Farolas que dan menos luz o están apagadas. Camiones de la basura que pasan cada dos semanas. Más baches en las carreteras. Graffitis que no se borran. Menos patrullas para los cruces delante de los colegios y menos seguridad en los parques. Bibliotecas, centros de mayores y gimnasios en peligro. Hasta 600 trabajadores públicos menos. Más impuestos, con una subida del 21% de la tasa municipal para los residentes.
Este jueves, las elecciones locales para unos 2.600 puestos en más de 100 localidades en Inglaterra son una antesala de la probable derrota conservadora en las elecciones generales que se celebrarán en los próximos meses (la decisión de la fecha depende del primer ministro, Rishi Sunak, de aquí a diciembre, cuando se disolverá automáticamente el Parlamento si él no ha convocado antes). En estas elecciones locales pueden votar todos los vecinos registrados, incluidos los ciudadanos de la UE que no son británicos. Entre las ciudades que votan está Londres, donde el alcalde laborista, Sadiq Khan, espera ganar por una mayoría holgada.
Los conservadores pueden perder la mitad de los alcaldes y concejales que se eligen en lo que la encuestadora YouGov describe como “una foto de color de rosa” para los laboristas. Las encuestas nacionales dan ahora -como desde hace meses- más de 20 puntos de ventaja a los laboristas respecto a los conservadores en intención de voto para las generales. Los comicios locales, en cualquier caso, tienen sus particularidades.
Sophie Stowers, investigadora académica del centro de estudios UK in a Changing Europe, recuerda que en las elecciones locales los cambios son más habituales y hay más partidos pequeños que consiguen representación, como los verdes y los liberaldemócratas, que en cambio salen peor parados en las nacionales por el sistema mayoritario que beneficia a los dos partidos más grandes. “Tenemos que recordar que las elecciones locales habitualmente no nos dicen mucho sobre qué esperar de las generales”, explica Stowers a elDiario.es. “Pero las podemos usar como un termómetro general de la popularidad de los partidos en una zona”.
Un grupo de personas, disfrazadas de dinosaurios, durante una protesta contra los recortes de ayudas públicas a la cultura en Birmingham, el 2 de marzo. Las quiebrasGane quien gane en las elecciones locales de este jueves, el margen de las autoridades locales es muy estrecho, ya que dependen del dinero que les asigne el Gobierno central. La diferencia puede ser si eligen subir impuestos, dentro del máximo autorizado, o refinanciar sus deudas, y a qué dedican el poco dinero que tienen más allá de los servicios mínimos.
Los efectos del Brexit, la pandemia, la crisis energética y el hundimiento de los mercados por el amago de bajada de impuestos de la efímera primera ministra Liz Truss han pasado factura de una manera visible para ayuntamientos de todo el país.
En 2018, el ayuntamiento de Northamptonshire, un condado en el centro de Inglaterra, fue el primero en suspender pagos en dos décadas y, desde entonces, lo han hecho ciudades notables. Además de Birmingham, destacan Nottingham o ciudades dormitorio cerca de Londres como Croydon y Slough. Se estima que ahora mismo uno de cada cinco consistorios en Inglaterra está en riesgo de quiebra, sobre todo por la presión en servicios de atención social y la subida de costes fijos, como la factura eléctrica.
“La causa más obvia es que ha habido recortes del dinero disponible para los ayuntamientos del gobierno central durante la última década. Alrededor del 65% de los ayuntamientos tienen menos fondos de los que tenían en 2015, y el dinero que tienen disponible a través de impuestos personales y para los negocios no compensa el agujero, sobre todo en las zonas más pobres”, explica a elDiario.es Stowers, la experta de UK in a Changing Europe. “Al mismo tiempo, la demanda de servicios del ayuntamiento en cuidados sociales y alojamiento temporal se ha disparado… Y, además, algunos ayuntamientos no han sido muy buenos poniendo sus finanzas en orden”.
Autoridades locales por todo el país están atrapadas en un círculo vicioso de deuda, que empeoró por la crisis creada por la gestión de Truss como primera ministra durante 49 días entre septiembre y octubre de 2022. En aquellas semanas, los ayuntamientos cortos en efectivo recurrieron a préstamos a 50 años con intereses disparados y con un efecto a largo plazo en sus presupuestos que cada vez dan menos de sí.
Entre 2010, cuando David Cameron ganó las elecciones generales, y 2023, el último año con datos disponibles, los recortes han sido generalizados: el gasto neto por persona en transporte público y mantenimiento de las calles ha caído un 40%, el de vivienda, un 35% y el de servicios culturales, un 43%, según el estudio más completo de los servicios locales, del Institute for Government, un centro de estudios independiente.
“La edad de la austeridad”Cameron fue quien empujó el concepto de “austeridad” como algo positivo frente al gasto público del Gobierno de Gordon Brown. En un discurso ante su partido en primavera de 2009, el entonces líder conservador (y ahora ministro de Exteriores) dijo: “La edad de la irresponsabilidad está cediendo el paso a la edad de la austeridad”. Según explicaba al New Yorker hace unas semanas George Osborne, ministro de Economía de Cameron, la idea de “austeridad” estaba entonces unida a la resistencia de la población y la reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial como una señal de “prudencia”. Osborne niega que los recortes fueran sobre todo en ciudades y regiones de mayoría laborista, pero otros en su gobierno, como el antiguo secretario de Tesoro, sí dicen que hubo “un reequilibrio” de gasto en esas zonas, e incluso admite que el Gobierno conservador “tal vez se pasó”.
