Alcanzar un sistema eléctrico 100% renovable en 2050 era hace solo ocho años una reivindicación de grupos ecologistas como WWF. Ahora, con la emergencia climática en primer plano, está en la agenda de los Gobiernos. Al menos en la UE. La nueva Comisión Europa ultima su New Green Deal, un plan para que en 2050 la UE pueda convertirse en el primer continente neutro desde el punto de vista de las emisiones contaminantes. Un objetivo con el que está alineada España, que se ha comprometido a reducir al menos un 90% sus emisiones de gases de efecto invernadero para ese año con respecto a 1990 y tener un sistema eléctrico 100% renovable para esa fecha.
Los avances tecnológicos que pueden llegar en los próximos años, tras el espectacular abaratamiento que han experimentado en la última década los costes de la generación fotovoltaica y eólica, llevan a algunos expertos a defender que en determinadas regiones ese objetivo podría incluso anticiparse antes de 2050. Especialmente, si la tecnología de almacenamiento lo hace posible.
Es el caso de Ignacio Pérez Arriaga, profesor en el MIT de Massachusetts, director del Departamento de Energía de la Florence School of Regulations y profesor en Icade (Madrid), que cree que "la tecnología nos permite" alcanzar ese objetivo en Europa antes de esa fecha.
"Tecnológicamente no veo problema en que tengamos un sistema bajísimo en carbono", dice Arriaga, que este sábado participó en la mesa redonda "Alianzas para el acceso universal a la energía y crisis climática", organizada por Energía Sin Fronteras y celebrada en la zona verde de la COP25.
El experto del MIT recuerda que, dado que las renovables son tecnologías variables y no predecibles, la clave para garantizar el suministro está en el almacenamiento. "La tecnología de baterías está mejorando mucho y estamos hablando de 2050. A la velocidad a la que vamos, las técnicas de almacenamiento nos van a ayudar clarísimamente. Todavía está pendiente esa asignatura, pero estamos haciendo grandes procesos", señala Arriaga.
Rol crucialEl almacenamiento "tendrá un rol crucial en el futuro", como subrayó Sara Aagaesen, asesora sobre cambio climático y energía del Ministerio para la Transición Ecológica, en la inauguración del debate "Empujando las fronteras de las energías renovables" celebrado este sábado en el pabellón de España en la zona azul de la COP25.
En el panel, que moderó el director general del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), Joan Groizard, participó Raquel Ferrer, miembro del consejo de Batteryplat, un clúster tecnológico recientemente constituido con el objetivo de convertirse en el principal agente por el impulso almacenamiento de energía en España.
Ferrer señaló que esta tecnología "probablemente será una de las claves para la transición energética en el transporte y en el sector eléctrico", y citó el coste como el principal reto. "Cuando empecé en este sector 2010, la batería de litio tenía un coste de 1.000 dólares por kWh y hoy es de 150; y se espera que se reduzca en los próximos años hasta 100 dólares", ilustró.
Durante la mesa redonda, Roland Roesch, subdirector del Centro de Innovación y Tecnología de IRENA (Agencia Internacional de Energías Renovables), se mostró "optimista" respecto a la posibilidad de que las renovables alcancen en 2050 a escala global una cuota del 85% en el sector eléctrico, frente al 25% de 2017, como ya planteara ese organismo en 2018.
Una de las palancas, dijo, serán las "sinergias" que genera la retroalimentación entre la generación renovable y la electrificación del transporte, junto a otras como la tecnología blockchain o el big data.
Otro nicho de crecimiento será el autoconsumo, tambin en los países en desarrollo, donde "las soluciones descentralizadas están siendo la mayoría", como señaló el sábado Celia García-Baños, representante de IRENA, en otro evento celebrado a primera hora en la zona verde de la COP25 en el que Joaquín Nieto, director de la oficina española de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), destacó que "desde el punto de vista del empleo la energía distribuida es la más interesante".
Por su parte, Roland Roesch recordó que, pese a las positivas perspectivas en el sector eléctrico, en el sector del transporte marítimo y la aviación no hay en la actualidad alternativas viables a los combustibles fósiles.
Además, la transición energética previsiblemente se va a desarrollar a mayor velocidad en el mundo rico. "Los países más avanzados tenemos que hacer un esfuerzo mucho mayor, electrificar el transporte, la vivienda, y que la mezcla sea limpia", defiende Pérez Arriaga, mientras que en los países en desarrollo, la perspectiva es otra. Sobre todo, si tienen recursos fósiles.
"Cuando uno mira a Nigeria", un país con enormes recursos de petróleo y gas "que tiene 200 millones de habitantes y se estima que alcanzará los 700 millones a final de siglo", la conclusión es que "va a utilizarlos", ilustra el experto del MIT. "África necesita industrializarse y para ello va a utilizar su gas. Eso son proyecciones de la AIE de hace un mes. Europa en cambio tiene que eliminar el carbón y reducir el gas lo antes posible con más renovables y viendo como resuelve el problema del almacenamiento", concluye Arriaga.