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El Nuevo Frente Popular francés, al borde de la ruptura tras el rechazo socialista a votar la moción de censura contra Bayrou

El Nuevo Frente Popular francés, al borde de la ruptura tras el rechazo socialista a votar la moción de censura contra Bayrou

Los diputados del Partido Socialistas decidieron este jueves desmarcarse de la moción presentada por sus socios de Francia Insumisa y apoyada por ecologistas y comunistas

Le Pen y los socialistas salvan al primer ministro francés en la moción de censura presentada por Mélenchon

En diciembre, unos días después de anunciarse el nombramiento de François Bayrou, el primer ministro francés afirmaba creer en la existencia de “un camino” para salir del bloqueo político que vive el país desde el pasado verano.

En 2024 se sucedieron en la residencia del Hôtel de Matignon cuatro jefes de Gobierno, incluyendo el efímero mandato de Michel Barnier, derribado el pasado diciembre por una moción de censura que supuso al mismo tiempo el rechazo de la Asamblea a los presupuestos.

“Tal vez sea el optimismo delirante de alguien que no quiere ver la realidad”, explicaba Bayrou entonces, en su primera entrevista en televisión. “Pero lo que puedo decir con seguridad es que, si no tenemos éxito, estamos en la última estación antes de llegar al borde del precipicio”.

El rechazo de la primera moción de censura presentada contra él refuerza el itinerario que se ha trazado el todavía alcalde de Pau –cargo que continúa compaginando con el de primer ministro–. Registrada por el partido de izquierdas Francia Insumisa (LFI), la moción recibió este jueves 131 votos a favor (lejos de los 288 necesarios); fue apoyada por la casi totalidad de los diputados insumisos, ecologistas y comunistas, además de ocho del Partido Socialista (PS).

Los otros 58 parlamentarios socialistas decidieron no votar la censura de Bayrou y su Gobierno. Es la primera vez desde la creación del Nuevo Frente Popular (NFP), la alianza en la Asamblea de fuerzas progresistas, que el PS no vota una moción con el resto de la izquierda. En los próximos días se podrán medir las consecuencias que esta decisión de los socialistas tendrá en la coalición de partidos de izquierda.

Desde LFI apuntan a que es el “certificado de defunción” del Nuevo Frente Popular. “El PS rompe el NFP. Pero capitula solo. Los otros tres grupos votan a favor de la censura. Seguimos luchando”, reaccionó el líder del partido, Jean-Luc Mélenchon, en X. Al mismo tiempo, Manuel Bompard, coordinador nacional del partido, anunció que en las próximas elecciones “habrá candidatos LFI contra todos los diputados que han elegido apoyar a François Bayrou”.

Las otras dos formaciones del NFP, comunistas y ecologistas no dan por consumada la ruptura y han anunciado que, a pesar de haber apoyado la censura, ellos también continuarán negociando con el Ejecutivo de cara a los presupuestos (LFI ha rechazado participar en las conversaciones). La secretaria general ecologista, Marine Tondelier, reconoció que hasta ahora las conversaciones con el Gobierno “habían dado, en parte, sus frutos”, validando parcialmente el planteamiento del Partido Socialista.

Concesiones

Los socialistas defienden que la secuencia política que les ha llevado a la abstención es una victoria. Y argumentan que, tras días de negociaciones con el Gobierno, han conseguido que Bayrou abandone el plan de supresión de 4.000 puestos en la educación pública, el aumento del número de días de baja remunerada por enfermedad de los funcionarios y que se incremente el impuesto sobre las transacciones financieras.

En lo relativo a la reforma de las pensiones aprobada por decreto en 2023 –un punto clave en las conversaciones— creen haber recibido las garantías necesarias por parte del primer ministro. Además de anunciar la reapertura de las conversaciones con los actores sociales, Bayrou se comprometió en una carta enviada esta semana a los presidentes de los grupos socialistas de la Asamblea Nacional y el Senado a presentar un proyecto de ley para modificar la reforma de 2023, tanto si se llega a un acuerdo en esas negociaciones como si no.

“Nuestra vocación es conseguir todas las victorias posibles”, declaró el secretario general del PS, Olivier Faure, en su intervención en la Asamblea Nacional el jueves, añadiendo que quieren encarnar “una izquierda que haga ceder al Gobierno”.

Decisión de última hora

De hecho, la decisión de los socialistas fue debatida hasta última hora en una reunión de la mesa nacional. Divididos sobre la postura a adoptar, al final la línea de los diputados que defendían la abstención —apoyada entre otros por François Hollande, según apuntan varios medios franceses— acabó imponiéndose.

“Hemos optado por no practicar la política del mal mayor, porque puede conducir al mayor de todos los males: la llegada de la extrema derecha”, argumentó Faure en su discurso ante la Asamblea. “Estamos en la oposición y seguiremos estándolo. Y si tenemos la sensación de que el debate se bloquea, si todo parece una mera farsa, presentaremos una moción de censura”, advirtió.

El anuncio de la extrema derecha en los días previos sobre su abstención frustró cualquier posibilidad de la moción de censura de prosperar. Pero la decisión de los socialistas era importante porque debía marcar una línea de cara al futuro y a las próximas mociones que se esperan durante la tramitación del presupuesto. Ese fue el momento que Marine Le Pen eligió en diciembre para unir sus votos a los de la izquierda y hacer caer a Michel Barnier.

Para evitar el mismo destino que Barnier, François Bayrou —que cuenta con el mismo apoyo parlamentario que su predecesor, que incluye a los partidos de centro y derecha (210 escaños en una Asamblea fragmentada)— ha optado por una estrategia distinta. Se ha esforzado en negociar la abstención de los socialistas, cuando Barnier optó por apostarlo todo a la de Le Pen. Por eso una parte de los diputados socialistas favorables a la abstención argumentaban que votar a favor de la censura podría empujar a Bayrou a privilegiar las negociaciones con la extrema derecha.

Negociación presupuestaria

La votación de esta semana marca una primera victoria en la estrategia de Bayrou. No obstante, será un primer ministro bajo vigilancia, en este caso del PS, al igual que su predecesor lo fue bajo la atenta mirada de Agrupación Nacional (el partido de Le Pen).

Al mismo tiempo, los gestos enviados a los socialistas tienen un coste para el primer ministro: por un lado, inquietan al ala derecha de su coalición; por otro, la supresión de medidas enfocadas a aligerar la deuda le obliga a buscar ahorro en otras partidas.

De cara a la tramitación de los textos presupuestarios en las próximas semanas, el nuevo ministro de Economía, Éric Lombard, desempeñará un papel decisivo. Alto funcionario, socialdemócrata y asesor de varios gobiernos socialistas de los 90, tiene buenas relaciones a la vez con varios dirigentes del PS, incluido su secretario general, y con el partido de Emmanuel Macron.

Este viernes Lombard afirmó que consideraba que ya había un “acuerdo” con el Partido Socialista de cara a los presupuestos. “Gracias a la decisión de ayer [jueves], tendremos presupuesto”, dijo el ministro, entrevistado en la cafena BFM-TV/RMC. Para Lombard, la decisión de los socialistas “se ha basado en los compromisos adquiridos con el primer ministro, que establecen los elementos más importantes de cara al presupuesto”. “Pero corresponde al Partido Socialista expresar su punto de vista, confirmar que tenemos un acuerdo”, dijo.

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