Lleno de paradojas y contradicciones, Marruecos trata de abrazar la modernidad sin olvidar el pasado, de imitar a las democracias occidentales pero preservando parte de un sistema político arcaico y de acercarse al laicismo desde la fuerte tradición musulmana.
El reino alaui conserva, en el siglo XXI, esa idiosincrasia que le mantiene equidistante entre Occidente y Oriente Medio, pero que provoca "extrañeza" y perplejidad en el extranjero, asegura en una entrevista con Efe el periodista español Javier Otazu, autor de "Marruecos, el extraño vecino" (Editorial La Catarata).
Otazu, que ha vivido y ha ejercido como periodista durante 15 años en Marruecos en dos etapas diferentes, ha pretendido diferenciar su relato del de otros colegas: "contar algo diferente, dar una visión de un momento de la historia del país magrebí desde principios del siglo XXI" distinta de las muchas que actualmente pueden leerse, asegura.
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