España, Irlanda y Eslovenia dan un paso al frente. Los tres países han sido los primeros de la UE en avanzar hacia el reconocimiento del Estado palestino en plena matanza en la Franja de Gaza. Los dos primeros lo han hecho de manera consensuada y han puesto una fecha en el calendario: el próximo 28 de mayo. El tercero ha iniciado ya los trámites y espera que el Parlamento lo ratifique próximamente. Noruega, que no forma parte del club comunitario, se ha sumado al reconocimiento a finales de mes.
El reconocimiento del Estado palestino es el primer paso para la solución de los dos estados por la que abogan desde hace décadas tanto la UE, como Estados Unidos y la mayoría de la comunidad internacional, para acabar con el conflicto en Oriente Medio. El recrudecimiento de la guerra a raíz de los atentados de Hamás del pasado mes de octubre reavivó la discusión sobre la necesidad de poner fin a ese enfrentamiento entre los dos pueblos a través de esa fórmula, pero hasta ahora apenas se han producido avances.
El tema es absolutamente divisivo en la UE, donde hay una gran sensibilidad hacia Israel que lleva a los gobiernos de la mayoría de estados miembros a hacer verdaderos equilibrismos e incluso a cerrar los ojos ante la matanza indiscriminada de palestinos. Los 27 como conjunto han llegado a ir más despacio en su condena que Estados Unidos, el aliado por antonomasia de Tel Aviv, que ha sido más duro, por ejemplo, en sus sanciones a los colonos extremistas de Cisjordania. Bruselas ni siquiera ha contestado a la propuesta de España e Irlanda de revisar el acuerdo comercial con Israel por los incumplimientos del derecho internacional y cuando el alto representante, Josep Borrell, puso el tema sobre la mesa de los ministros de Exteriores, quedó descartado. Ni siquiera aceptaron convocar a su homólogo israelí en el marco de ese acuerdo de asociación y la invitación genérica no ha sido aceptada.
140 países reconocen por ahora el Estado palestino. De ellos, ocho son europeos Bulgaria, Chipre, Eslovaquia, Hungría, Polonia, República Checa, Rumanía (que hicieron el reconocimiento cuando aún pertenecían al bloque soviético) y Suecia, que lo hizo en 2014. Al anuncio de España e Irlanda, se ha sumado Noruega, y Eslovenia ya inició los trámites el 9 de mayo, pero requiere aún del paso definitivo del Gobierno, que lo dará antes del 13 de junio y la posterior ratificación parlamentaria.
Del acuerdo se ha descolgado Malta, que era uno de los cuatro países de la UE que, junto a España, Irlanda y Eslovenia, empujaba para llevar a cabo el reconocimiento. “Malta ha afirmado recientemente su disposición a reconocer a Palestina, cuando dicho reconocimiento pueda suponer una contribución positiva y se den las circunstancias adecuadas”, señalan fuentes del Gobierno de ese país en línea con la carta que suscribió el primer ministro Robert Abela junto a Pedro Sánchez y sus homólogos de Irlanda y Eslovenia en marzo. “A este respecto, el Gobierno sigue de cerca la evolución de la situación en Oriente Medio, con el fin de determinar lo antes posible los plazos óptimos para este importante acontecimiento”, apostillan esas fuentes.
Borrell, como alto representante de la UE en materia exterior, se ha limitado a “tomar nota” del anuncio de España, Irlanda y Noruega. “En el marco de la Política Exterior y de Seguridad Común, trabajaré incansablemente con todos los Estados miembros para promover una posición común de la UE basada en una solución de dos estados”, ha agregado en un mensaje en la red social X (antes Twitter).
División en la UETambién se resiste Bélgica, que ha sido otro de los países europeos que han mantenido una posición más dura con Israel y solidaria con el pueblo palestino en los últimos meses. A pesar de la presión de algunos de los socios de la coalición, como la de la vice primera ministra ecologista flamenca Petra De Sutter, que ha exigido seguir el camino de Madrid y Dublín, la conclusión tras la reunión del Gobierno belga es que el reconocimiento “debe contribuir a la solución de los dos Estados y a día de hoy, este no es el caso”. “La prioridad belga, en este momento, es ver cómo podemos liberar a los rehenes y cómo podemos tener un alto el fuego inmediato”, dijo el primer ministro, Alexander de Croo una entrevista en LN24.
