En Dreux empezó todo. En 1983, esta pequeña y tranquila ciudad a 80 kilómetros de París fue la primera gran victoria del Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen. Hoy, 40 años después, Dreux sirve para explicar por qué la extrema derecha ha perdido las elecciones.
Fundado en 1972 por varios grupos de la extrema derecha, entre ellos varios miembros neonazis de las Waffen-SS, el Frente Nacional no parecía tener nada por lo que preocuparse.
Entonces llegó Dreux. El 11 de septiembre de 1983 en la primera vuelta de las elecciones locales de la ciudad, el número dos de Le Pen, Jan-Pierre Stirbois, obtiene un 17% de los votos. Es inaudito. Para la segunda vuelta, el Frente Nacional llega a un acuerdo con la derecha tradicional —Agrupación por la República, de Jacques Chirac— y el líder de la extrema derecha se convierte en vicealcalde.
“Stirbois era un fascista. Era un tipo de los 50 de botas militares y porra y el partido de Le Pen era entonces una formación mucho más ideologizada”, recuerda Olivier Roy sentado al sol en la terraza de su casa en el centro de la ciudad. Roy, de 74 años, lleva medio siglo viviendo en la ciudad, donde trabajó como profesor de Filosofía. “Aquella campaña del 83 fue muy tensa. Hubo mucha violencia oral y algo de violencia física”.
Olivier Roy lleva 50 años en la ciudad y recuerda la campaña de 1983 en la que la mano derecha de Le Pen se convirtió en vicealcalde.El acuerdo de Chirac con la extrema derecha fue un escándalo nacional. Él trataba de defenderse al día siguiente: “Aquellos que han hecho alianzas con los comunistas no nos pueden dar lecciones en materia de derechos humanos y reglas democráticas”.
“No era una ciudad importante, pero era la primera vez que ocurría esta alianza en la V República. Fue un escándalo y fue el primer éxito del Frente Nacional”, cuenta Sylvain Crepon, investigador en extrema derecha y profesor en Université de Tours. Jean-Yves Camus, director de l'Observatoire des radicalités politiques y uno de los grandes expertos de Francia en extrema derecha, recuerda: “Entonces diría que yo estaba entre el electorado conservador y existía un miedo real a los comunistas. Mucha gente veía a Le Pen como de extrema derecha, pero pensaban que si la izquierda se había unido, ellos tenían que hacerlo también. Entonces lo vimos como un fenómeno local. No me imaginaba que esto se convertiría en algo tan grande. Pensaba que como mucho pasaría en dos o tres ciudades”.
“Stirbois y su mujer son los que trajeron el Frente Nacional a Dreux”, explica Mohamed Bougafer, ingeniero y profesor de Matemáticas en la ciudad. Bougafer lleva 34 años en la ciudad y vino desde Marruecos. La mujer de Stirbois, Marie-France Stirbois también era un elemento fundamental del Frente Nacional y entre 1989 y 1993 se convirtió en la única diputada del partido de extrema derecha en conseguir un escaño en la Asamblea (y lo hizo por la circunscripción de Dreux con unos resultados increíbles para la época: 42,5% en primera vuelta y 61,3% en segunda). Dreux se había convertido en el primer bastión frontista.
Sin embargo, hoy Dreaux ha sido la que ha impedido una victoria de la extrema derecha en su circunscripción en la segunda vuelta de las legislativas celebradas el domingo. En la primera vuelta, la ciudad votó masivamente por la candidata del Nuevo Frente Popular, la socialista Nadia Faveris, que obtuvo un 46,8% de los votos —el doble que Olivier Dubois, el candidato de la extrema derecha—. Sin embargo, a nivel global de la circunscripción, Dubois ganó y Faveris quedó tercera por solo 153 votos ante el candidato de la derecha tradicional, Olivier Marleix. La socialista se retiró entonces para concentrar el voto a favor de Marleix en la segunda vuelta y el domingo el conservador consiguió el triple de votos que la extrema derecha (72,2%) en la ciudad, una movilización tan grande que explica la derrota de Dubois en la circunscripción pese a sus apoyos fuera de la ciudad.
