Una joven protesta con una reproducción del Guernica de Picasso en la ciudad rusa de Kazán

Una mujer pasea con una reproducción del Guernica de Picasso bajo el brazo. En las tiendas rusas, circulan billetes y monedas con frases pidiendo el fin de la guerra. Hay pequeñas pintadas y pegatinas con el símbolo de la paz en paredes. Lazos verdes atados a las farolas, personas que portan folios con eslóganes contra Putin y juguetes de los que cuelgan mensajes que recuerdan a las víctimas civiles de la invasión. Rusia ha detenido a cientos de activistas desde que empezó la guerra en Ucrania y, aunque ya no se ven multitudinarias manifestaciones en las calles de sus principales ciudades, otro tipo de protesta silenciosa y clandestina se extiende por el país.

Varios grupos de activistas han tejido una red que trata de coordinar las acciones individuales y proteger a sus participantes. Uno de ellos es el movimiento Vesna (Primavera), grupo juvenil democrático con sede en San Petersburgo y fundado en 2013.

Vesna organiza protestas, facilita carteles y anima a la ciudadanía rusa a que muestre su disconformidad con el Kremlin y con la guerra con un simple lazo verde o con cualquier otro tipo de mensaje. A través de su canal de Telegram 'Protestas visibles', el grupo difunde las fotos que recibe de todos aquellos que han llevado a cabo alguna acción. Muchos se atreven a dar la cara, pero el grupo da algunas "reglas básicas" sobre cómo protestar en silencio contra la guerra sin acabar siendo detenido por las fuerzas de seguridad:

Otra acción impulsada por Vesna, bautizada como "piquetes individuales", busca "dificultar el trabajo de la policía, reducir los riesgos para los participantes y llegar a una audiencia lo más amplia posible".

La acción consiste en ubicarse en solitario en cualquier parada de metro a las siete de la tarde con un cartel antibelicista o en un lugar concurrido de la ciudad si no hay metro. "No te quedes de pie demasiado tiempo", aconsejan, "en las horas punta, 15 minutos son suficientes para que te vean cientos de personas".

El arte es otra de las armas con las que se pide la paz en Rusia. El 10 de abril, una activista paseó por las calles de la ciudad rusa de Kazán con una reproducción del Guernica bajo el brazo. El cuadro de Picasso es un homenaje a los civiles atacados en la ciudad vasca, que fue bombardeada por las tropas alemanas e italianas durante la Guerra Civil. La propaganda fascista trató después de convencer a la población de que el ataque había sido perpetrado por el ejército republicano.

El medio ruso independiente OVD-Info informa de que ya se han abierto al menos 20 casos penales de vandalismo debido a este tipo de pintadas contra la guerra en toda Rusia. También se han abierto varias causas por "desprestigio de las fuerzas armadas" por otras protestas simbólicas y lo que consideran difusión de "noticias falsas".

Una de las últimas detenidas por estas acciones es Sasha Skochilenko, activista de San Petersburgo llevada a juicio por cambiar las etiquetas de los precios en un supermercado por otras contra la guerra. Si es declarada culpable, podría enfrentarse a una pena de hasta 10 años de cárcel.

En las pegatinas, los precios de las etiquetas fueron sustituidos por cifras que hacen alusión a los civiles muertos en la guerra, y la descripción de los productos por las acciones de las tropas del Kremlin.

Según informa el medio ruso independiente Mediazona, la acción "fue un éxito" y pronto comenzaron a aparecer en los supermercados. Pero las fuerzas de seguridad detectaron la protesta y comenzaron las multas y los arrestos.

La iniciativa del cambio de etiquetas en los precios fue impulsada por otro grupo que vertebra este tipo de protestas de guerrilla: la Resistencia Feminista Antiguerra. Durante el pasado 8 de marzo, con motivo del Día de la Mujer, mujeres vestidas de negro portaron y dejaron ramos de flores en monumentos conmemorativos de 94 ciudades rusas, entre ellas Moscú y San Petersburgo. La policía realizó varios arrestos, 60 de ellos en Moscú.

