Pesos pesados de la región como Colombia, Brasil y México reclaman la publicación de las actas de las elecciones de Venezuela, mientras que los gobiernos progresistas de Chile o Guatemala arrojan sus dudas sobre los resultados difundidos por las autoridades
El Centro Carter considera que las elecciones de Venezuela no fueron democráticas
Pedir los detalles del recuento antes de reconocer el triunfo del chavismo. Es la estrategia por la que han optado actores de peso de la izquierda de América Latina como Colombia y Brasil después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela proclamara a Nicolas Maduro vencedor de las elecciones presidenciales del pasado domingo entre denuncias de “fraude” por parte de la oposición.
Muchas miradas se han posado sobre Gustavo Petro, que llegó a la presidencia de Colombia en 2022 tras unas históricas elecciones que llevaron a la izquierda al poder por primera vez en décadas. Este miércoles, Petro ha roto un silencio de tres días con un cuidadoso comunicado en el que se ofrece como mediador para resolver la crisis política y en el que llama al Gobierno de Maduro “a permitir que las elecciones terminen en paz permitiendo un escrutinio transparente con conteo de votos, actas y con veeduría de todas las fuerzas políticas de su país y veeduría internacional profesional”.
Las actas electorales muestran el resultado por partido y por mesa y se cree que su publicación arrojará luz sobre los comicios. El órgano electoral venezolano todavía no las ha hecho públicas y su sitio web oficial lleva desde el lunes sin estar operativo. Las autoridades han denunciado un ataque informático al sistema electoral. Entretanto, el Centro Carter, que formaba parte de los observadores internacionales que habían sido invitados por el Gobierno de Maduro para fiscalizar las elecciones, considera que estas no se adecuaron “a parámetros y estándares internacionales de integridad electoral y no pueden ser consideradas como democráticas”.
Petro ha dicho que Maduro “tiene hoy una gran responsabilidad, recordar el espíritu de Chávez y permitir que el pueblo venezolano regrese a la tranquilidad mientras terminan las elecciones en calma y se acepta el resultado transparente cualquiera que haya sido”. “Las graves dudas que se establecen alrededor del proceso electoral venezolano pueden llevar a su pueblo a una profunda polarización violenta con graves consecuencias de división permanente de una nación que ha sabido unirse muchas veces en su historia”, señala. En el texto, en el que también solicita a EEUU poner fin a las sanciones, el mandatario colombiano propone un acuerdo entre Gobierno y oposición secundado por el Consejo de Seguridad de la ONU. “El escrutinio es el final de todo proceso electoral, debe ser transparente y asegurar la paz y la democracia”, concluye.
Brasil tardó unas horas en pronunciarse tras el anuncio del órgano electoral venezolano y, cuando lo hizo, fue a través de un escueto comunicado oficial del Ministerio de Exteriores la mañana del lunes. Tras celebrar el “carácter pacífico de la jornada electoral”, la nota subrayaba que el Gobierno está a la espera de la publicación de los datos “detallados por mesa de votación”, un requisito que calificó como “un paso indispensable para la transparencia, credibilidad y legitimidad del resultado del proceso” electoral.
El martes, en una llamada de media hora con su homólogo estadounidense, Joe Biden, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva Lula reiteró la posición de su país de “seguir trabajando por la normalización del proceso político” en Venezuela, y afirmó que es “fundamental” la publicación de las actas, según el Gobierno brasileño. El mandatario también aseguró en una entrevista televisiva que no ve “nada grave” en la situación. “No hay nada grave, no hay nada que asuste. Hay unas elecciones, hay alguien que dice que ha obtenido el 41%, hay otro que dice que ha obtenido el 50%”, dijo. “Es normal pelearse. ¿Cómo se resuelve la disputa? Presentando las actas. Si hay dudas sobre las actas, la oposición debe presentar un recurso y esperar la decisión, que tendremos que acatar”.
Antes de los comicios, Lula, un peso pesado regional que se ha posicionado como mediador y ha seguido el proceso a través de su asesor Celso Amorim en Caracas, manifestó su preocupación por las declaraciones del presidente venezolano, que dijo que si perdía las elecciones iba a haber “un baño de sangre”. “Maduro tiene que aprender que cuando uno gana se queda, y cuando pierde se va y se prepara para otras elecciones”, respondió el líder brasileño.
