La francesa ha obtenido 37 votos a favor y 11 en contra, mientras que 4 eurodiputados se han abstenido en una votación que no es vinculante pero que cuenta con importante peso político. Esta posición, sin embargo, debe ser confirmada por el pleno de la Eurocámara en una votación prevista para la sesión que tendrá lugar entre los días 16 y 19 de este mes.
Por la mañana, la hasta ahora directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha garantizado a los eurodiputados que mantendrá una política monetaria acomodaticia, en línea con la que ha protagonizado su predecesor en el cargo porque, ha afirmado, los motivos que la justifican no han desaparecido.
"Ccomparto la opinión del Consejo de Gobierno de que la elevada política acomodaticia está justificada durante un periodo prolongado de tiempo para conseguir que la inflación llegue al famoso por debajo pero cerca del 2%", ha señalado en su discurso inicial antes de dar paso a las preguntas de los eurodiputados.
La audiencia se ha prolongado durante dos horas y media en la que Lagarde ha advertido también de la necesidad de vigilar los efectos secundarios negativos de una política monetaria no convencional, como por ejemplo el daño a la rentabilidad del sistema financiero.
En opinión de la francesa, los bancos centrales actuales se enfrentan en la actualidad a un entorno de tipos bajos e inflación débil que plantea "cuestiones estratégicas". Por ello, los gobernadores deben "entender mejor" las dinámicas de los precios y "reflexionar sobre si sus marcos de política monetaria son suficientemente sólidos para futuros retos".
Lagarde ha prometido a la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara que guiará su actuación al frente del BCE a través de tres principios, que son el compromiso con el mandato garantizar la estabilidad de precios, la agilidad para responder a nuevos desafíos y la cooperación con otras instituciones de la UE.
En esta línea, ha subrayado la importancia de completar la reforma del euro a través de un fondo de rescate (MEDE) que sea operativo y tenga un mecanismo rápido para actuar y de un presupuesto para la eurozona que no se limite a apoyar la convergencia entre los socios de la moneda única, sino que también sirva para ayudar a un país que se encuentre en crisis.
También ha aprovechado para reclamar a aquellos países con espacio fiscal, como Alemania o Países Bajos, que eleven el gasto público, y al resto que prosiga con la senda de consolidación fiscal y reformas estructurales.