La guerra de aranceles entre Estados Unidos y China ha empeorado las perspectivas para una economía mundial que ha basado su crecimiento de las últimas décadas en la apertura comercial, lo que ha avivado el temor a una nueva recesión global que en Europa suma un factor de riesgo genuino: el "brexit".
Los expertos consultados por EFE no creen que se repita una crisis como la de 2008, pero sí ven crisis puntuales en algunos países, sobre todo en Europa, donde Alemania está al borde de la recesión -tras contraerse un 0,1 % entre abril y junio- y aumentan las posibilidades de que el Reino Unido abandone la UE sin acuerdo.
El analista del español Selfbank Felipe López-Gálvez ve posible que Europa entre en recesión antes que EEUU, aunque no augura una crisis global mientras China siga creciendo por encima del 5 % anual (avanzó el 6,2 % en el segundo trimestre).
Añade que los bancos centrales están alerta para contener la desaceleración, "tomando medidas o diciendo que las van a tomar", como la disposición del Banco Central Europeo (BCE) a reanudar la compra de bonos públicos, pero alerta de que en el ámbito presupuestario solo algunos países tienen capacidad de contener una crisis con más gasto público o menos impuestos.
El profesor de la escuela de negocios IE Business School Rafael Pampillón coincide en que las economías europeas están siendo más vulnerables a decisiones políticas "desacertadas", que se alejan de un "paradigma económico ortodoxo".
Argumenta que estas políticas están generando desconfianza en las empresas, que retraen la actividad ante un proteccionismo que pone en peligro las cadenas globales de valor, las generadas por la internacionalización de los procesos de producción que han llevado a que el diseño, la fabricación, el ensamblaje y la comercialización de un producto determinado se haga en diferentes países.
"Se necesitan políticas ortodoxas, apostar por la movilidad con las empresas, que se genere un marco regulador estable que no produzca la incertidumbre que tienen ahora los empresarios", dice Pampillón, que también apunta a la inestabilidad de Argentina como elemento de riesgo.
En EEUU la alarma ha saltado al volver a invertirse la curva de tipos en agosto, un fenómeno que se produce al reclamar los inversores mayores rentabilidades para la deuda a corto plazo, cuando lo habitual es que se paguen tipos más altos por la deuda a largo plazo porque la inversión conlleva una mayor incertidumbre.
El profesor Robert Tornabell, del departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de la escuela española de negocios Esade explica a EFE que todas las recesiones económicas de EEUU en los últimos 50 años han estado precedidas de la curva invertida, aunque no está seguro de que esta vez vaya a ser así, porque cree que tanto el Gobierno del presidente Donald Trump como la Reserva Federal actuarán para mitigar esa amenaza.
A pesar de que la economía de EEUU sigue dando señales de dinamismo, con un crecimiento del 2 % anual en el segundo trimestre, siete de cada diez economistas estadounidenses piensa que habrá una nueva recesión en 2020 o en 2021, según la última encuesta de la Asociación Nacional de Economía de la Empresa, publicada hace dos semanas.
Los mayores riesgos que acechan a Europa han reabierto el debate sobre la inacabada unión económica y monetaria que deja a los países del euro más expuestos ante una nueva crisis, dado que no existe un mecanismo presupuestario común que pueda mitigarla.
El director de Coyuntura y Análisis Internacional de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), de España, Raymond Torres, considera que en Europa el margen de actuación en política monetaria es limitado con los tipos de interés a cero, mientras que en política fiscal la zona del euro carece de los instrumentos que permitan dar una respuesta coordinada frente a una crisis.
Esta carencia es considerada preocupante por el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que hace unos días insistía en la urgencia de crear instrumentos comunes de estabilización, como un seguro europeo de desempleo o el uso de fondos europeos, y aludía a la posibilidad de que los países con margen presupuestario (como Alemania) estimulen su economías.
Pese a esta situación, Torres (Funcas) destaca que la situación actual no se parece a la crisis de 2008 que tuvo su origen en los desequilibrios del sistema financiero internacional.
"Sí que hay burbujas, pero no de la magnitud que llevó al PIB mundial a caer en 2009", añade Torres, que recuerda que a los riesgos específicos provocados por decisiones políticas hay que añadir que Alemania y China, "y hasta cierto punto EEUU", se aproximan de manera natural a un fin de ciclo.
Matilde Martínez