En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha abogado por “esperar” antes de reconocer el triunfo de Maduro, si bien ha asegurado que “no hay pruebas” sobre el supuesto fraude electoral en Venezuela. “Vamos a esperarnos. Yo creo que se tienen que presentar pruebas, las actas”, ha dicho este miércoles el mandatario durante su rueda de prensa matutina. Su sucesora, Claudia Sheinbaum, ha calcado sus comentarios, pidiendo “transparencia”. “Lo primero es transparencia en el resultado, que se termine de contar, y lo segundo, también decir, que no estamos de acuerdo con el intervencionismo”, ha señalado la presidenta electa.
“Los tres principales gobiernos de izquierdas que pueden tener más peso en sus pronunciamientos son Brasil, que tuvo mucho empeño para que se celebraran elecciones y que presionó para que se pudiera presentar la oposición; Colombia, que intentó hacer de mediador con una serie de cumbres y que ha buscado una salida política al conflicto, y México, que no ha estado tan implicado, pero que es un país de peso en la región”, dice a elDiario.es Anna Ayuso, investigadora para América Latina del think tank CIDOB. “Los tres buscan ese espacio de mediación y una salida política.
Chile, un paso más alláLa experta analiza que estos países “no han hablado de fraude, sino que han pedido transparencia”. “El único que ha hablado directamente de fraude ha sido el presidente de Chile, Gabriel Boric”, agrega.
Boric fue uno de los primeros en dar un paso al frente para exigir transparencia en el recuento, cuestionando abiertamente los datos aportados por las autoridades venezolanas. El presidente chileno –que durante su mandato ha intentado mantener por lo general un tono crítico con las violaciones de derechos humanos por parte de los gobiernos de otros países, sean del color político que sean– dijo en una publicación en X que los resultados ofrecidos por el Consejo Nacional Electoral “son difíciles de creer” y que su país no reconocerá “ningún resultado que no sea verificable”, exigiendo la total “transparencia de las actas y el proceso”. “Estamos a la espera de que los resultados sean completamente transparentes y verificables”, suscribió Camila Vallejo, portavoz del Gobierno chileno y uno de los rostros más visibles del Partido Comunista, el ala izquierda del Ejecutivo de Boric.
El Gobierno venezolano exigió a Chile, así como a otros países como Argentina o Perú la retirada “inmediata” de sus delegaciones diplomáticas en rechazo a lo que denominó “injerencistas acciones y declaraciones” sobre las presidenciales. Boric reaccionó a la expulsión del personal diplomático chileno asegurando que “demuestra una intolerancia impropia de las democracias” y se reafirmó en X: “Es justamente el respeto a la soberanía del pueblo venezolano, y los efectos que la diáspora forzada de parte importante de ese pueblo ha provocado, lo que nos lleva a exigir transparencia. Ni subordinaciones, ni cálculos. Principios”.
El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, reaccionó de manera similar en la red social, vertiendo sus “muchas dudas” sobre los resultados publicados por el organismo electoral venezolano. “Venezuela merece resultados transparentes, certeros y apegados a la voluntad de su pueblo”, dijo el dirigente del partido progresista Movimiento Semilla, que acaba de cumplir seis meses en el cargo. “Son imprescindibles los informes de las misiones de observación electoral, que hoy más que nunca, deben defender el voto de los venezolanos”.
“Hay un cansancio con el efecto negativo que tiene en la cooperación regional por una parte. Pero en algunos casos también es un cambio generacional”, sostiene Ayuso sobre el distanciamiento de gobiernos progresistas latinoamericanos con el Ejecutivo venezolano. “Tiene más que ver con la defensa de la democracia que con un alineamiento ideológico”.
De José Mujica a Alberto FernándezUna voz tradicionalmente respetada en la izquierda latinoamericana es la del expresidente de Uruguay, José Mujica, quien también ha apostado por pronunciarse más adelante sobre Venezuela ya que, según dijo en una entrevista, de momento “no hay información creíble de lo que pasó en las elecciones en ningún lado, ni de uno, ni del otro”. La coalición de izquierdas en la que se ubica Mujica, Frente Amplio, repitió el guion de Brasil y aseguró que espera que se publiquen la totalidad de las actas con los datos desglosados por mesa electoral, algo “fundamental para la transparencia, credibilidad y legitimidad de los resultados de la elección”.
