El expresidente de la Reserva Federal (Fed) Paul Volcker, quien llevó a cabo una fuerte alza de tipos de interés para controlar la inflación en la década de 1980 en EE.UU., falleció a los 92 años, informó este lunes su familia.
Volcker fue presidente del banco central entre 1979 y 1987, bajo el Gobierno de dos presidentes: el demócrata Jimmy Carter, quien lo nominó, y el republicano Ronald Reagan, que renovó su mandato.
Su muerte se debió a complicaciones asociadas al cáncer de próstata.
Volcker, nacido en Cape May (Nueva Jersey), es recordado por la convulsa situación económica de EE.UU.
Aunque logró controlar el alza de precios, considerado su gran logro, su ajuste monetario provocó una recesión a corto plazo a comienzos de la década de 1980.
"Sin su atrevido cambio en la política monetaria y su determinación para mantenerla a través de varios dolorosos años, la economía de EE.UU. habría continuado su espiral de descenso", dijo William Poole, expresidente de la Reserva Federal de San Luis, en un homenaje en 2005 recogido por el canal financiero CNBC.
"Gracias a que revertió políticas erróneas de sus predecesores, Volcker sentó las bases de las largas expansiones económicas de 1980 y 1990", agregó Poole.
Tras su salida de la Fed, Volcker se pasó a la banca privada y posteriormente regresó a la política pública al aceptar ser presidente del Consejo de Asesores de la Recuperación Económica, entre 2009 y 2011, con el presidente Barack Obama.
Dio nombre, asimismo, a la llamada "Regla Volcker", diseñada para limitar la toma excesiva de riesgos por parte de los bancos privados, uno de los problemas que ayudó a desencadenar la crisis financiera de 2007-2008.
Antes de la Fed, Volcker trabajó en el Departamento del Tesoro bajo la presidencia de Richard Nixon, y previamente estuvo en la Reserva Federal de Nueva York.
Publicó sus memorias en 2018 bajo el título de "Keeping At It: The Quest for Sound Money and Good Government" (Mantenerse en ello: la búsqueda del dinero saludable y buen gobierno), y en una entrevista entonces calificó el estado del país como "un enorme lío en todas las direcciones".