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“Fue el primer presidente por el que voté”: centenares de personas esperan en medio del frío para despedir a Jimmy Carter

“Fue el primer presidente por el que voté”: centenares de personas esperan en medio del frío para despedir a Jimmy Carter

Los restos del expresidente demócrata ya están en Washington, donde el féretro estará expuesto en el Capitolio hasta la ceremonia que se celebrará el jueves en la Catedral Nacional

Jimmy Carter, el presidente efímero, religioso y pacifista

“¿A qué hora crees que entraremos?”. La pregunta del hombre se condensa en una nube de vaho en medio los cuatro grados bajo cero que marca el termómetro. Centenares de personas hacen cola afuera del Capitolio, que sigue cubierto por la nieve del lunes, para poder despedirse del que fue el 39 presidente de los Estados Unidos.

El féretro de Jimmy Carter ha llegado este martes por la mañana a Washington para iniciar los tres días de funeral de Estado que culminará con la ceremonia en la Catedral Nacional de la ciudad el jueves.

Carter, que siempre rehuyó del aura imperial del cargo y llegó a prohibir que se tocara el “Hail to Chief”, recibe los últimos honores en una ciudad con la que nunca tuvo mucha sintonía y de cuyos círculos sociales siempre fue un outsider. 

En su toma de posesión, después de llegar a la presidencia en 1977, ya dejó su voluntad de mantenerse aferrado a sus orígenes como granjero de cacahuetes en Georgia: durante la desfilada inaugural por la Pennsylvania Avenue él y su esposa Rosalynn bajaron de la limusina para seguir a pie. El demócrata fue el primer presidente de la historia en llegar caminando a la Casa Blanca durante la inauguración presidencial. 

“Era un hombre maravilloso. Fue el primer presidente por el que voté. Lo respeto por todo lo que ha hecho”, explica Kitty Huber, de 66 años. Tiene los ojos empañados y su marido, Stephen, sonríe con ternura mientras la escucha enumerar todas las razones por las que vale la pena estar pasando frío hoy y haber conducido desde Maryland por unas carreteras donde la nieve se ha convertido en hielo. Las dos últimas: “Carter fue un gran humanitario y ambientalista”. Hace una hora y media que el matrimonio espera en la cola. 

A pesar de que su administración tuvo uno de los promedios de aprobación más bajos de desde la Segunda Guerra Mundial, su activismo posterior a la presidencia fue el que marcó su legado. En el 82 fundó el Centro Carter junto a su esposa Rosalynn para fomentar los derechos humanos, el desarrollo de programas de salud y la supervisión del proceso democrático en elecciones. En 2002 recibió el Nobel de la paz por “las décadas de esfuerzo por encontrar soluciones pacíficas a conflictos internacionales”. Así mismo, fue el primer inquilino de la Casa Blanca que desarrolló una política climática.

Dentro del vestíbulo del Capitolio, en el área de visitantes, la cola continua. Las botas de nieve crujen sobre las baldosas relucientes con los restos de la calle. Algunas personas hacen malabares mientras intentan sostener el abrigo, el gorro, la bufanda y los guantes. Otros simplemente se desabrochan el chaquetón, como es el caso de Neil Patel, de 36 años. El joven ha querido vestirse para ocasión y también lleva americana negra y camisa blanca. Ha conducido desde Nueva Jersey para despedirse de Carter. Reconoce que fue un poco difícil con la nieve y el hielo, y espera no llegar muy tarde a casa. Al haber celebrado antes una ceremonia privada con los legisladores, el ataúd solo estaba abierto al público de las siete y media de la tarde hasta la medianoche.

Patel, que ni siquiera había nacido cuando gobernó Carter, cree que el expresidente “hizo lo mejor que pudo para el país”. El joven, que lleva pintado el tilaka rojo en la frente, considera que el esfuerzo vale la pena: “Todo presidente merece ser respetado por lo que hizo por este país”.

Un poco más atrás, Alexandra Mead conversa con dos amigos mientras esperan. Explica que salió antes del trabajo para poder venir hoy a ver los restos de Carter. “Fue un buen hombre. En la universidad fui voluntaria para Habitat for Humanity, y su trabajo y legado son realmente importantes para mí. Por eso quisimos venir a rendirle homenaje”, expone. 

Para Mead es destacable el sentimiento de “unión” que ha sentido hoy, especialmente después de unas elecciones tan polarizadas. “También vine al servicio de Bush padre, aunque fuera republicano. Fue un honor poder estar con todas las personas de todo el país para rendirle homenaje. Y siento lo mismo con Carter”. 

“Sin duda, es un momento de unidad. Soy republicano hasta la médula y estoy aquí. Esto va más allá de los partidos y la política. Significa rendir homenaje a quien ha servido al país”, expone Dennis Kubin, de 48 años. Él y su pareja, Margo Hodges, de 46 años, también han venido desde Virginia.

La cola avanza y el personal del Capitolio, vestido con chaquetas rojas, indica las escaleras que hay que seguir para llegar a la Rotonda. Antes de entrar a la estancia, algunas personas se quitan el gorro que hasta entonces habían mantenido. Seis soldados, uno por cada rama del ejército, custodian los restos del expresidente. El féretro, vestido con la bandera de los Estados Unidos, yace sobre la misma estructura de pino cubierta con telas negras que se construyó para sostener el ataúd de Abraham Lincoln después de su asesinato en 1865. 

Tres coronas de flores, blancas y rojas, rodean al expresidente. En la cinta azul que las atraviesa está inscrito: “Rama ejecutiva”, “Cámara de los Representantes” y “Senado”. Las tres han sido entregadas horas antes durante el servicio privado que han realizado los congresistas para rendir honor a Carter. La cita habría vuelto a poner codo con codo la demócrata Kamala Harris y al republicano Mike Johnson, igual que pasó durante la certificación del 6 de enero, si no fuera porque entre ellos estaba Douglas Emhoff, el marido de la vicepresidenta. 

A la salida de la Rotonda, en uno de los pasillos por donde solo circulan los legisladores, policías, personal del Capitolio y periodistas, también hay colas. En una esquina, sobre una mesa, algunos trabajadores esperan su turno para poder escribir una dedicatoria en el libro del funeral de Carter. 

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