Al otro lado del Río de la Plata, el expresidente argentino, Alberto Fernández, se ha mostrado crítico con la “dilatación” a la hora de dar a conocer las actas electorales en un país con “uno de los sistemas electorales más seguros del mundo”. “¿Por qué no muestra las evidencias de ese triunfo? ¿Por qué no las hace públicas? Esa es la parte que no entiendo. ¿Por qué cuando todos estamos pidiendo que muestre la actas, se hace proclamar en 24 horas presidente de Venezuela sin dar respuesta?”, dijo este martes en una entrevista. “Ahora dicen que van a publicar las actas. Y va a haber una nueva discusión sobre si son las reales, si fueron adulteradas. Yo creo que cometió un error el gobierno de Venezuela, y quiero creer que de buena fe”, afirmando que trata de mantener “la prudencia”.
En X, Fernández sostuvo que Venezuela, que “se ha visto sometida a un bloqueo”, debe “recuperar su convivencia democrática”, para lo que es “esencial” disipar “cualquier duda sobre el resultado” de las elecciones. “Sin esa certeza, las disputas permanecerán y todo justificará el sostener ‘sanciones’ que solo seguirá dañando al pueblo venezolano”, agregó. Por su parte, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner aún no ha roto su silenció sobre la situación en Venezuela.
Los que felicitan a MaduroNo todos los líderes de la región se han posicionado de la misma manera. El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, fue uno de los primeros en felicitar a Maduro: “Hermano, tu victoria, que es la del pueblo bolivariano y chavista, venció limpiamente a la oposición proimperialista de forma inequívoca. Así derrotaron también a la derecha regional, injerencista y monroísta [referencia a EEUU]. El pueblo habló y la Revolución ganó”. El Gobierno cubano sostiene que las críticas al proceso electoral forman parte de “una manipulación mediática y política” dirigida a “intentar un golpe” contra Maduro.
Daniel Ortega, mandatario nicaragüense que ganó su quinto mandato consecutivo tras una farsa electoral en 2021 en la que detuvo a siete candidatos opositores, también felicitó al presidente venezolano casi de manera inmediata y argumenta que las dudas sobre la victoria de Maduro son parte de un “nuevo intento de golpe de Estado” de los “imperialistas”. “Una gran cantidad de gobiernos latinoamericanos” forman parte de un “plan” que “estaba muy bien organizado”, junto a opositores venezolanos, “de lanzarse todos en contra de los resultados electorales”, ha dicho Ortega.
“Cuba y Nicaragua no tienen gobiernos democráticos y no están para dar lecciones. Son aliados permanentes”, dice Ayuso, que sí destaca la posición de Bolivia, “el único con más peso democrático que mantiene esta posición de apoyo a Maduro junto a Xiomara Castro en Honduras”.
El presidente Boliviano, Luis Arce, dijo que el lunes que la victoria de Maduro es una “gran manera de recordar al comandante Hugo Chávez”. “Hemos seguido de cerca esta fiesta democrática y saludamos que se haya respetado la voluntad del pueblo venezolano en las urnas”, añadió el presidente, que el mes pasado sufrió un intento de golpe de Estado. Un día después, el Gobierno matizó ligeramente su posición, argumentando que la felicitación fue “un tema de protocolo” tras recibir “información oficial”, sin entrar a valorar la veracidad de esa información. “Nosotros como Bolivia, en el marco de la diplomacia, no hacemos injerencia. El pronunciamiento ha sido en el marco de un saludo protocolar que corresponde al recibir información oficial”, dijo la portavoz.
“Bolivia ha recibido mucha ayuda de Venezuela, tiene muchas relaciones bilaterales y se posiciona más en ese discurso antimperialista y antinjerencia porque precisamente ha sido objeto de esas injerencias”, señala la investigadora.
El expresidente Evo Morales, que en 2019 sufrió un golpe de Estado tras las dudas sembradas en un recuento que le daba la victoria y al que se sumaron las fuerzas armadas, no ha tardado en trazar la comparativa con Venezuela. “Es deber de todos respetar las decisiones del árbitro de las elecciones venezolanas, en este caso, el Consejo Nacional Electoral. Es esa institución, sin injerencias, la que ya publicó el resultado electoral. La derecha internacional intenta poner eso en duda para generar violencia. Es el mismo guion del golpe de Estado en Bolivia. ¡Venezuela vencerá!”, señaló el martes. “Pretender solicitar actas o someter a auditorías es abrir la puerta a la intromisión que derivará en desestabilización política”, afirmó un día después.