Sophie Stowers cita algunas muestras de que los recortes desde 2010 han sido más pronunciados en zonas tradicionalmente laboristas, sobre todo en noroeste y noreste de Inglaterra y en el centro de Londres, es decir, en lugares que tienden a ser urbanos y más pobres. Ella lo considera consecuencia del cambio en las prioridades de las ayudas más que de un diseño partidista: “Estas zonas han afrontado los recortes más duros porque el gobierno ha cambiado la manera en que da fondos a las autoridades locales desde 2010, cortando partidas para luchar contra la pobreza. Las zonas más pobres, que habitualmente apoyan más a los laboristas, dependían más del gobierno central y de estas ayudas que otras partes del país”, explica.
El alcalde de Londres, Sadiq Khan, durante una presentación de su programa para las elecciones locales, el 15 de abril en Londres. Punto calienteBirmingham es ahora uno de los puntos calientes de las elecciones locales y está en una situación peculiar por su organización. Su ayuntamiento está liderado por un laborista, pero es parte de West Midlands, una autoridad regional superior que tiene su propio alcalde, el conservador Andy Street. El alcalde es popular, está más a la izquierda que su partido y es uno de los que puede perder las elecciones en una ciudad clave.
El resultado de la alcaldía de West Midlands es uno de los que se mirarán con más atención junto con el de la de Tees Valley, en el norte. “Si los conservadores mantienen estos puestos, Sunak lo utilizará como prueba de que la marca tory no es tan tóxica como todo el mundo cree. Pero es importante tener en cuenta que ambos candidatos se han esforzado en distanciarse de Sunak y del partido en sus campañas, con un foco muy personalista e hiperlocal”, dice la experta Stowers.
Las encuestas dan una ligera ventaja al alcalde Street respecto a su rival laborista, Richard Parker, pero están muy ajustadas. Muchos en la ciudad culpan a ambos partidos de la situación actual, por los recortes del Gobierno nacional y por la gestión interna del concejo local.
“La combinación de esto significa que la gente de Birmingham sufrirá todavía más por los recortes en todos los servicios mientras la ciudad intenta equilibrar las cuentas”, explica a elDiario.es Kathy Hopkin, una de las coordinadoras de la campaña Save Birmingham, un grupo fundado por voluntarios con experiencia de organizar cooperativas. Su campaña está centrada en proteger bienes comunitarios ya que los vecinos temen que el ayuntamiento se deshaga de edificios y otras estructuras importantes para la ciudad para conseguir dinero rápido. “Esto incluye potencialmente bibliotecas, centros comunitarios, centros para la juventud y el deporte”, dice Hopkin, que anima a las personas a que registren los lugares que consideren más valiosos para su comunidad como medida de presión. Hasta ahora, la organización ha recibido unas 200 candidaturas propuestas por los ciudadanos, preocupados por ejemplo por sus bibliotecas, que suelen ser víctimas habituales de recortes y sirven a menudo de centro cultural para el barrio. Entre 2010 y 2019, cerraron casi 800 bibliotecas locales.
La sinfónica Músicos de la orquesta sinfónica de Birmingham con su director, Kazuki YamadaEl presupuesto para actividades culturales y artísticas está entre los más afectados. La orquesta sinfónica de Birmingham, uno de los principales atractivos de la ciudad y que ofrece habitualmente conciertos gratuitos o a cinco libras (menos de seis euros), va a perder todos los fondos públicos. Ya ha perdido la mitad de la subvención pública -hasta 370.000 euros- y el año que viene su subvención desaparecerá por completo. “Estaba bastante segura de que nuestra subvención disminuiría. Durante mucho tiempo tuve muchas esperanzas de que no se eliminaría por completo”, explica a elDiario.es en una entrevista Emma Stenning, la directora ejecutiva de la orquesta sinfónica. “No sólo es difícil para nosotros… Está afectando a todas las organizaciones artísticas de la ciudad y a toda la infraestructura social de la ciudad”.
Stenning, que empezó en su puesto en Birmingham en 2023 después de años dirigiendo compañías teatrales en Toronto, Bristol y Londres, sigue siendo optimista mientras busca más patrocinadores privados. Parte de sus programas están destinados a celebrar la riqueza multicultural de la ciudad, donde, como subraya ella, por ejemplo, el 17% de la población es de origen paquistaní, y la mayoría ya no es blanca de origen británica. La orquesta toca Mahler y Beethoven, pero también organiza noches con música de Bollywood y sesiones variadas para que público también cante.
La directora habla con más preocupación del recorte en las escuelas, por ejemplo para la educación musical. La sinfónica tiene ahora una academia musical accesible a cualquier joven que quiera aprender a tocar un instrumento o a cantar. “Podemos demostrar el impacto que la música tiene en una persona joven. No se trata sólo de enseñarle a tocar el clarinete. Significa que si la creatividad está en el corazón de la escuela, también tendrá una mejor calificación en matemáticas”, dice.
Pero Stenning cree que vendrán tiempos mejores, especialmente si hay un cambio en el Gobierno nacional: “Estoy muy decidida a que sigamos siendo cultural y creativamente fuertes… Para nosotros, la partida no ha terminado, estamos en mitad del juego”, dice.