
Hace exactamente un mes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, exhibía los 10 sobresalientes y un notable que había concedido al plan español de recuperación. Lo hizo el mismo día que también comunicaba el aprobado portugués, los dos primeros planes que recibieron el visto bueno de Bruselas, en un claro mensaje de que, en esta crisis, a diferencia de las anteriores, se quiere priorizar la salud económica del sur de Europa.
Y este martes ha llegado el último examen, el de los socios europeos reunidos en Bruselas en un Consejo de ministros de Economía y Finanzas (Ecofin), en el que, como estaba previsto tras el visto bueno de la Comisión Europea, se ha dado vía libre a los 69.500 millones en transferencias solicitados por España hasta 2023 –la otra mitad, en forma de créditos, aún no ha sido solicitada por España, y tiene hasta 2026 para hacerlo– y, para empezar, a 9.000 millones de prefinanciación por planes comenzados en febrero de 2020 que podrían llegar a partir de julio.