Los precios al consumidor en Argentina se aceleraron en noviembre pasado, el primer dato negativo con la que la golpeada economía del país suramericano recibe al nuevo Gobierno de Alberto Fernández.
Según informó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos de Argentina, el mes pasado los precios al consumidor registraron un alza del 4,3 % frente a octubre último, cuando la inflación, con un alza del 3,3 %, había logrado aminorar un poco su ritmo de aceleración.
De acuerdo al informe oficial, los precios al consumidor experimentaron en noviembre un incremento interanual del 52,1 % y acumularon en los primeros once meses del año un aumento del 48,3 %.
Los datos del Indec difundidos hoy revelan que los precios de los bienes treparon el 5,2 % en noviembre y, dentro de éstos, los estacionales se encarecieron un 7,3 %, mientras que los precios de los servicios dieron un salto del 2,4 %.
De acuerdo a consultoras privadas, la relativa estabilidad del dólar -una variable que, al desatarse en agosto, impactó de lleno en la inflación- ayudó el mes pasado a contener los valores de algunos bienes.
Según observó Elypsis en un informe, "incidieron sobre principio de mes los ajustes preventivos de precios de algunos empresarios especulando con un posible congelamiento" de precios y tarifas a partir del nuevo Gobierno de Fernández.
La inflación, que ya en 2018 había acumulado un alza del 47,6 %, avanzaría en diciembre un 4,3 %, de acuerdo a las últimas proyecciones de las consultoras privadas que mes a mes releva el Banco Central argentino.
"La inflación que tenemos actualmente es la más alta de los último 28 años. Desde 1991 la Argentina no tenía una inflación superior al 50 %", advirtió el martes Alberto Fernández en su discurso de investidura.
El nuevo ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo este miércoles en rueda de prensa que el nuevo Ejecutivo quiere reducir la inflación anual a niveles de un dígito, pero, advirtió, "eso lleva tiempo".
"La inflación es mala para el funcionamiento del sistema económica, distorsiona las decisiones económicas y genera un montón de problema. No se debe atacar, como se intentó en el pasado reciente, solamente con política monetaria. No funciona. Esto debe ser atacado con una estrategia macroeconómica integral", sostuvo.
Como parte de esa estrategia, el nuevo Gobierno planea llamar a sindicatos y patronales a un "acuerdo social" que, entre otras variables, incluirá la de los precios.
Las proyecciones de inflación para 2020 (43 %, según el promedio de las consultoras privadas) son algo menores que las de 2019, pero aún muy elevadas para una economía golpeada como la argentina, que cerraría este año con una caída en el PIB del 2,8 %.
Según indicó la consultora Ecolatina en un informe, en los próximos meses la inflación permanecerá por encima del 3 % mensual, entre otros factores, porque aunque el tipo de cambio se mantenga estable por las fuertes regulaciones cambiarias, una potencial brecha creciente con el dólar informal, junto a un aumento de la demanda de bienes ante eventuales mejoras del ingreso, presionarían a los precios al alza.
Además, según ese informe, los precios de bienes regulados, como el de los combustibles, deberían mostrar cierto dinamismo.
"De cara a 2020, las expectativas no son alentadoras. El año inicia con una inflación anualizada en torno al 60 % (4 % mensual) y, más allá del éxito que pueda tener el Acuerdo Social sobre el que concentra sus expectativas desinflacionarias el nuevo Gobierno, no existen muchos factores que alienten un proceso de desinflación", dijo por su parte la consultora LCG, que espera una inflación del 50 % para 2020.
Por el contrario, alertó la firma en un informe, la opción de emitir dinero para cubrir las necesidades fiscales, la corrección que requieren las tarifas congeladas este año, la reducción de la tasa de interés para dar impulso a la actividad económica y una mayor demanda de dólares "son todos factores que se suman a una inercia inflacionaria todavía muy elevada".