Kaja Kallas (Tallin, 1977) será el nuevo rostro de la UE en el exterior. La primera ministra de Estonia sucederá a Josep Borrell como Alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad en un momento en el que la guerra en Ucrania es el dosier principal que tiene sobre la mesa es la guerra de Ucrania. Precisamente la elección de una de las voces más beligerantes contra Vladímir Putin —que la ha puesto en busca y captura por demoler monumentos a soldados soviéticos que quedan en su territorio— rechina en algunos sectores europeos.
“El movimiento de Rusia no es nada sorprendente. Una prueba más de que hago lo correcto: el firme apoyo de la UE a Ucrania es un éxito y perjudica a Rusia. El Kremlin espera ahora que esta medida ayude a silenciarme a mí y a otros, pero no lo hará. Todo lo contrario. Seguiré apoyando firmemente a Ucrania. Seguiré defendiendo el aumento de la defensa de Europa”, respondió Kallas a la decisión tomado por Moscú en febrero. Sus palabras sirven ahora como declaración de intenciones de cuál será su posición como jefa de la diplomacia europea en un momento en el que la UE ha situado la política de seguridad y defensa en el centro de su acción y el llamamiento al incremento del gasto militar es constante.
Los 294 kilómetros de frontera que separan Rusia y Estonia explican en buena medida que Kallas sea uno de los azotes de la UE contra Putin. Nada tiene que ver la percepción de la seguridad en los países occidentales con la de los bálticos, donde la tensión con Moscú es continua. Incluso la OTAN tiene una policía aérea específica en el Báltico que se dedica fundamentalmente a medirse con los cazas rusos que invaden el espacio aéreo.
En ese contexto, Kallas ha sido una de las voces más firmes contra Rusia y a favor del apoyo de la UE a Ucrania. Llegó incluso a advertir de una extensión del conflicto si Kiev no resiste. “Para evitar la tercera guerra mundial, Rusia debe perder”, afirmó recientemente. La elevación del tono hasta ese punto generó rechazo en algunos líderes, entre ellos Pedro Sánchez, que pidió “contención”: “No se puede hablar alegremente de terceras guerras mundiales”.
Los líderes de la UE han acordado, no obstante, situar al frente de la diplomacia europea a una de las voces más beligerantes contra Putin para el próximo mandato en un momento en el que, en función de lo que ocurra en las elecciones en Estados Unidos, se puede abrir un horizonte nuevo respecto al apoyo de Ucrania y, por tanto, de opciones de empezar a hablar de procesos de paz. Si es una buena idea, el tiempo lo dirá.
En busca de un nuevo equilibrio“Sabemos que con Kallas la gestión de nuestra frontera oriental está en buenas manos, pero le hemos pedido que tenga en cuenta que la amenaza rusa se extiende más allá de Rusia y Ucrania, llega hasta el Sahel, que para nosotros tiene mucha importancia, y que no dejemos de mirar a Latinoamérica”, explican fuentes diplomáticas españolas, que aseguran que se encontrará el “equilibrio”, como ocurrió en el caso de Borrell, a quien se le “pidió que supiese mirar al este”.
El otro gran frente de la política exterior de la UE es el conflicto en Oriente Medio. En ese tema, profundamente divisivo en el club comunitario, Borrell ha tenido una posición claramente propalestina y ha sido de las voces más críticas contra el Gobierno de Benjamín Netanyahu por la masacre en la Franja de Gaza. Kallas, sin embargo, se ha limitado a seguir la pauta de los países europeos al apoyar el “derecho a la autodefensa” de Israel tras los ataques de Hamás del 7 de octubre y la solución de los dos Estados. Israel celebrará el cambio.
Los líderes de la UE han elegido a una de las suyas para hacerse con las riendas de la política exterior europea. Ahora Estonia tendrá que elegir nuevo primer ministro o primera ministra. Kallas, que ha sido la primera mujer al frente del Gobierno, se hizo en 2018 con el liderazgo del Partido Reformista, un puesto que ocupó en el pasado su padre, que también fue primer ministro por un breve tiempo a principios de siglo y después vicepresidente de la Comisión Europea. A pesar de que Kallas ganó las elecciones en 2019, accedió al poder dos años después tras la renuncia de Jüri Ratas (líder del Partido de Centro). En las elecciones de 2023 volvió a imponerse y a reeditar la coalición.
Abogada de profesión, la experiencia de Kallas en Bruselas no es nueva. Además de su participación en el Consejo Europeo desde 2021, fue eurodiputada entre 2014 y 2018, cuando dejó el acta para volver a la política nacional en la que dio sus primeros pasos como diputada en 2011. Su carrera nacional la ha situado como una de las principales dirigentes de la familia liberal europea de la que forma parte a través del partido ALDE. Aunque algunos la veían como spitzenkandidat para las últimas europeas, difuminar la candidatura con otros líderes no fue una opción para Kallas, que ahora será la máxima representante de un país del este en uno de los top jobs de la UE.
Negocios rusos del maridoEn agosto pasado, saltó la noticia de que una empresa vinculada al marido de Kallas seguí haciendo negocios con Rusia, a pesar de que la postura oficial de su Gobierno es que se deben interrumpir por completo las relaciones comerciales. La empresa en cuestión es Stark Logistics, una compañía de transportes que afirmaba que todavía realizaba envíos a Rusia, aunque la mayor parte de los bienes que transportaba están cubiertos por las sanciones, por lo que han debido reorientar su actividad hacia otros países.
Según declaró el director ejecutivo de la empresa, las mercancías que se están transportando ahora no están sancionadas y se trata de restos de stocks. Antes de la guerra, 24 de febrero de 2022, Stark Logistics gestionaba entre 60 y 70 envíos por semana y ahora únicamente gestionaba dos, relacionados con la empresa AS Metaprint, un fabricante de contenedores de metal.
La noticia causó revuelo en Estonia, ya que Stark Logistics pertenece en casi un 25% a Novaria Consult, una consultoría propiedad de Arvo Hallik, el marido de Kallas.
Además, trascendió que la primera ministra había prestado 350.000 euros a la empresa de Hallik.
Y según recordaron los medios estonios entonces, en diciembre de 2022 la primera ministra Kallas afirmó que no deberían producirse transacciones económicas con Rusia y que la empresa estatal estonia Operail no tendría que participar en el transporte de níquel ruso en Finlandia.
En abril de este año, Kallas afirmó que “en la guerra, todo es blanco o negro y hay que elegir un bando” y agregó que los empresarios, entre otros, deben tener una “brújula moral y ética”.
Con respecto a la noticia de los transportes a Rusia, la primera ministra replicó en un comunicado que su marido “no tiene clientes de la Federación Rusa”, sino que su empresa “está ayudando a poner fin a las actividades productivas de uno de sus clientes, una compañía estonia, en Rusia”.
“Sigo manteniendo la opinión que todo el comercio y las actividades económicas con Rusia deben cesar mientras continúe la invasión rusa de Ucrania”, insistió.