Envalentonado por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el presidente argentino Javier Milei ha violentado discursivamente a migrantes, mujeres y diversidades sexuales en su intervención en Davos.

El contenido virulento que ha tenido Milei en el foro económico mundial contra toda minoría y afirmando que “el wokismo es el cáncer a extirpar” no fue aislado, venía de una polémica desatada en Argentina por una frase amenazante que usó para defender a Elon Musk por su saludo nazi. Prometió “perseguir a los zurdos hijos de puta hasta el último rincón” y les recomendó que tiemblen. Una frase que posteó en la red social X con reminiscencias a la última dictadura y que incluye a todos los que no tienen un pensamiento conservador y elitista. 

La vicepresidenta Villarruel, quien se congratula de haber trasladado hacia la derecha la discusión política en Argentina, tiene una agenda negacionista que reivindica el rol de los militares en los años de plomo. Valeria Di Croce, autora del libro El arca de Milei, señala a elDiario.es que el presidente ha incorporado este tema en sus políticas de gestión. “Milei, en su manejo del poder, se va apropiando de las agendas que conformaron la heterogeneidad de sus dirigentes de La Libertad Avanza, dejando claro que sólo él puede ejecutarlas. Pensemos lo que sucede con el desmantelamiento de los espacios de memoria y despidos masivos en la Secretaría de Derechos Humanos: la agenda de Villarruel se viene ejecutando”.

Di Croce agrega: “Villarruel fue presidenta del Centro de Estudios Legales sobre Terrorismo y sus Víctimas (que nació en 2006 con un objetivo: si los militares iban al banquillo de acusados, también que se sentaran los militantes de agrupaciones de izquierda). Dentro de las derechas que integran el oficialismo ella se considera una patriota y su agenda es sobre la memoria completa”.

Las reyertas entre Milei y Villarruel vienen de arrastre. A la vicepresidenta la dejaron de lado en los temas de defensa y seguridad, claves de su agenda promilitar. La defensora de la familia militar comparte con su jefe ser provida y antiaborto, también contrarios a que se enseñe educación sexual y reproductiva en las escuelas e intolerantes con las diversidades sexuales. Ya lo dijo Milei en Davos: “Se promueve la agenda LGBT, queriendo imponernos que las mujeres son hombres y los hombres son mujeres sólo si así se autoperciben y nada dicen de cuando un hombre se disfraza de mujer y mata a su rival en un ring de boxeo”.

Sin embargo, cuando Villarruel no se muestra alineada en todo con Milei, eso es interpretado como una suerte de conspiración. El sociólogo Roberto Bacman, director de Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), afirma a elDiario.es que pelearse con el número uno, suele desgastar al dos. “Ese pacto inicial para que ella tuviera otras atribuciones políticas en temas de defensa se rompió y sólo le quedó ser la Presidenta del Senado, es decir, su rol legislativo. Villarruel representa una derecha nacionalista con pinceladas populistas. No participa de reuniones de gabinete, no está en la mesa chica. Esa mesa chica la componen Milei, Karina Milei y Santiago Caputo. Villarruel mostró un perfil propio en sus apariciones públicas y sus peleas con el número uno impactaron en su aprobación. Su imagen positiva bajó cinco puntos, hoy ronda el 42 %, mientras que Milei tiene una imagen positiva del 48%”. 

La vicepresidenta reclamó un aumento de sueldo de los legisladores y ante el rechazo de Milei ella extendió el congelamiento de las dietas hasta el 31 de marzo. Milei le ha dicho lo peor: que ella pertenece “a la casta”, porque su reclamo de aumento contradice a un gobierno que plantea la motosierra al gasto público. La demora en la decisión de Villarruel despertó críticas de funcionarios alineados con el presidente como Patricia Bullrich, con quien la vice mantiene una relación tensa desde que fue designada al frente de Seguridad. “Si quiere servir a la Patria, como argentina, le pido que se ocupe de frenar el descabellado e inminente aumento de sueldos del Senado de la Nación”, expresó Bullrich. 

El argumento defensivo de Villarruel es el siguiente: ella con su voto desempató a favor de Milei en la crucial votación de la Ley Bases, indispensable para el proyecto de ajuste draconiano que lleva adelante desde hace un año, cuando llegó a la Casa Rosada.

La fricción de Villarruel con la hermana presidencial, a quien Javier Milei llama “el jefe”, responden a las pretenciones políticas propias de la vicepresidenta. Por estos días, Villarruel señala que Karina busca “intervenir” el Senado, el único refugio de poder que preserva. En febrero, la Cámara Alta deberá votar sus autoridades internas y los hermanos Milei buscan a alguien cercano a ellos para que ocupe el cargo de presidente provisional, que entra en la línea de sucesión.  

“Milei la deja de lado en términos de que no crezca como figura política, que no le haga sombra, muy al estilo Trump”, afirma Valeria Di Croce. “Villarruel construye su recorrido político siempre en función de ella. Entonces, es lógico que ante supuestamente el crecimiento de la figura de Villarroel, Milei haga lo mismo que Trump en Estados Unidos, trate de bajarle el perfil marcando las diferencias. Yo lo veo como algo natural. Si uno se pone a pensar lo que pasó con (Diana) Mondino (fue despedida como canciller), todo aquel que levante el perfil más allá de la figura de Millei va a ser atacado por el ecosistema más cercano al presidente. Por eso, no es casualidad que el círculo, el triángulo, como dice él de hierro, que son Millei, Karina y Caputo, nunca levantan el perfil más allá de él. O sea, son personas que van a potenciarlo a él, pero nunca van a cuestionarlo”.

Esa lógica funciona en espejo con Trump. Milei habló esta semana ante los grupos poderosos del mundo y se mostró alineado al otra vez ocupante de la Casa Blanca y la agenda neoconservadora mundial. Sus frases contra el wokismo, ideología de género, feminismo, equidad y aborto son calcadas de lo que viene expresando la ultraderecha estadounidense.