Desde entonces, la acción continúa todos los viernes bajo la etiqueta #women_in_black. El colectivo, con más de 30.000 seguidores en Telegram, llama a mujeres, no solo de Rusia sino de todo el mundo, a que salgan a la calle vestidas de negro y con rosas blancas en protesta contra la guerra en Ucrania.

Desde sus redes sociales, invitan también a la agitación callejera. "Me pregunto si hay una ciudad en Rusia en la que todavía no haya rastros de resistencia contra la guerra", escriben. Y también dan consejos para dispersar sus mensajes: “Patinete eléctrico pacífico. En los nuevos modelos rojos hay una gran zona donde se puede pegar bien una pegatina. Cuando las personas los tomen, estos carteles circularán por la ciudad”.

También animan a colocar comederos para pájaros en los parques: "Existe la sensación de que el invierno en Rusia no terminará hasta que termine la guerra, por lo que los comederos para pájaros no pierden su relevancia. ¡Alimentemos a los pájaros, no a la guerra!", proclaman pidiendo que se coloquen con mensajes antiguerra en parques "donde no haya videovigilancia pero pasee mucha gente los fines de semana".

Varias de las protestas se impulsan de manera simultánea desde ambos colectivos. Es el caso de la llamada a pedir una baja por enfermedad como forma de protesta entre los días 18 y 24 de abril.

Juliane Fürst, directora del departamento de Comunismo y Sociedad del Centro de Historia Contemporánea de Potsdam, Alemania, analizaba en un reciente artículo publicado en elDiario.es la idiosincrasia de los jóvenes rusos y sus formas de protesta "en la retaguardia", y lo asociaba al "escapismo" de los hippies durante la era soviética, que ahora "se ha "traducido en un éxodo de muchos jóvenes intelectuales rusos hacia Occidente y los países vecinos".

"Algunos jóvenes rusos buscan prácticas alternativas, héroes alternativos, canales de información alternativos, temas de conversación alternativos, formas de ver el mundo y de relacionarse con Occidente. Las jóvenes feministas han surgido como una de las fuerzas motrices de la resistencia organizada. Los jóvenes informáticos están creando nuevas empresas en las antiguas repúblicas soviéticas. Los jóvenes periodistas escriben desde Riga, Tallin y Berlín. Cuando el régimen de Putin termine, ya existirá un pequeño mundo ruso alternativo. Y entonces los historiadores escribirán sobre los núcleos de cambio que se detectaron por primera vez en el apogeo del régimen de Putin", señala.

En Rusia, desde su fundación, Vesna ha llevado a cabo numerosas acciones de protesta contra Putin. Una de las más sonadas fue una "fiesta" organizada en octubre de 2020 cerca de la antigua casa de Putin en San Petesburgo para "celebrar" su cumpleaños. Al final de la acción, los participantes cayeron desplomados de sus sillas en alusión al intento de envenenamiento del opositor Alexei Navalni ocurrido poco antes.

Desde Vesna están impulsando una nueva acción para el próximo 9 de mayo, Día de la Victoria en Rusia, en el que se conmemora que las tropas nazis firmaron la rendición ante el Ejército Rojo soviético. Desfiles militares en todo el país marcharán en homenaje a los caídos en aquella guerra. La acción de protesta consistirá en portar una foto de un familiar fallecido en la Segunda Guerra Mundial con algún lema contra la guerra: "Luchó y no para esto", "Soñó con la paz mundial" y "No murió para que hubiera una nueva guerra" son algunos de los eslóganes propuestos.

Las protestas silenciosas se extienden por Rusia mientras en las televisiones del Kremlin se sigue gritando a favor de la invasión. "Todos los días recibimos cientos de fotos de tu resistencia cotidiana y comentarios de cómo te llegó un billete contra la guerra en una tienda, encontraste una cinta verde donde querías atarla tú misma o viste pegatinas contra la guerra a lo largo de tu ruta. Somos el futuro y venceremos", escriben las Feministas contra la Guerra en su grupo de Telegram.