Polonia, el país del carbón, genera más del 80% de su electricidad y calefacción gracias a este mineral altamente contaminante, algo que no parece que tenga visos de cambiar a medio plazo pese a la contaminación y las críticas europeas, ya que, según denuncian las organizaciones ecologistas, falta voluntad política.
Desde la década de 1950, el consumo de carbón en Europa occidental ha ido reduciéndose poco a poco, reemplazado por el petróleo y el gas, aunque en Polonia la realidad es otra ya que este mineral sigue siendo esencial para una economía con altas tasas de crecimiento, que encuentra en este carburante una fuente de energía barata.
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