(Foto cortesía Primicia)
(LondresTV) Más allá de lo que significa etimológicamente hablando el TIAR, es decir, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, hay que mirar las implicaciones que la aprobación por parte de la Asamblea Nacional de Venezuela (AN) que lidera Juan Guaidó, tiene para Venezuela en la actualidad, habida cuenta de la situación políticamente difícil que vive el país sudamericano.
Obviamente, la AN dio celeridad a la aprobación del regreso de Venezuela al TIAR con la única intención de salir a como dé lugar de Nicolás Maduro. Para todos en Venezuela es un secreto a voces que el TIAR representa, ni más ni menos, el amparo a una eventual intervención militar de los países aliados a Guaidó.
Y justo cuando Guaidó cumple seis meses como presidente encargado o interino, reconocido así por unos 55 países con Estados Unidos a la cabeza, presenta al país y al mundo una alternativa que se enmarca dentro de la estrategia que ha mostrado repetidamente el Gobierno de Estados Unidos, cuando ha señalado hasta la saciedad que “todas las opciones están sobre la mesa”, y con el TIAR legalmente establecido, la opción militar se sirve en bandeja de plata.
Repitiendo la escena que se vivió hace seis meses en Caracas cuando desde una plaza pública se juramentó presidente encargado de Venezuela, Guaidó dijo el martes desde otra plaza caraqueña que fue “aprobado por unanimidad de todos los presentes y queda sancionado así”, se refería a la Ley que reincorpora a Venezuela al TIAR, luego de permanecer 6 años desincorporados del tratado, medida que llevó adelante el gobierno revolucionario chavista de Nicolás Maduro. Con Venezuela se retiraron en su momento Bolivia, Nicaragua y Ecuador. La razón esgrimida en ese omento es que Estados Unidos no se alío con Buenos Aires cuando en 1982 ocurrió la Guerra de las Malvinas, entre Estados Unidos e Inglaterra.
Guaidó se muestra cauteloso cuando declina hablar de una intervención extranjera directamente y al efecto señala “El TIAR no es mágico, no es un botón que apretamos y mañana se soluciona todo", para de seguidas lanzar dardos a Maduro y su gobierno al decir: "No le tenemos miedo a ningún espacio, siempre que ponga fin al sufrimiento de nuestra gente".
La opción pues está sobre la mesa y le allana el camino a la retórica de Estados Unidos, país que en los últimos días ha arreciado sus amenazas a Maduro al decirles que “le queda poco tiempo en el poder”. Pero, Estados Unidos sabe, y de sobra, que no puede acceder a una intervención militar en Venezuela solo, debe hacerlo como parte de una coalición militar con la base legal del TIAR.
Esta decisión de reincorporar a Venezuela al TIAR es considerado un acto nulo por la oficialista Asamblea Nacional Constituyente (ANC) creada con el fin de crear una nueva Constitución o reformar la ya existente que, por lo demás, fue redactada sobre los cimientos de la Constitución de 1961 o de la cuarta república, como la llaman los chavistas o pro-gobierno. La ANC aún no presenta una nueva Constitución luego de años de haber sido creada, pues va de prórroga en prórroga, tanto la vigencia de la ANC como la redacción de la Constitución. La ANC está conformada por diputados chavistas en su totalidad y se erige como un Parlamento paralelo a la AN, legalmente elegida por el pueblo en comicios públicos.
Pero, ¿Qué dice el TIAR?
El tratado fue creado en 1947, en Rio de Janeiro, Brasil, periodo que se conoce como Guerra Fría, y señala en su articulado la alianza que debe existir entre los gobiernos, y sus ejércitos, para salvaguardar a los estados miembros de la unión americana, desde Canadá hasta Argentina.
Polémicos son algunos de sus artículos, sobre todo en el momento que vive Venezuela. El 3 por ejemplo señala que un ataque armado contra un Estado americano, por parte de otro país, será considerado una agresión a todos sus miembros, que se comprometen a enfrentarlo de manera conjunta”.
Pero es el artículo 6 el que pone sobre la mesa, y es el que eventualmente podría ser aplicado en Venezuela. Textualmente el artículo 6 del TIAR dice: cuando señala que “Si la inviolabilidad o la integridad del territorio o la soberanía o la independencia política de cualquier Estado Americano fueren afectadas por una agresión que no sea ataque armado, o por un conflicto extra continental o intercontinental, o por cualquier otro hecho o situación que pueda poner en peligro la paz de América, el Órgano de Consulta se reunirá inmediatamente, a fin de acordar las medidas que en caso de agresión se deben tomar en ayuda del agredido o en todo caso las que convenga tomar para la defensa común y para el mantenimiento de la paz y la seguridad del Continente”.
La bandeja de plata está servida para Washington quien señala que Hezbola está activo en Venezuela , mientras que Colombia, un país aliado de Guaidó, asegura que el Ejército de Liberación Nacional (ELN), célula considerada como terrorista por Estados Unidos y Colombia, estaría presente en territorio venezolano con la anuencia de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. Ambos grupos extranjeros representan, según Estados Unidos y Colombia, así como el líder opositor Juan Guaidó una amenaza para la paz y la seguridad de Venezuela y, en consecuencia, para el continente”.
Protocolarmente hablando lo que sigue es que Guaidó comunique formalmente a la OEA la reincorporación al TIAR y ésta refrendarlo oficialmente. La OEA reconoce a Guaidó como presidente encargado.
En la isla de Barbados se adelanta un proceso de conversación o de diálogo, palabra que tiende a usar más el oficialismo, y es justo en este momento cuando la AN aprueba el TIAR como una medida de presión al gobierno para forzar un eventual acuerdo de gobernabilidad en Venezuela y lo hace porque en las últimas semanas ha descendido el nivel de convocatoria de Guaidó a protestar en las calles.
El TIAR lo conforman las más grandes potencias militares de América, como son Estados Unidos, Brasil, Argentina, Colombia y Perú, además de la superpotencia militar Estados Unidos. Al gobierno de Maduro lo apoyan las superpotencias China, Rusia y también Turquía e Irán.
Esta acción de la oposición revitaliza y aviva el alicaído ánimo de los opositores al gobierno de Maduro al que tildan de fraudulento y antidemocrático o dictatorial, por” haber sido elegido con la sola participación de los partidos chavistas y por no representar los intereses de los venezolanos, sino los de una élite cívico-militar gobernante”.
Una aplicación del TIAR para Venezuela supondría una intervención militar de fuerzas aliadas o una coalición de fuerzas militares para sacar del poder a Maduro y sus camaradas en cargos claves del gobierno revolucionario.
Pero también podría suponer una prolongada agonía, si las potencias aliadas de Maduro deciden intervenir para ayudar a éste o para salvaguardar sus intereses en el país sudamericano.
Y lo que es más grave y difícil de proyectar, una conflagración más amplia o mundial, si le siguen el paso a China y Rusia, los países aliados de Estados Unidos como Reino Unido, Francia, Alemania, España y Japón.
(Jueves 25 de julio de 2019)