“La gente se acuerda de lo que ocurrió en el 83”, dice Bougafer. “Hubo palizas a migrantes y se les mandó fuera del centro de la ciudad a viviendas sociales en los suburbios. Crearon guetos que duran hasta hoy”, dice en un pequeño hotel de la plaza principal. Bougafer, que es miembro del Partido Ecologista, para el que ha sido candidato en elecciones locales, explica: “Hemos llamado a votar de manera decidida por el candidato de la derecha que se enfrentaba a Agrupación Nacional. Es como elegir entre la peste y el cólera, pero no queremos que se repita la situación del 83”.
Mohamed Bougafer, inmigrante marroquí que lleva 34 años en la ciudad y es miembro del partido Ecologista.“Si hay guetos en las viviendas sociales, habrá guetos en la escuela. Tenemos colegios en los que solo hay personas negras, por ejemplo”, dice Bougafer. Él mismo decidió vender su casa a las afueras para comprarse una en el centro, que era mucho más cara, solo para que sus hijos pudieran mezclarse con gente diferente, cuenta.
Hoy, el idílico centro de la ciudad, con sus canales, los puentes de madera con flores y calles empedradas, contrastan notablemente con esos barrios de las afueras abandonados donde se construyeron las viviendas sociales. Kévin Boëté, que fue candidato de La Francia Insumisa en las elecciones de 2022, vive en uno de ellos y levanta las cejas de asombro cuando alguien le dice lo bonita que es la ciudad: “Eso es aquí… yo vivo rodeado de casas tapiadas y okupas”. Hoy, esos barrios son el principal caladero de votos de la extrema derecha en la ciudad, ya que ya no solo viven ahí migrantes. Boëté calcula que el 50% de la población en esta zona son de origen migrante.
Cambio demográfico“En la década de los 60 se produjo un gran incremento de la población migrante en la ciudad. Al principio eran migrantes de clase trabajadora por el auge de varias industrias, como Renault, que tenía aquí una fábrica”, recuerda Roy. “Principalmente era gente de Marruecos y harkis (argelinos que colaboraron con Francia en la guerra de Argelia). En los 70, eso se disparó gracias a la política de agrupación familiar y de repente teníamos a la población migrante agrupada en los suburbios y un centro blanco conservador”, añade. En los años 80, la inmigración se convirtió en el asunto principal, dice el profesor.
Mujeres musulmanas en la Plaza de la República de Dreux.Todo eso ha cambiado, especialmente en los últimos 15 años. “Cuando llevaba a mis hijos a la escuela, era toda blanca. Ahora un tercio son personas negras, un tercio árabes y un tercio blancas. Mi vecino es negro y es ingeniero”. Olivier Roy explica que sociológicamente, la ciudad ha cambiado mucho porque buena parte de esa segunda generación de población migrante hoy es clase media. “Mira a Bougafer, por ejemplo, es profesor de Matemáticas”, dice. “Si vas al hospital y ves el nombre del jefe del departamento de cirugía y otros, la mayoría son musulmanes. Periodistas, abogados… Esto explica por qué Agrupación Nacional se mantiene bajo: no solo porque hay muchos migrantes, sino porque los blancos están acostumbrados a vivir con ellos”.
Roy explica que el voto al partido de extrema derecha en la ciudad ha caído: “Si en los años 80 un 16,7% de voto al Frente Nacional en Dreux fue algo extraordinario, en cifras actuales debería ser alrededor de un 60%, pero están estancados alrededor del 20%, lo que está por debajo del nivel nacional. Estaba por encima de la media y ahora está por debajo”.
“La política de Agrupación Nacional consiste en garantizar que la gente no se junte. Si quieres decirles cosas malas del inmigrante, del extranjero, no deben conocerlo porque si lo conocen van a saber que lo que les dices es mentira”, dice Bugafer. “Dreux es un laboratorio para Francia. Tiene todas las nacionalidades y un tejido asociativo muy rico y que trabaja por la convivencia”
Tras la victoria conservadora del 83, la ciudad ha permanecido en manos del centro derecha, cuando habitualmente siempre fue de izquierdas. “Es muy complicado, pero se debe al clientelismo de este gobierno local. Cuando votamos a nivel nacional, votamos a la izquierda y cuando se vota a nivel local, siempre gana la derecha”, dice el profesor de Matemáticas.