Barnier, de 73 años, es miembro de la derecha gaullista y un político más conocido en Europa que en Francia, donde ha sido diputado y ministro en hasta cuatro ocasiones
Macron nombra primer ministro al excomisario europeo Michel Barnier
En el patio del Hôtel de Matignon, residencia oficial del primer ministro francés, Gabriel Attal –después de más de 50 días ocupando el cargo en funciones– cederá por fin este jueves el testigo a su sucesor, Michel Barnier.
Se trata de una ardua tarea tarea para el antiguo negociador jefe de la Unión Europea para el Brexit, que deberá gobernar con una Asamblea Nacional más fragmentada que nunca, dividida en tres grandes bloques (izquierda, centro y extrema derecha), en la que su partido político (Los Republicanos) dispone de menos de 50 diputados (de un total de 577).
Michel Barnier (1951, La Tronche) entró en política en su adolescencia, fue diputado por primera vez en 1978 y ha formado parte de la derecha gaullista bajo sus distintas denominaciones (UDR, RPR, UMP y, actualmente, Los Republicanos) desde hace casi 50 años. A sus 73 años, se ha convertido este jueves en el primer ministro francés de más edad en el momento de su nombramiento; más del doble que su predecesor, Gabriel Attal, la persona más joven en ocupar el cargo.
Pese a su experiencia, su trayectoria ha hecho que sea menos conocido en Francia que en Europa, pese a haber sido cuatro veces ministro bajo las presidencias de Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy (Medio Ambiente en 1993, Asuntos Europeos en 1995 y 2004 y Agricultura en 2007).
También ha ocupado dos veces el cargo de Comisario Europeo, antes de ser nombrado por Jean-Claude Juncker como negociador jefe del Brexit en 2016, una labor en la que consiguió el aplauso unánime de los Estados miembros. Por otro lado, a pesar de esa dilatada trayectoria, Barnier suele bromear diciendo que su mayor logro fue la organización de los Juegos Olímpicos de invierno de Albertville (en Savoya) en 1992.
Candidato fallido a la presidencialDe regreso a Francia tras el acuerdo del Brexit, intentó sin éxito ser elegido candidato de Los Republicanos para la elección presidencial de 2022. Fue tercero en las primarias, detrás de Valerie Pécresse y de Éric Ciotti. Este jueves, la prensa francesa subrayaba el prestigio del que goza en Bruselas, como hombre de experiencia, rigor y diálogo, mientras que, en casa, Barnier ha sido criticado por sus rivales –a menudo de su propio partido– por su rigidez y excesiva seriedad.
También le ha valido críticas su proximidad con Emmanuel Macron, con el que comparte muchos elementos en política económica e internacional. En 2021, Le Monde reveló que el Elíseo se había puesto en contacto con él un año antes para sustituir a Édouard Philippe en el cargo de primer ministro. Sin embargo, Macron puso como condición que Barnier debía abandonar su partido. Su negativa a hacerlo bloqueó entonces su llegada a Matignon.
Desde aquel momento, su posición respecto al jefe del Estado se endureció y, aunque ideológicamente coinciden en varios aspectos, Barnier ha criticado a menudo la forma de gobernar del mandatario. “No se puede dirigir Francia sin contar con todos”, declaró durante las primarias de 2022, denunciando una presidencia “vertical, arrogante y solitaria”.
A corto plazo, Barnier debe componer un gobierno que le permita tender puentes con otras formaciones. Bajo la tutela de Macron: en Francia, el Ejecutivo es nombrado por el presidente a propuesta del primer ministro. “El presidente se ha asegurado que el primer ministro y el próximo Gobierno reunirán las condiciones necesarias para ser lo más estables posible y lograr el apoyo más amplio”, ha afirmado el Elíseo en su comunicado oficial.
Postura ante la inmigraciónMás complejo será lograr que Barnier y ese próximo gobierno resistan una previsible moción de censura en la Asamblea Nacional en las próximas semanas. En teoría, ese era el elemento central de la designación de Macron, el motivo por el que se ha negado a encargar la formación de gobierno a la candidata del Nuevo Frente Popular, Lucie Castets.
En caso de moción, una abstención de los diputados de Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen podría ser decisiva. Por eso, el NFP ha criticado este jueves en un comunicado la decisión de Macron de nombrar a Barnier, acusándole de “forjar un acuerdo tácito con la extrema derecha” al optar por un primer ministro venido de la derecha.
Pese a tener un largo historial de conservador moderado y europeísta, su programa para las primarias de su partido sorprendió incluyendo una “moratoria” respecto a la inmigración. Barnier reclamó “recuperar la soberanía jurídica para no estar sujetos a las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea o del Tribunal Europeo de Derechos Humanos”.
Estas propuestas estaban destinadas a seducir a los militantes de Los Republicanos, que en general son más conservadores que los votantes del partido. En su momento suscitaron la incomprensión en Bruselas, donde varios miembros de la comisión y parlamentarios los acusaron de cinismo y demagogia.
Esas propuestas ahora pueden allanar un terreno de negociación con Le Pen para conseguir, al menos, su abstención. De momento, el presidente del partido de extrema derecha, Jordan Bardella, ha declarado que “esperarán al discurso de política general que debe pronunciar el primer ministro, antes de tomar una decisión en este sentido”.