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Más seguridad, menos verde: las prioridades de una nueva Comisión Europea que mira al este

Más seguridad, menos verde: las prioridades de una nueva Comisión Europea que mira al este

La estructura del gobierno comunitario da un rol preponderante a la defensa europea, que estaba olvidada antes de la invasión de Ucrania. La competitividad será el núcleo de la actuación del gabinete de Von der Leyen, que ha dejado indefiniciones en la cadena de mando

Los retos de Teresa Ribera al frente de la mayor cuota de poder de España en la UE

Si la UE quiso lanzar un mensaje a Vladímir Putin lo hizo con la designación de Kaja Kallas como jefa de la diplomacia europea el pasado mes de julio.

Los líderes de los 27 se decantaron por la entonces ministra estonia, a quien el presidente ruso puso en busca y captura, como alta representante. Con ella lograban una cuadratura del círculo en el reparto del poder de la nueva legislatura: mujer, liberal y del este. Y también dejaban claro que la política de seguridad y defensa es una prioridad desde la invasión de Ucrania, que precipitó el proceso de ampliación de la UE hacia el este.

Ursula von der Leyen, que viajó a Kiev dos días después de presentar a su nuevo equipo, mencionó hasta en ocho ocasiones la palabra seguridad en el discurso que pronunció al presentar su nuevo Colegio de Comisarios. “Prosperidad, seguridad y democracia” serán las prioridades con la competitividad y la transición limpia y digital como “telón de fondo”, según resumió la alemana sobre el trabajo que ha asignado al equipo con el que aspira a comenzar su segundo mandato (el Parlamento Europeo tiene ahora que pronunciarse sobre la idoneidad de los nominados). 

Más allá de las palabras y de las personas, como Kaja Kallas, la estructura del nuevo gabinete Von der Leyen pivota en buena medida en torno a ese eje. La Comisión Europea contará por primera vez con un comisario de Defensa y Espacio. El cargo lo ocupará el ex primer ministro lituano Andrius Kubilius, que va a ser otro ‘halcón’ anti-Putin en un puesto clave. La misión que le ha puesto Von der Leyen es construir una “verdadera Unión Europea de la Defensa”. El mensaje que desde hace más dos años repiten los líderes occidentales es que la guerra en Ucrania no sólo afecta a ese país sino a la seguridad de todo el continente.

“La naturaleza creciente y compleja de las amenazas a las que se enfrenta Europa han señalado la necesidad de que Europa dé el siguiente paso en materia de defensa. Tenemos que reflexionar sobre la futura arquitectura de seguridad europea, e invertir en nuestra propia seguridad y defensa, en estrecha cooperación con nuestros socios y con la OTAN. Los Estados miembros siempre serán responsables de sus fuerzas armadas, desde la doctrina hasta el despliegue.. Este es el fundamento absoluto de toda nación europea. Pero hay mucho que Europa puede hacer para apoyar - en términos de inversión, industria, adquisiciones, investigación, innovación y mucho más. En el centro de este trabajo debe haber un principio simple: Europa debe gastar más, gastar mejor, gastar en Europa”, señala la presidenta. 

La batalla anticipada

Aparte de la alta representante, que siempre lleva asociada la política exterior y de seguridad de la UE, y del nuevo comisario de Defensa, Von der Leyen ha elevado el asunto al corazón de su gabinete con una vicepresidencia para la Soberanía tecnológica, Seguridad y Democracia, que ocupará la finesa Henna Virkkunen. La alemana hizo campaña electoral en un refugio antiaéreo en Finlandia y encargó al expresidente de ese país Sauli Niinisto un análisis de la estrategia de defensa ciudadana para coger ideas. Con otro sentido, el concepto también figura en la cartera del comisario de Comercio, que llevará asociada la Seguridad Económica en un momento en el que minimizar las dependencias estratégicas de otros países, como en materias primas o recursos energéticos, se ha convertido en un asunto fundamental para la UE. 

La mirada hacia el este es obvia en la política de seguridad europea ante el ataque a Ucrania. Pero Von der Leyen también ha repartido juego geográfico al situar de nuevo al frente de la cartera económica al letón Valdis Dombrovskis y a la mano derecha del polaco Donald Tusk, Piotr Serafin, en la delicada misión presupuestaria. Polonia es el quinto país de la UE y la presidenta ha encajado todas esas piezas: ella es alemana, Francia, España e Italia tendrán vicepresidencias. De hecho, su justificación para aupar a la extrema derecha a ese puesto por primera vez fue precisamente que Italia es un país fundador y uno de los grandes del club comunitario –además de que el grupo de Giorgia Meloni tiene dos vicepresidencias en la Eurocámara gracias a que el PPE no le aplica el cordón sanitario que sí impone a otras fuerzas de ultraderecha–.

Si la seguridad es una prioridad del mandato que ahora comienza, la competitividad es el núcleo. “Todo el Colegio está comprometido con la competitividad”, dijo Von der Leyen en su presentación sobre el que será el eje vertebrador de la actuación del gobierno comunitario en su conjunto. Ahí es donde se anticipan las tradicionales rencillas por el poder. Por un lado estará la vicepresidenta Teresa Ribera, a quien la alemana le ha asignado la sustanciosa cartera de Competencia con el encargo de reformular el marco de las ayudas de estado para que la UE tenga opciones en la guerra comercial frente a Estados Unidos y China y contribuir al desarrollo del Pacto Industrial Limpio. 

Limpio sustituye a verde

Pero esa es una atribución también del vicepresidente francés, Stéphane Séjourné, de quien depende DG GROW (la poderosa dirección general de Mercado Interior, Industria, Emprendimiento y PYME). Además, varios de los comisarios que están orgánicamente debajo de Ribera tienen que trabajar con Séjourné en el desarrollo de la estrategia industrial, lo que puede derivar en choques en las cadenas de mando que, en última instancia, resolverá Von der Leyen, a quien si algo define es su carácter presidencialista. 

Lo que pasa a un segundo plano es la agenda verde, que ahora se sustituye de manera eufemística por el concepto ‘limpio’. Es el nombre que recibe la otra parte de la cartera que asume Teresa Ribera, Transición Limpia y Justa, frente al Pacto Verde Europeo que fue uno de los leitmotiv del mandato anterior, pero que puso en pie de guerra a algunos sectores económicos, especialmente al campo.

La presión económica y los intereses políticos amenazaron el ambicioso plan ambiental de Von der Leyen en la recta final de la anterior legislatura, en la que su propio partido le dio la espalda en leyes claves, como la de restauración de la naturaleza e incluso renegó de la prohibición de vender coches diésel y gasolina a partir de 2035. Ahora está por ver si el cambio de nombre es sólo simbólico o si Ribera tendrá que sacar las garras para mantener los compromisos verdes.

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