües (inglés y español) que, cuando su edición está a punto de agotarse, llegan a venderse por 14.000 dólares.
Ana Mengotti