Un mayor esfuerzo de educación y de concienciación y más medidas de seguridad son algunas de las recomendaciones de la ONU para responder al aumento de los ataques contra lugares de culto, según un plan presentado este jueves.
La iniciativa nació a raíz del atentado del pasado marzo contra dos mezquitas en la localidad neozelandesa de Christchurch, en el que murieron medio centenar de personas, y ante el evidente incremento de este tipo de actos terroristas en todo el mundo.
"Solo en los últimos meses, judíos han sido asesinados en sinagogas, musulmanes tiroteados en mezquitas y cristianos han muerto en el rezo", recordó este jueves el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, al presentar la iniciativa.
Lo hizo acompañado del jefe de la Alianza de Civilizaciones, Miguel Ángel Moratinos, quien a petición de Guterres fue quien durante los últimos meses se encargó de desarrollar el plan.
El documento, de 29 páginas, ofrece recomendaciones para prevenir los ataques contra lugares de culto y también para responder en caso de que se produzcan, unas medidas cuya aplicación dependerá principalmente de los Estados miembros y de las propias comunidades religiosas.
"Lógicamente no tenemos una varita mágica y no se pueden erradicar los atentados de la noche a la mañana, pero yo creo que a partir de ahora lo que haremos será poner cada vez más medidas concretas, medidas a corto, medio y largo plazo, para que este problema pueda ser regulado y pueda tener un resultado mejor", explicó Moratinos en una entrevista con Efe.
Para la prevención, la ONU llama a los países a desarrollar planes contra el extremismo violento, a trabajar con los líderes religiosos para promover el respeto o a invertir en educación para aumentar la tolerancia.
La organización, mientras tanto, prevé poner en marcha su propia campaña global para impulsar la unidad y solidaridad entre las distintas confesiones.
Además, durante los próximos meses va a trabajar para identificar todos los lugares religiosos del mundo y desarrollar una cartografía que muestre su distribución, cuáles han sido más amenazados o cuáles son símbolos de historia compartida.
Según Moratinos, ese ejercicio debe ayudar a mostrar "que la religiosidad es algo muy importante en las sociedades del siglo XXI, no es algo que ha quedado aparcado".
La ONU también tiene previsto organizar en 2020 una gran conferencia en la que por primera vez líderes religiosos y políticos de todo el mundo se reunirán para discutir la aplicación del plan.
Según Moratinos, la organización "lo que hace sobre todo es marcar un antes y un después en la sensibilización internacional".
En el apartado de preparación ante los ataques, el plan de acción pide a los Estados miembros que identifiquen los lugares de culto como objetivos vulnerables y que revisen o refuercen sus estrategias para protegerlos.
La estrategia, mientras, no recomienda medidas de seguridad específicas en los templos, algo que prefiere dejar a la elección de las propias comunidades religiosas.
Moratinos reconoce que esa cuestión plantea un "gran debate" entre las distintas confesiones, con algunas que quieren medidas de seguridad más visibles y otras que creen que éstas pueden romper la serenidad que ven necesaria en los espacios de culto.
"Se busca un equilibrio. Medidas de seguridad hay que tomar, como se toman en los aeropuertos", infraestructuras o acontecimientos deportivos, explica.
Sin embargo, apuesta por dejar que sea cada comunidad la que determine exactamente cómo se deben gestionar.
Guterres, por su parte, destacó este jueves que este nuevo plan de acción complementa a la estrategia contra los discursos de odio que Naciones Unidas lanzó en junio.
El diplomático portugués advirtió que hay retóricas "repugnantes" que están extendiéndose como un "incendio", discursos que no solo atacan a grupos religiosos, sino también a migrantes, minorías o refugiados.
"Expresiones de supremacía blanca, un resurgimiento de la ideología neonazi, veneno dirigido contra cualquier que se considere 'otro'", lamentó.
Mario Villar