El príncipe Harry contra los tabloides: la batalla legal que puede cambiar la prensa en el Reino Unido

El príncipe Harry testificará en junio ante un tribunal en Londres contra la empresa editora del Daily Mirror. Le acusa de acceder ilegalmente a sus llamadas telefónicas durante años. Es uno de los tres casos que el príncipe ha decidido llevar hasta el final contra los tabloides británicos para poner en evidencia las prácticas que afectaron a centenares de personas y por las que los editores han pagado, habitualmente con discreción, millones de libras desde el primer escándalo de pirateo de contestadores y teléfonos en 2009.

 

La última vez que un miembro de la familia real británica compareció ante una corte para testificar fue en 1891 cuando Bertie, el hijo de la reina Victoria y futuro rey Eduardo VII, tuvo que declarar por un timo de un amigo en un juego de cartas.

Ahora el príncipe Harry, hijo del actual rey, Carlos III, es uno de los denunciantes contra el Mirror que presentará evidencias en el tribunal por decenas de artículos publicados entre 1996 y 2011 en tres cabeceras del grupo que contienen información privada sospechosa de haber sido obtenida interceptando contestadores telefónicos u otras prácticas ilegales. Además, Harry ha denunciado también al grupo del Daily Mail y al de Rupert Murdoch, que publica el Sun y editaba News of the World, que cerró por haber accedido al teléfono de una colegiala asesinada. Aquel escándalo acabó también con el arresto de la que fuera directora de News of the World, Rebekah Brooks, que fue después absuelta en 2014 y volvió a la empresa de Murdoch. El escándalo abrió años de denuncias de víctimas de los tabloides.

El periodista Nick Davis publicó en el Guardian sus primeros artículos sobre la piratería telefónica de los tabloides en 2009, y tanto él como el director entonces, Alan Rusbridger, sufrieron amenazas en solitario mientras el regulador de la prensa de la época y la policía ignoraban las denuncias. El escándalo estalló de manera ineludible para el público y la policía en julio de 2011, cuando el Guardian reveló el pirateo del teléfono de Milly Dowler, una niña de 13 años asesinada en 2002. Los que trabajaban para News of the World hasta habían borrado mensajes de su contestador interfiriendo así en la investigación policial. A los pocos días de la exclusiva del Guardian, Murdoch anunció el cierre de News of the World en medio de la fuga de anunciantes. 

Desde entonces, los tabloides han pagado acuerdos extrajudiciales por acceder ilegalmente a teléfonos de víctimas del terrorismo, familiares de soldados muertos, actores u otros protagonistas de las noticias. Desde 2009, al menos 1.845 demandas por estas prácticas se han resuelto fuera de los tribunales y sólo la empresa de Murdoch ha pagado más de 1,2 millones de libras (casi 1,4 millones de euros) en compensaciones, según Byline Investigates, un medio independiente especializado en estos escándalos. Entre esas demandas resueltas con dinero en secreto está una del príncipe Guillermo en 2020. Pero nadie había llegado a un juicio público con intención y capacidad de llegar hasta un veredicto contra los tabloides.

“El príncipe Harry tiene el dinero, el poder y la energía de ir contra ellos. Y eso es lo que ha faltado durante los últimos diez años”, explica a elDiario.es Alan Rusbridger, el director del Guardian que se atrevió a publicar el primer escándalo y ahora es director de la revista política Prospect y presidente del Instituto Reuters para el estudio del Periodismo de la Universidad de Oxford. “Existen grandes riesgos de llevar esto a juicio porque puedes terminar pagando millones en costes. Esa es la importancia del príncipe Harry. El hecho de que es una figura muy controvertida en la vida pública británica en este momento también le da a la historia una audiencia masiva que tal vez no tendría sin él”. 

Harry ha presentado la demanda con otros denunciantes, entre ellos la cantante Cheryl y los familiares del difunto George Michael. El actor Hugh Grant, que es miembro de una organización para pedir la reforma de la prensa británica, Hacked Off, también asegura que está decidido a llegar hasta el final en sus denuncias contra el Sun. 

El príncipe, que oficialmente ya no es miembro activo de la familia real, ha criticado a menudo a los tabloides, a quienes culpa de arruinarle varias relaciones sentimentales e incluso de la muerte de su madre. Este miércoles un portavoz dijo que los paparazzi le habían perseguido en coche a él y a su esposa, Meghan Markle, en Nueva York y habían estado a punto de causar varios choques y atropellos. Diana de Gales murió en un accidente de coche en París en 1997 mientras la perseguían fotógrafos a toda velocidad.

Los testimonios de ex periodistas del Mirror ya han puesto contra las cuerdas a sus editores mientras muchos de los actuales responsables intentan distanciarse de lo que pasó, incluso aunque estén liderados por las mismas personas en las empresas editoras.

Al comienzo del juicio, que empezó a principios de mayo y dura seis semanas, la empresa editora del Mirror le pidió públicamente perdón a Harry por recolectar información privada sobre él desde que era adolescente, pero no reconoció la intervención de teléfonos y se escudó en los años transcurridos desde entonces. La empresa ya asume que tendrá que pagar compensaciones, pero en el proceso puede haber consecuencias también para algunos periodistas célebres, en particular Piers Morgan, que era el director del Mirror y que, según han declarado testigos, presumía del acceso que tenía a los contestadores privados. Un colega declaró que se reía en medio de la redacción mientras ponía un mensaje que Paul McCartney le había dejado a su novia cantando la canción de los Beatles And I Love Her. Otro periodista, y ahora biógrafo de Harry, contó que Morgan hablaba con naturalidad de los mensajes de la cantante Kylie Minogue. Morgan reconoció haber escuchado mensajes privados con la excusa de que los afectados no cambiaban el código pin de su contestador. Morgan es ahora el presentador estrella de un canal en streaming de opinión propiedad de Murdoch, TalkTV.

