La guerra en Ucrania se acerca a una nueva fase que ha llevado a la mayoría de aliados a apostar por enviar el armamento ofensivo por el que clama Volodímir Zelenski. Por el momento, la UE planea desbloquear este lunes otros 500 millones de euros de la European Peace Facility (EPF), que es el fondo que se utiliza para la provisión de ayuda militar a Ucrania. Para ello, los ministros de Exteriores confían en sortear el veto de Hungría.
Más allá de esa decisión, el debate se centra ahora en abrir una nueva etapa con el envío de armamento ofensivo para aumentar la capacidad de Ucrania para ganar a Rusia. La presión es creciente para el canciller alemán, Olaf Scholz, que se muestra reticente bajo la premisa de que pasar a esa fase supondría una escalada por parte de Vladimir Putin y el temor a un ataque nuclear.
Por un lado, la mayoría de aliados quiere que se haga llegar a Ucrania los tanques que está reclamando. Fundamentalmente se trata de los Leopard2, que al estar fabricados en Alemania, requieren su autorización para que otros países puedan entregárselos. Polonia es el país que está en esa circunstancia y que más duramente se ha pronunciado. Pero también los bálticos ejercen presión.
"Es imperativo enviar todo el armamento que Ucrania necesita. Rusia tiene que entender, y cuando antes mejor, que esta guerra acabará mal para Rusia, ha expresado a su llegada al Consejo de Exteriores el ministro lituano Gabrielius Landsbergis. "Es importante que Ucrania consiga el material que necesita", ha dicho su homólogo finlandés, Pekka Haavisto.
"En el estado actual de la guerra, hay que suministrar a Ucrania los carros de combate que necesita para poder, no sólo contener, sino rechazar [al ejército ruso]", expresó en una entrevista en elDiario.es el alto representante de la UE, Josep Borrell. En esa misma línea se han pronunciado los presidentes de la Comisión, Ursula von der Layen, y del Consejo Europeo, Charles Michel, en los últimos días.
La presión sobre Scholz no es solo externa sino que dentro de su Gobierno de coalición hay distintas sensibilidades. Los dos socios minoritarios son partidarios de permitir que los tanques lleguen a Ucrania. Así, la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, de los Verdes, aseguró en una entrevista en un canal francés que si Polonia solicita la autorización, Alemania "no se opondrá". Sin embargo, el ministro de Defensa, Boris Pistorius, del partido socialdemócrata de Scholz, aseguró que es una decisión que le corresponde al canciller y que la tomará "pronto", aunque no reveló hacia donde se inclina. En una comparecencia junto a Emmanuel Macron, Scholz mantuvo la ambigüedad.
"El Gobierno de España siempre ha venido tomando sus decisiones con una única guía que es lo que lo que en cada momento sea mejor para que Ucrania pueda defender su libertad, su independencia y la integridad territorial, que en el fondo es darle los medios para que la paz regrese", ha dicho el español José Manuel Albares, que no ha querido especificar si eso supone el envío de material ofensivo (algo que en la coalición también genera discrepancia). "La unidad de todos los europeos es un valor y es la mejor herramienta que tenemos para hacer frente a este enorme desafío que nos plantea la agresión de Vladimir Putin", ha agregado el ministro.
Mientras se produce ese debate, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha puesto otro sobre la mesa al apremiar a los 27 a tomar decisiones sobre la reconstrucción de Ucrania. En concreto, plantea que los 300.000 millones congelados se confisquen para ese objetivo, según ha dicho en sendas entrevistas en El Mundo y Financial Times.
“A corto plazo”, expresó Von der Leyen en noviembre, “podríamos crear una estructura para administrar estos fondos e invertirlos. A continuación, usaríamos lo generado por ese dinero para Ucrania. Y una vez que se levanten las sanciones, estos fondos deberían usarse para que Rusia pague una compensación total por los daños causados ????a Ucrania”. En el seno de la UE existían dudas de si se podrían utilizar esos fondos, que fueron confiscados de acuerdo a una legislación concreta que preveía su congelación, para otros fines.
Esa decisión no se tomará, en todo caso, en el Consejo de Exteriores que se celebra en Bruselas este lunes, en el que sí está previsto que se adopten nuevas sanciones por la represión en Irán. Lo que se descarta es que la Guardia Revolucionaria Islámica entre dentro de la lista de organizaciones terroristas. Según ha explicado Borrell, para ello sería necesario que un tribunal de un estado de la UE lo hubiera declarado. "No puedes decir: te considero un terrorista porque no me gustas", ha expresado el jefe de la diplomacia europea.