El presidente del Gobierno avanza en la posición española respecto a Israel, en la línea de Emmanuel Macron, tras los ataques de Israel a las bases de la misión de paz de la ONU en Líbano, comadada por un español y donde hay 700 'cascos azules' españoles
Qué se juega España en el sur de Líbano, donde Israel ha vuelto a atacar a las fuerzas de la ONU
Pedro Sánchez da un paso más en la posición diplomática española con respecto a Israel pidiendo el fin de las exportaciones de armas al Gobierno de Benjamín Netanyahu.
“Critico y condeno los ataques que está sufriendo la misión de Naciones Unidas, FINUL en Líbano por parte de las Fuerzas Armadas israelíes”, ha dicho Sánchez: “Nos parece algo absolutamente condenable, rechazable y que sirve para recordarnos la urgencia de acabar con la violencia, de que cese esta espiral de violencia en Líbano, en Gaza y en Cisjordania, y que podamos, de una vez por todas encontrar la vía diplomática para la resolución de conflictos en términos pacíficos”.
Y ha añadido: “Creo que es urgente que, a la luz de todo lo que está sucediendo en Oriente Medio, la comunidad internacional cese la exportación de armas al Gobierno de Israel”.
En este sentido, Sánchez ha insistido que el Gobierno “no exporta ningún tipo de armamento ni de material militar a Israel desde el 7 de octubre [de 2023], la posición de España es no contribuir ni de una manera ni de otra a la escalada de violencia y a la guerra”.
En relación con la exportación de armas, hay informes del Centre Delàs que muestran que, aunque hayan sido operaciones comerciales cerradas antes del 7 de octubre de 2023, sí se han producido envíos posteriormente desde España, y también se han producido compras a Israel. Estos hechos han sido denunciados por los socios del PSOE en el Gobierno –Sumar– y en el Congreso –Podemos, EH Bildu, ERC–, que piden el fin de las relaciones diplomáticas y comerciales entre España e Israel.
“Cuando hablamos de la exigencia de respetar el derecho internacional humanitario”, ha proseguido Sánchez, “estamos señalando la urgencia de que el Gobierno de Israel cese en estas hostilidades que están contraviniendo el Derecho Internacional, porque está invadiendo un tercer país, en este caso, Líbano, y también el Derecho Internacional Humanitario, como ha puesto en cuestión hasta incluso la propia Corte Internacional de Justicia con los asentamientos de Cisjordania, sin ir más lejos”.
Al frente de las fuerzas de paz de la ONU en Líbano, con algo más de 10.000 soldados a su cargo -entre ellos, 670 españoles- se encuentra el general de división español Aroldo Lázaro, con un mandato que inició en 2022 y que mantendrá hasta el próximo año. Su tarea es delicada, en un escenario donde Israel avanza en su invasión por tierra desde el sur y bombardea varios puntos del país. En pocos días el Ejército israelí ha causado la muerte de más de 2.000 libaneses -más de cien niños- y el desplazamiento de más de un millón.
Borrell y Macron, tambiénEl alto representante, Josep Borrell, se ha sumado al presidente francés, Emmanuel Macron, en la petición de que se deje de enviar armamento a Israel y que ha provocado la respuesta airada de Benjamín Netanyahu. “Todos decimos que hay demasiados muertos, pero los muertos siguen aumentando. Por eso es tan importante la decisión que ha tomado el presidente de la República francesa”, dijo esta semana el jefe de la diplomacia europea en un debate en el Parlamento Europeo coincidiendo con el aniversario de los atentados de Hamás.
“Creo que, hoy en día, la prioridad es que volvamos a una solución política, que dejemos de enviar armas [a Israel] para llevar a cabo los combates en Gaza. Francia no lo hace”, dijo Macron este fin de semana. Otros países, como España, han paralizado la concesión de nuevas licencias dirigidas a ese país, aunque se han seguido enviando las armas que estaban contratadas previamente. El mensaje de Macron, que ha aplaudido el alto representante de la UE, se dirigía especialmente a Estados Unidos, que es el principal suministrador de armas a Israel, y que ha incrementado los envíos desde que comenzó la masacre en Gaza.
Borrell ha comenzado su intervención condenando los atentados de Hamás y recordando que es la peor tragedia que sufrió el pueblo judío desde el Holocausto. “El antisemitismo es la más perversa invención del ser humano”, ha afirmado el político catalán, que ha recapitulado el número de víctimas israelíes y ha reclamado la “liberación incondicional de los rehenes” capturados el 7 de octubre del pasado año. “De esta experiencia trágica se deduce que el pueblo de Israel no puede mirar al futuro si no esta seguro de que el 7 de octubre no se repetirá jamás”, ha aseverado.
A partir de ahí, ha cuestionado la expansión de la guerra a otros territorios, como Líbano, y ha apelado a los “límites” de Israel en su derecho a la autodefensa. “En una guerra no hay ni buenas ni malas víctimas, hay simplemente víctimas civiles, sean israelitas o palestinos”, ha afirmado.
El alto representante se ha mostrado, además, pesimista respecto a la resolución del conflicto. “El problema no es solo la continuación de la guerra sino la fata de la perspectiva política”, ha señalado Borrell, que ha admitido que la perspectiva de un alto el fuego “parece desaparecer”. “Nunca como ahora se había hablado tanto del conflicto entre Israel y Palestina, pero nunca con tan poca perspectiva de una solución política”, ha reiterado.
“Hay que hacer un gran esfuerzo de diálogo entre las sociedades civiles de Israel y Palestina”, ha agregado Borrell, que ha admitido que el planteamiento en pleno derramamiento de sangre puede parecer “absurdo”; pero ha asegurado que los esfuerzos diplomáticos continuarán, por ejemplo, en citas como la reunión de la Unión por el Mediterráneo que se celebrará en Barcelona el 27 de octubre.
“Hemos de pasar del mutuo rechazo al mutuo reconocimiento y si alguien cree que esto no es posible tiene que pensar otra solución. Si esta solución no es posible, ¿cuál es la solución?”, ha preguntado Borrell, firme defensor de la solución de los dos estados que Netanyahu ha rechazado constantemente.
Borrell ha reconocido que “Europa está ausente” en el conflicto en Oriente Medio y ha atribuido la falta de peso en la resolución del conflicto en la división que existe entre los estados miembros.