“Son malas noticias si trabajas para el Daily Mail, el Mirror o los periódicos de Murdoch. La mayoría de los periodistas sólo quieren que esta historia desaparezca, e insisten en que es de hace muchos años. Si fuera un caso del sector químico o los bancos no me imagino a los periódicos diciendo que lo pasado pasado está”, dice Rusbridger. 

En el caso del Mirror, hasta ahora había poca información sobre sus actuaciones y parte de las declaraciones sacarán a la luz otros casos aunque hayan sido resueltos fuera de los tribunales.

“Cada vez está más clara la escala de la actividad ilegal y la cantidad de vidas afectadas. Este caso es la punta del iceberg porque sólo estas personas pueden permitirse el lujo de pelear estos casos”, explica a elDiario.es Natalie Fenton, profesora de Medios en Goldsmiths, de la Universidad de Londres, escritora y co-fundadora de Media Reform Coalition, un grupo de activistas y académicos. Fenton está escribiendo un libro sobre cómo los medios pueden apoyar “una democracia saludable”.

El primer escándalo que acabó con News of the World también produjo un intento de regulación de la prensa, en particular para limitar los abusos de los tabloides, y que quedó plasmada en las recomendaciones del informe oficial encargado al juez Brian Leveson en 2012.

El regulador de entonces fue sustituido por otro, la organización independiente de estándares periodísticos (IPSO, según sus siglas en inglés), que ahora recoge miles de quejas de lectores y televidentes, hace informes sobre su pertinencia y recomienda rectificaciones. Pero el nuevo regulador no tiene la autoridad que reclamaba Leveson y no ha seguido la mayoría de las recomendaciones, que, en cambio, aplica otra organización más pequeña llamada Impress, a la que pertenecen de manera voluntaria publicaciones locales e independientes, pero no los grandes medios. El primer ministro David Cameron aceptó parar algunas de las reformas legales y nunca se hizo la segunda parte del informe, que buscaba investigar las conexiones de los tabloides con la policía y con la política. El portavoz de Cameron cuando llegó al poder en 2010, Andy Coulson, había sido director de News of the World y fue declarado culpable por el pirateo de teléfonos en 2014.

La profesora Fenton cree que la resistencia de Cameron puso en evidencia “el enredo entre las élites políticas y las élites de los medios”. “Los medios no están rindiendo cuentas, no están siendo regulados adecuadamente porque los políticos no lo harán por temor a tener una mala prensa y luego no ser reelegidos. Así que hay un círculo vicioso”, dice. También cree que las revelaciones sobre los tabloides “empañaron” a toda la prensa, incluso a los diarios y radiotelevisiones que cumplían con su trabajo.

La confianza en los medios en el Reino Unido ha bajado, aunque el comportamiento de los tabloides y la falta de regulación no han sido los únicos factores. La confianza en las noticias en este país ha bajado 16 puntos desde el referéndum del Brexit de 2016 “en medio debates cada vez más polarizados sobre política y cultura”, según señala el informe sobre el estado de la prensa del Instituto Reuters. Incluso la BBC, el medio con los niveles más altos de confianza, ha sufrido este efecto: en 2022, un 26% de los usuarios decía que desconfiaba de la radiotelevisión pública frente al 11% de cuatro años antes. 

Rusbridger reconoce que la regulación que proponía Leveson ha fracasado, pero sí cree que su informe tras las revelaciones del Guardian fue “una llamada de atención” que cambió las prácticas más siniestras de los tabloides. “Me sorprendería mucho si ahora siguiera habiendo comportamientos delictivos. El Mirror se llegó a gastar más de un millón de libras al año en detectives privados. Y creo que esos métodos delictivos ya no se usan”, dice. “La combinación de nuestras historias y el informe de Leveson limpió la prensa británica. Se partía de un lugar muy poco ético y creo que la prensa se ha visto obligada a limpiarse incluso si no ha llegado tan lejos como quería Leveson”.

Fenton es menos optimista y cree que, aunque ya no haya detectives privados y llamadas no autorizadas al contestador, los tabloides pueden estar aplicando otros métodos no éticos. “A medida que cambia la tecnología, hay nuevas tácticas y nuevas formas de pirateo. Hasta que sepamos que los periódicos están siendo obligados a rendir cuentas por su actividad por un regulador totalmente independiente y eficaz, estas prácticas surgirán de una forma u otra”, dice. También cree que si la presión por la caída de la confianza es una amenaza económica esto puede ser un factor para que los medios acepten más autorregulación. 

Aunque este juicio contra el Mirror no vaya a terminar en un resultado tan dramático como el de News of the World sí puede suponer el reconocimiento explícito de las prácticas del pasado reciente y una mayor presión para los tabloides y el próximo Gobierno, que probablemente será laborista. 

El conglomerado de medios de Rupert Murdoch tendrá que afrontar una sucesión en los próximos años y quien encabece el grupo tendrá que decidir el rumbo de sus medios en un contexto marcado tal vez por el resultado de estos juicios y un nuevo debate público. No está claro si sus hijos y copropietarios de la empresa, James, Elizabeth y Lachlan, tienen la misma visión, pero esta experiencia, igual que las denuncias contra Fox News en Estados Unidos, les pueden marcar. 

Rusbridger dice que sigue siendo optimista sobre el futuro y comenta: “Espero que el periodismo británico pueda romper con esa obsesión con el famoseo y escriba sobre cosas que importan, y el público aprenda a volver a confiar”.