El grupo industrial y acerero alemán ThyssenKrupp dejará de cotizar en el DAX 30 de Fráncfort a partir del 23 de septiembre debido a la drástica caída de sus acciones y el fabricante de motores MTU pasará a ocupar su lugar.
"Es oficial: Thyssenkrupp pronto cotizará en el MDAX en lugar de en el DAX", comunicó hoy el consorcio en su cuenta de Twitter al confirmar que el grupo pasará a formar parte del índice de medianas empresas.
El consejero delegado de ThyssenKrupp, Guido Kerkhoff, afirmó que no está entusiasmado con la noticia, que "naturalmente no es buena", pero deja clara la realidad del consorcio, la situación en que se encuentra y cómo es percibido.
"Pero ahora no hay que centrarse en cuestiones de orgullo, sino que hay que mirar hacia adelante y ver qué podemos crear con el newtk (nuevo ThyssenKrupp), cómo recuperamos nuestra antigua fuerza y cómo recuperamos la confianza de los inversores" que pudiera justificar un posible regreso al DAX 30, dijo.
ThyssenKrupp, con más de 200 años de historia y miembro fundador del DAX dejará así de formar parte de las treinta empresas en bolsa más valiosas de Alemania, como informó ya anoche la Bolsa de Fráncfort.
El consorcio lleva desde hace tiempo arrastrando una crisis y enfrentando desafíos como una serie de inversiones fallidas en plantas de acero en Brasil y Estados Unidos y la prohibición por parte de la Comisión Europea de una fusión con el competidor indio Tata.
En los primeros nueve meses de su ejercicio 2018/2019, que comenzó en octubre pasado, ThyssenKrupp registró una pérdida de 207 millones de euros, frente a un beneficio de 189 millones de euros un año antes.
Según precisó el consorcio el mes pasado al anunciar los resultados, el crecimiento se ha ralentizado por el debilitamiento económico global, la notable caída en el sector automovilístico y una fuerte presión importadora en el acero, a lo que se suma un fuerte aumento en los precios de las materias primas.
Kerkhoff declaró entonces la intención de continuar con el proceso de reestructuración, que en una primera fase contempla la reducción de 6.000 empleos, 2.000 de ellos en la división de acero, con el fin de lograr una estabilización estructural del negocio.
Más adelante, en una segunda fase, ThyssenKrupp buscará posicionar el negocio para un crecimiento rentable a largo plazo.