(LondresTV)   Luego de diez semanas de protestas en la isla de Hong Kong, este lunes se tornaron más preocupantes luego que los manifestantes, a quienes China acusa ya de terroristas, inutilizaron el aeropuerto, mientras que miles de jóvenes y policía bordean la tragedia en las calles.

Hong Kong, que nunca había vivido una ola de protestas como la vista, se dirige, según analistas políticos hacia un despeñadero luego de pasadas las diez semanas más convulsionadas as de su historia y con la sospecha de que lo peor aún está por venir.

El aeropuerto hongkonés no es uno más del montón,  es el primero del mundo en mercancías y octavo en pasajeros, atiende a 75 millones de viajeros anuales y más de 200.000 diarios, ejerce de nudo asiático y global y da la bienvenida a uno de los territorios más cosmopolitas del mundo.

La ocupación del aeropuerto se dio de la mano de unos 5.000 activistas desde la mañana y colapsado horas más tarde. Las carreteras de acceso, los aparcamientos y el tren que lo une al centro han quedado desbordados por el caudal humano. Es el segundo torpedo al funcionamiento de la capital financiera después de la huelga general de la semana pasada.

Hasta tanto no se calibren los resultados de estas acciones, por ahora ya se sabe de la caída del turismo, la ocupación hotelera y las ventas de los comercios.

Los activistas han llevado al aeropuerto su pliego de cargos contra la policía por su actuación en las manifestaciones de anoche. Algunos se han colocado un parche ensangrentado en la cara para solidarizarse con la joven que fue herida en el ojo y corre peligro de perderlo. La ciudad se ha despertado impactada por las escenas de una violencia desconocida hasta ahora.

Tanto los manifestantes como los policías cada vez se apertrechan más. A la mejor usanza de las manifestaciones ucranianas o venezolanas, los activistas se hacían de Bombas o Cocteles  molotov, en lugar de las barras de hierro, adoquines y piedras.

Los policías no se quedan atrás y esta vez arrecieron su ataque con una fuerza inusitada: gases lacrimógenos en estaciones de metro, balas de goma disparadas a corta distancia y detenciones con gratuita rudeza. La dinámica se desliza sin remedio hacia la tragedia.

La policía ha abandonado ya la contención. Durante las primeras semanas minimizó las detenciones, soportó el acoso a las comisarías e incluso permitió la toma del Parlamento. Es probable que pretendiera eludir las acusaciones de brutalidad policial y esperar a  que el tiempo agotara el brío de los jóvenes.

Luego de unas 600 detenciones, la policía aplica nuevas técnicas de infiltración de agentes con camisetas negras y cascos que generan pánico entre los activistas.

Pekín ha endurecido su discurso. Durante días y días, la prensa Nacional ignoró las protestas.

 

Hoy ha mencionado el terrorismo tras los cócteles molotov que anoche hirieron a un agente. “Los manifestantes han utilizado frecuentemente armas extremadamente peligrosas para atacar a la policía, lo que constituye graves crímenes y brotes terroristas”, ha dicho la oficina de enlace de Pekín en Hong Kong.

(Con información de El Periódico de Catalunya)

(Lunes 12 de agosto de 2019)