Nemat Minouche Shafik es la tercera presidenta de un centro de la Ivy League que dimite bajo las acusaciones de permitir el “antisemitismo” en el campus
De EEUU al resto del mundo: así se encendió la llama de las protestas universitarias contra la guerra en Gaza
La rectora de la Universidad de Columbia, Nemat Minouche Shafik, ha presentado su dimisión este miércoles por la noche, después de meses de tensiones por las protestas contra la guerra de Gaza en el campus.
“Ha sido un período de agitación donde ha sido difícil superar la divergencia de opiniones dentro de nuestra comunidad. A lo largo del verano, he sido capaz de reflexionar y he decidido que mi marcha en este momento permitiría a Columbia afrontar mejor los retos que se avecinan”, ha escrito Shafik en un correo electrónico dirigido a los alumnos y profesores. En el texto, también apunta que su renuncia es de carácter inmediato. A través de un comunicado, la junta directiva de la universidad ha nombrado a la decana de Medicina, Katrina A. Armstrong, como sustituta de Shafik.
El pasado mes de abril Columbia se convirtió en el corazón de las acampadas propalestinas que se extendieron por el resto del país. Durante semanas, los alumnos ocuparon el interior del recinto para pedir el fin de la guerra y que la universidad cortara todo vínculo económico con empresas que tuvieran relación con Israel. Las protestas fueron tachadas de “antisemitas” y destacadas figuras del Partido Republicano pidieron la dimisión de Shafik por no actuar con suficiente mano dura. Uno de los abanderados de la causa fue el speaker de la Cámara de los Representantes, el republicano Mike Johnson, quien ser personó en el campus y acusó a la rectora de permitir que “el virus del antisemitismo” se extendiera por el campus.
“Esperamos que la dimisión de la rectora Shafik sirva de ejemplo para las otras universidades a lo largo del país sobre cómo tolerar o proteger el antisemitismo es inaceptable y habrá consecuencias”, ha publicado Johnson en X después de conocerse la noticia. El republicano también ha agradecido en especial el trabajo de Foxx “cuyas preguntas inquisitivas han inspirado una reacción nacional contra la indulgencia frente a los radicales pro-Hamas en los campus de todo Estados Unidos”.
En los últimos meses, las protestas universitarias contra la guerra de Gaza se han convertido en el principal escenario donde los republicanos llevan a cabo su guerra cultural contra las instituciones universitarias progresistas. Las críticas por la gestión de las manifestaciones también ha difuminado la línea que separa la libertad de expresión y el discurso de odio, creando un debate donde antes no lo había.
La republicana Foxx, que se ha declarado abiertamente contraria a las políticas de Diversidad, Equidad e Igualdad (DEI), se ha servido de las acusaciones de antisemitismo hacia las protestas para poner en el punto de mira la avanzadilla progresista que representan los campus del país. No solo está en cuestión el derecho a la libertad de expresión en los campus, sino también el derecho a libertad de cátedra.
Uso de la violencia policialShafik, que el año pasado se convirtió en la primera mujer al frente de Columbia, no solo ha tenido que lidiar con los ataques de los republicanos y los grupos de presión israelíes, sino también con las críticas por cómo gestionó las protestas. La rectora pidió en dos ocasiones que la policía de Nueva York entrara en el campus para desmantelar la acampada.
Cuando la policía intervino por segunda y última vez, un grupo de estudiantes también se había encerrado en el Hamilton Hall, el mismo edificio que en el 1968 fue ocupado por los manifestantes contra la guerra del Vietnam. Decenas de agentes irrumpieron en el campus en medio de la noche y detuvieron a más de 200 personas. Además de recurrir a la violencia policial, la universidad también tomó medidas disciplinarias contra los alumnos involucrados. El desalojo de Columbia marcó un nuevo estadio de las protestas contra la guerra de Gaza.
Tanto las acciones disciplinarias como la decisión de utilizar la policía para desalojar la acampada le costó duras críticas por parte de alumnos y profesores. “Para ser claros, cualquier futuro presidente que no haga caso a la ensordecedora demanda de desinversión [de Israel] por parte de los estudiantes de Columbia acabará exactamente igual”, ha escrito en X Columbia Students for Justice in Palestine, una de las organizaciones tras la acampada.
La renuncia de Shafik llega cuando tan solo faltan tres semanas para que empiece el semestre, y después de que el Wall Street Journal publicara el plan de la rectora para dar más poderes al servicio de seguridad en el campus para que pudieran detener a aquellos estudiantes que causaran alteraciones en la vida académica. Actualmente, los 300 guardias que trabajan en el centro tienen prohibido tocar físicamente a los estudiantes. El plan inquietó tanto a las asociaciones de alumnos como a profesores.
Shafik deja la presidencia de la universidad sin acabar de resolverse las tensiones por las protestas que probablemente se reactiven mientras la guerra de Gaza continúa. El conflicto ya se ha cobrado la vida de más de 39.000 palestinos en los diez meses que lleva.