El Gobierno de Brasil estima que en 2020 ahorrará 96.000 millones de reales (unos 22.860 millones de dólares) en el pago de intereses de la deuda pública, ante el descenso sostenido de los tipos.
"Los costos con los intereses van a caer 96.000 millones de reales (22.860 millones de dólares)", lo que permitirá al Ejecutivo "gastar menos y mejor", señaló el ministro de Economía, Paulo Guedes, en un seminario organizado por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), en Río de Janeiro.
La tasa básica de interés se encuentra actualmente en el 5,0 % anual, el menor índice de la historia de Brasil, un país que históricamente ha tenido tipos bastante altos.
"Al contrario que el Gobierno anterior, en el que los intereses a corto (plazo) caían y los de largo (plazo) no, ahora los largos comenzaron a bajar también", apuntó Guedes, un liberal ortodoxo formado en la Escuela de Chicago.
El Banco Central de Brasil inició a finales de 2016 una bajada sostenida de la tasa oficial de interés que se aceleró en este 2019.
Hace tres años los tipos estaban en el 14,25 % anual y desde entonces se han ido reduciendo con el objetivo de estimular la economía y superar la grave recesión de esos años.
El producto interno bruto (PIB) de Brasil se desplomó siete puntos porcentuales entre 2015 y 2016 y en los dos años siguientes inició una lenta recuperación con crecimientos de alrededor del 1 %.
Durante los años de la crisis, ante la menor recaudación y el abultado volumen de gastos, el déficit fiscal y la deuda pública se dispararon, problemas con los que aún tiene que lidiar el Gobierno brasileño.
En los últimos doce meses hasta octubre, el déficit fiscal nominal del país llegó al equivalente al 6,44 % del PIB, mientras que la deuda bruta cerró ese mes con un valor correspondiente al 78,3 % del PIB, cuando a principios de 2014 no llegaba al 60 %.
En este sentido, Guedes afirmó que el gran problema de Brasil en los últimos 40 años era el "exceso de gastos", que llegó al "45 % del PIB", obligando al Gobierno, según dijo, a realizar polémicas reformas estructurales de corte liberal, como un techo de gastos o una dura reforma de las pensiones.
"El control de los gastos era, por tanto, indispensable para nosotros y está por detrás de todo lo que estamos haciendo", expresó durante su discurso.
Asimismo, destacó que el control de gastos en Brasil tenía como enemigos principales los "privilegios" en el sistema de jubilaciones y el pago de altos intereses de la deuda pública.