El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, cree que el umbral de gasto en defensa del 2% del PIB que los aliados se autoimpusieron hace unos años no es “ni de lejos suficiente” para la actual situación y ha defendido en el Parlamento Europeo la necesidad de aumentarlo para hacer frente a los desafíos a los que se enfrenta Europa.

Vladímir Putin es el principal motivo de esa inquietud. Rutte ha asegurado que Rusia está “acelerando” las campañas de desestabilización de los países europeos a través de ataques híbridos, por ejemplo. Los países nórdicos y bálticos son los que más sufren esa amenaza. De ahí que Rutte haya usado la misma expresión que utilizó el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, al asegurar que el país no está en guerra pero tampoco en paz como argumento para incrementar la vigilancia por el temor a sabotajes en los cables submarinos. Rutte lo ha planteado como una disyuntiva: “apuntarse a cursos de ruso o marcharse a Nueva Zelanda” si no se aumenta el gasto o aumentarlo y “quedarse aquí y defenderse”.

Rutte ha asegurado que los aliados trasatlánticos tienen que incrementar la cooperación de la industria militar o evitar la duplicidad de infraestructuras y ha asegurado que, en el caso de la UE, tiene que aprovechar la “ventaja” del mercado único. “La cooperación es un win win”, ha defendido ante los eurodiputados. El propio Rutte, que fue uno de los 'halcones' en el Consejo Europeo como primer ministro de Países Bajos, ha reconocido que el incremento del gasto en defensa supone reducir otros gastos si los estados no suben impuestos.

“De media, los países europeos gastan fácilmente hasta una cuarta parte de la renta inicial en pensiones, sanidad y sistemas de seguridad social, y sólo necesitamos una pequeña fracción de ese dinero para reforzar mucho más la defensa”, ha justificado.

Lo que no ha querido es establecer un nuevo umbral y ha apuntado a que podría no llegarse a la cifra que se impone si se cumplen ciertas condiciones que permitan hacer deducciones, como por ejemplo la apuesta por innovación u se avanza en otras capacidades.

Según el último informe de la OTAN, el gasto en defensa de los aliados en su conjunto es del 2,54% del PIB, aunque por países difiere sustancialmente. De hecho, sin EEUU la cifra baja al 1,8%.  La inversión de Washington supone el 3,24% de su riqueza (la cifra aumenta al 3,92% en el caso de Polonia) mientras que Luxemburgo (1,01%), Bélgica (1,21%) y España (1,24%) están a la cola.

El secretario general de la OTAN ha asegurado que Putin y sus aliados, como el líder norcoreano, Kim Jong-Un, “se sienten empoderados” y ha clamado por el mantenimiento de la ayuda a Ucrania en un momento en el que los aliados tienen dudas de que Donald Trump vaya a seguir la línea de Joe Biden, una situación en la que la UE asume que no puede mantener el pulso de Kiev en solitario.

“La paz sólo puede durar si Ucrania llega a la mesa de negociación desde una posición de fuerza, por eso necesita nuestra ayuda”, ha aseverado Rutte, que ha apostado para que haya “más ayuda y más rápido”.

A Rutte le han preguntado por la entrada de Ucrania en la OTAN y no se ha pronunciado sobre fechas. “En el futuro Ucrania tiene que ser miembro de la OTAN”, se ha limitado a decir antes de asegurar que “a través de acuerdos de seguridad bilaterales” y con la promesa de 40.000 millones se está “construyendo ese camino”. “Cuando empiecen las negociaciones de paz será fundamental que Rusia entienda que tras esas negociaciones no se aceptará que vuelvan a atacar Ucrania. Habrá que trazar la relación futura de Ucrania y la OTAN, espero que dentro de la OTAN, pero esto es demasiado pronto hablarlo ahora. Espero que pronto podamos hablar de las garantías de seguridad para Ucrania porque supondrá que está en la mesa de negociación”, ha explicado el holandés, que ha reconocido que Kiev no está ahora mismo en la posición de fortaleza necesaria para iniciar esa negociación.

La pregunta que más le han formulado los eurodiputados ha sido la situación en la que queda la OTAN ante la amenaza de Donald Trump a Groenlandia, un territorio administrado por Dinamarca (también miembro de la alianza atlántica), sobre el que el presidente electo de EEUU no ha descartado una acción militar para controlarlo. Rutte no ha querido entrar en la polémica y se ha limitado a decir que existe un debate sobre la seguridad del Ártico más allá de “quién controla Groenlandia”. “Estoy convencido de que Estados Unidos estará del lado de la OTAN”, ha rematado Rutte, cuya política consiste en no enfadar a Trump y ha repetido en varias ocasiones que el republicano tuvo razón en el pasado, como cuando abogó por aumentar el gasto en defensa. “Ha tenido razón muchas veces y puede que tenga razón en el futuro”, ha afirmado.