La formación de izquierdas de Grecia ha elegido a su presidente tras la destitución en septiembre del polémico Stefanos Kasselakis, exejecutivo d Goldam Sachs
Cuatro eran los candidatos que este domingo se vieron las caras en las primarias de Syriza: el eurodiputado Nikolas Farantouris; el actor de telenovelas y exalcalde de Stylida, Apostolos Gletsos; y los diputados Pavlos Polakis y Sokratis Famellos. Todos ellos fueron a las urnas con la promesa sobre la mesa de recomponer el partido y sacarlo a flote tras uno de los años más convulsos y caóticos de su historia.
Con unos datos de participación satisfactorios para el partido —70.152 personas votaron en estas elecciones—, pasadas las 11 de la noche (hora local en Grecia) llegaban los resultados definitivos: Sokratis Famellos (Atenas, 1966) ganaba con un ajustadísimo margen (49,41% de los votos) al cretense Pavlos Polakis, que se quedó a las puertas (43,51%).
Diputado por Syriza desde 2015 y viceministro de Medio Ambiente y Energía entre 2016 y 2019, Famellos basó su campaña en la idea del “reinicio” de Syriza “para hacerla más fuerte y más grande”. Por su parte, Pavlos Polakis felicitó a Famellos y también insistió en la necesidad de estar unidos “para derrocar al Estado de Mitsotakis [primer ministro]”.
Fuera de Koumoundourou, la sede del partido, el ya nuevo presidente de la formación auguraba un futuro cohesionado: “Es un buen día para Syriza y para la izquierda”. Felicitaba también al resto de candidatos y a los diferentes comités electorales y señalaba su nueva responsabilidad. “No estamos de celebración, pero estamos contentos y somos conscientes del trabajo que tenemos. Esta es una respuesta a quienes cuestionaron el futuro de Syriza […] Reconstruiremos nuestra casa de nuevo”. Famellos hizo énfasis en la idea de “volver a estar juntos”, algo por lo que no se ha caracterizado la formación en el último año.
Sokratis Famellos, el favoritoDesde las ocho de la mañana y hasta las ocho de la noche (en principio las urnas se iban a cerrar a las siete, pero a media tarde el partido decidió alargarlo una hora más) las bases de Syriza se fueron desplazando hasta los distintos colegios electorales habilitados para depositar su voto.
En la 17th-155th Escuela Elemental de Atenas, en el barrio de Ambelokipi, durante la tarde, el goteo de personas fue constante. Yanis, de 46 años, aseguraba haber votado a Famellos “porque es el único que puede reconstruir el partido” y calificaba el año de Kasselakis como “un desastre”.
La misma opinión tenía Thanos, de 34 años y también votante de Famellos, “el más decente y quien ha hecho un buen trabajo de representación en el Parlamento. También lo he votado porque creo que puede cohesionar el partido. Yo ya no voto a Syriza, pero quería votar para lo que creo que es la mejor solución para Syriza, porque es una parte de la izquierda muy importante”.
Respecto a Polakis, otro de los favoritos, decía que “tiene demasiado temperamento”, y sobre Farantouris y Gletsos aseguraba que “no son suficientemente fuertes”. También Nikos (60) y Stella (57) habían apostado por Sokratis Famellos, porque era el candidato que les generaba “más confianza”. Dimitra Kavatha, de 63 años, reconocía haber votado hace un año por Kasselakis y haberse arrepentido: “Se ha demostrado que no tenía las ideas claras”, añade. También ella había depositado su voto para Famellos.
Hacía días que el nombre de Sokratis Famellos, actual presidente del grupo parlamentario tras la marcha de Tsipras, sonaba con fuerza como posible ganador de los comicios. Ligado a la formación de izquierda desde sus inicios, actualmente se encarga de las cuestiones de Energía y Medio Ambiente en su grupo parlamentario. También es miembro de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, donde participa en temas relacionados con el desarrollo sostenible, el cambio climático, los movimientos migratorios y otras cuestiones sociales.
Un año de caos tras la debacle electoralPara entender por qué Syriza llegaba ayer a estas primarias en una de las situaciones más vulnerables de los últimos años hay que mirar hacia las dos convocatorias de elecciones generales de 2023, cuando el partido de izquierdas, aún con Alexis Tsipras al frente, perdió a más de la mitad de sus diputados. Las reacciones no se hicieron esperar y unos días más tarde, Tsipras presentó la dimisión y dejó todos sus cargos en el partido.
Unas semanas más tarde de la renuncia del histórico líder de la izquierda griega, a finales de septiembre de 2023, se convocaron elecciones primarias para elegir un nuevo presidente. Tras una campaña feroz entre la que había sido la mano derecha de Alexis Tsipras y exministra de trabajo entre 2016 y 2019, Efi Ahtsioglou, y el recién llegado Stefanos Kasselakis, contra todo pronóstico, ganó este último. Kasselakis no era un candidato al uso: se había mudado a Estados Unidos con su familia cuando contaba con 13 años y hacía apenas pocos meses que se había vuelto a instalar en Grecia. Su trabajo como asesor en Goldman Sachs, su posición acomodada y su condición de outsider generaron ciertos recelos y desafecciones; pero la base lo apoyó. La razón fue obvia: muchos de los que lo votaron consideraron que una figura externa al partido traería ideas frescas y aire nuevo a la formación; el cambio que se necesitaba en aquel momento tras el descalabro electoral en las generales.
“Al principio, no estaba en contra de Kasselakis. Evidentemente me daba cuenta de que no formaba parte al 100% del contexto de Syriza, pero pensé que traería algo nuevo o diferente. Podía ver algunas red flags, pero decidí no hacerles caso”, explica Dimitris (nombre ficticio a petición de la fuente). Él ayer votó por Nikolas Farantouris, pero “si gana Famellos, también estará bien”, aseguraba la tarde del domingo en el colegio electoral de Ambelokipi. “He votado a Farandouris a sabiendas de que probablemente no saldrá”, decía.
A Stefanos Kasselakis, en los medios griegos se le apodó el mesías y él, haciéndose eco del mote, prometió cohesionar el partido y reflotarlo. Nada más alejado de la realidad: unas semanas después de las primarias, once pesos pesados del partido, encabezados por Efi Ahtsioglou, abandonaban la formación (y el grupo parlamentario) y creaban un nuevo partido: Nueva Izquierda.
El reinado de Kasselakis duró poco: un año. El pasado mes de septiembre, tras unos meses de altibajos y demasiadas polémicas, una facción, “el grupo los 87” — partidarios del ex primer ministro y exlíder del partido, Alexis Tsipras—, provocaba su salida. La destitución de Kasselakis abría la enésima crisis en la formación, que volvía a quedar descabezada y mucho más debilitada que hace un año.
Por su parte, Stefanos Kasselakis, ha aprovechado este fin de semana electoral en Syriza para presentar su propio partido: Movimiento por la Democracia, descrito por él mismo como “el partido político más moderno y participativo que Grecia haya visto jamás”. El nombre ha sido escogido por los partidarios de Kasselakis tras tres días de votaciones.
En Syriza, ahora, el gran reto de Sokratis Famellos será recuperar la identidad de un partido que, tras las diferentes desbandadas, ya no es el principal partido de la oposición. Famellos tendrá que hacer renacer una Syriza sin rumbo, con demasiadas familias y liderazgos,ny tendrá que trabajar para recoser sus costuras si quiere recuperar aquel brillo de 2015, cuando la formación ganó casi por mayoría absoluta en las elecciones generales plantando cara a la troika y convirtiéndose en el faro de las izquierdas europeas.