Ursula von der Leyen ha respirado aliviada pasadas las dos de la tarde cuando la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, ha dicho que su candidatura a la reelección como presidenta de la Comisión Europea ha recibido 401 votos favorables. La alemana ya sabía que tenía más margen que hace cinco años, cuando salió por la mínima, después de que Los Verdes hubieran comunicado su apoyo. “La otra vez fue por nueve votos, esta vez han sido 41, así que mucho mejor”, ha dicho en una rueda de prensa tras la votación en la que ha asegurado que su intención es trabajar con esas cuatro fuerzas toda la legislatura.
La presidenta de la Comisión Europea ha presentado las prioridades políticas de su segundo mandato, que serán la hoja de ruta para los próximos cinco años. Pero más allá de la declaración de intenciones, en su equipo dan pocos detalles bajo la premisa, precisamente, de que corresponderán al futuro Colegio de Comisarios que aún se tiene que componer.
¿Y cómo es ese proceso? Los gobiernos de la UE tendrán que hacer propuestas a Von der Leyen para que monte su próximo gabinete, salvo el alemán –que ya tiene en ella a la representación– y el estonio –que tendrá a la ex primera ministra Kaja Kallas sentada en su calidad de alta representante–. La presidenta de la Comisión Europea va a pedir a los líderes que le envíen dos propuestas (un hombre y una mujer para garantizar la paridad).
No obstante, ya hay algunos como el irlandés que se ha empeñado en proponer sólo al ministro de Finanzas, Michael McGrath. Pedro Sánchez, por ejemplo, sólo ha manifestado la intención de plantear a la responsable de Transición Ecológica, Teresa Ribera, para quien quiere una vicepresidencia vinculada con el medio ambiente y la economía social. Von der Leyen también ha exonerado de hacer varios planteamientos a los países que quieren mantener a los actuales miembros del gobierno comunitario, como el actual vicepresidente económico, el letón Valdis Dombrovkis.
A partir de ahí, Von der Leyen tendrá que componer el puzle y repartir los puestos de acuerdo también a los equilibrios geográficos e ideológicos (en 2019 repartió vicepresidencias entre los populares, socialistas y liberales), además de los de género. Una vez atribuidas las diferentes carteras, los futuros comisarios tendrán que someterse al escrutinio del Parlamento Europeo. Primero, la Comisión de Asuntos Jurídicos examina las declaraciones de intereses financieros para determinar si existen conflictos de interés. Una vez superan ese trámite, cada comisario propuesto debe responder por escrito a varias preguntas, incluidas algunas de los miembros de las comisiones responsables de la cartera que se le ha asignado. El primer bloque de preguntas gira en torno a su competencia general, el compromiso europeo y la independencia personal, la gestión de la cartera y la cooperación planificada con el Parlamento. Después se someten a una audiencia de tres horas ante la comisión correspondiente antes de realizar la evaluación (para la que pueden pedirle información extra por escrito).
Los coordinadores de los grupos políticos preparan una carta de evaluación del candidato en la que dicen si está capacitado para ser un miembro del Colegio de Comisarios y llevar a cabo las tareas asignadas por la presidenta. En 2019, el Parlamento Europeo tumbó a los candidatos a comisarios de Rumanía, Hungría y Francia, que tuvieron que hacer otras propuestas. Cuando todos los aspirantes superan sus procedimientos, se produce una votación para ratificar el nuevo gobierno comunitario, que necesita la mayoría de los votos emitidos en el pleno de la Eurocámara.
¿Qué sabemos por ahora de la Comisión Europea?Von der Leyen ha ido dando pistas de la futura composición de la Comisión Europea que, tras pasar todo ese proceso, debería estar lista para echar a andar el 1 de noviembre. Antes de las elecciones europeas, ya dejó clara su intención de nombrar a un comisario de Defensa, a pesar de que las competencias en esa materia corresponden a los estados miembros. La propuesta no sentó bien al alto representante, Josep Borrell, ni al comisario de Mercado Interior, Therry Breton, que tras la invasión rusa de Ucrania han asumido el rol sobre la seguridad, desde el punto de vista práctico y comercial.
En el debate de su reelección Von der Leyen anunció la creación de un comisario para el Mediterráneo para “centrarse en la inversión y las asociaciones, la estabilidad económica, la creación de empleo, la energía, la seguridad, la migración y otros ámbitos de interés mutuo” y otro de Pesca y Océanos “encargado de garantizar que el sector siga siendo sostenible, competitivo y resistente, y de defender la igualdad de condiciones para la cadena pesquera europea”.
Como guiño a la ultraderechista Giorgia Meloni, cuyos eurodiputados votaron en contra de la nominación a pesar de que la abstención de la primera ministra italiana dejaba la puerta abierta al apoyo, Von der Leyen se ha comprometido a que haya un vicepresidente de “Aplicación, Simplificación y Relaciones Interinstitucionales para poner a prueba todo el acervo de la UE”. En resumen, reducir burocracia. También dará un mandato expreso en materia de vivienda a uno de los miembros de su gabinete.
La alemana ya ha puesto deberes a su futuro gobierno para los 100 primeros días de mandato al comprometerse en ese periodo a presentar una Visión de la Agricultura y la Alimentación para garantizar la competitividad y la sostenibilidad a largo plazo del sector agrario dentro de los límites de nuestro planeta; las revisiones políticas previas a la ampliación; un nuevo Acuerdo Industrial Limpio; un plan de acción europeo sobre la ciberseguridad de los hospitales y los proveedores de asistencia sanitaria; medidas para garantizar el acceso a una capacidad de supercomputación nueva y adaptada a las nuevas empresas de Inteligencia Artificial (IA) y a la industria a través de una iniciativa de fábricas de IA; un Libro Blanco sobre el futuro de la defensa europea; y la organización de los Diálogos anuales sobre Política de Juventud.