Lo cierto es que la mayoría de países europeos evitan por el momento llevar a cabo el reconocimiento del Estado palestino y la división ha vuelto a quedar patente. Alemania considera que es el camino, pero que se debe hacer con “diálogo” y “negociación”. El ministro de Exteriores de Italia, Antonio Tajani, no ve que ahora sea el momento y lo alarga sine die con la condición de que no exista Hamás: “Los pasos que sólo sirven para crear tensión son inútiles”. En términos similares se pronunció su homólogo francés, Stéphane Séjourné: “Debe ser útil, es decir, permitir un avance decisivo en el terreno político. Por ello, debe hacerse en el momento adecuado, para que haya un antes y un después”. Portugal apuesta por que haya un mayor consenso, informa la Agencia EFE.
Los países árabes han aplaudido la decisión de las cuatro capitales europeas y han pedido a las demás a que sigan esa estela. Sin embargo, ha contado con el rechazo de Washington. “Un Estado palestino debería realizarse mediante negociaciones directas entre las partes, no mediante un reconocimiento unilateral”, han señalado fuentes de la Casa Blanca a CNN.
Cada paso, cada palabra cuenta en diplomacia. Pero son lentos. La UE tardó cinco meses en pedir un alto el fuego en la Franja de Gaza. Lo hizo con un vocabulario un tanto rocambolesco –“el Consejo Europeo pide una pausa humanitaria inmediata que conduzca a un alto el fuego sostenible, la liberación incondicional de los rehenes y el suministro de asistencia humanitaria”– cuando la cifra de muertos superaba los 30.000 (ahora son más de 35.000). Hasta entonces, los 27 sólo habían llegado a solicitar “pausas humanitarias” tras horas y horas de debate.
Las alertas de organizaciones como la ONU sobre la situación “catastrófica” en la Franja de Gaza empujaron a la UE a elevar el tono contra Tel Aviv, que había reaccionado colérico contra las instituciones y líderes que criticaban su actuación contra la población gazatí. De hecho, el Gobierno ultraderechista de Benjamin Netanyahu llamó a consultas a los embajadores de España y Bélgica tras el viaje de Sánchez y De Croo a Israel y Palestina, donde denunciaron la situación en la Franja de Gaza. “El número de palestinos muertos es insoportable”, dijo Sánchez en presencia de Netanyahu, ante quien condenó los atentados de Hamás.
Israel se revuelve lo que llama “un premio al terrorismo”“Condenamos las falsas afirmaciones de los primeros ministros de España y Bélgica que apoyan el terrorismo”, dijo entonces el Ejecutivo israelí en unos términos muy similares a la reacción que ha tenido este miércoles con el anuncio formal de la fecha para el reconocimiento del Estado palestino por parte de Madrid y Dublín, que ya habían avanzado que lo harían.
Israel ha convocado en esta ocasión a los embajadores de España, Irlanda y Noruega y ha advertido de “graves consecuencias” por reconocer el Estado palestino. “Irlanda y Noruega tienen la intención de enviar un mensaje a los palestinos y al mundo entero hoy: el terrorismo merece la pena”, ha dicho a primera hora del miércoles en un comunicado el ministro de Exteriores de Israel, Israel Katz, en el que asegura que la decisión equivaldría a “recompensar a Hamás”. “El desfile de estupideces irlandés-noruego no nos disuade, estamos decididos a lograr nuestros objetivos: restablecer la seguridad de nuestros ciudadanos con la eliminación de Hamás y el regreso de los secuestrados. No hay objetivos más justos que estos”, agrega.
“El 80% de los palestinos de Judea y Samaria apoyan la terrible masacre del 7 de octubre. A esta maldad no se le puede dar un país. Será un Estado terrorista, intentará repetir la masacre del 7 de octubre, y no lo consentiremos. Un premio al terrorismo no traerá la paz, y tampoco nos impedirá derrotar a Hamás”, ha expresado Netanyahu, al que presiona, por su parte, el ministro de Finanzas, el colono ultraderechista Bezalel Smotrich, que ha propuesto por carta crear un asentamiento ilegal en Cisjordania ocupada por cada país que reconozca unilateralmente al Estado palestino.