El Ateneo Español de México, institución cultural fundada por españoles republicanos exiliados por la Guerra Civil y el franquismo, celebró este jueves la exhumación del dictador Francisco Franco, cuyos restos fueron sacados del mausoleo del Valle de los Caídos.
"Estamos muy entusiasmados y muy contentos porque es algo que esperábamos desde hace mucho tiempo", contó a Efe la vicepresidenta del Ateneo, Josefina Tomé, tras comer con un grupo de exiliados y descendientes de exiliados para "festejar" la exhumación del dictador que gobernó España desde 1939 y hasta su muerte, en 1975.
Tomé, hija de dos gallegos exiliados en México ya fallecidos, sostuvo que con la exhumación se hizo "justicia" porque "no se merece un dictador y asesino como lo fue Franco estar en ningún sitio y que nadie la haga homenajes".
"Tengo una contradicción de sentimientos. Por un lado, estoy muy contenta y, por otro lado, estoy muy triste porque mis padres no pudieron ver eso. Ellos fueron exiliados y me hubiera encantado que pudieran ver esto", explicó.
Con ella lo celebraron varios españoles quienes vivieron el exilio cuando eran niños.
Debido a la diferencia horaria con España, la vicepresidenta del Ateneo trasnochó para seguir en vivo la retransmisión de la exhumación, un evento que "el pueblo español y la democracia tenían pendiente".
Tomé no comparte las críticas contra el Gobierno español por permitir a los nietos del dictador sacar a hombros el ataúd de Franco, y aplaudió la postura de "seriedad" de la ministra de Justicia de España, Dolores Delgado, presente en el acto.
"Lo que demostró el Gobierno español es respeto y una gran dignidad frente a la postura prepotente de los nietos. Mostró un respeto que Franco no tuvo para los que defendieron las ideas de la República", expresó Tomé, quien pidió "el mismo respeto" para quienes hoy buscan los cuerpos de sus familiares asesinados por el franquismo.
Entre 1939 y 1942, llegaron a México entre 20.000 y 25.000 españoles, entre los que hubo reconocidos artistas como Luis Buñuel, Rafael Alberti o León Felipe, gracias al refugio ofrecido por el presidente mexicano Lázaro Cárdenas.
La llegada de exiliados españoles a México comenzó con el arribo, el 13 de junio de 1939, a Veracruz del barco Sinaia y luego llegaron los buques Libertad, Nyassa, Ipanema y Mexique.
En el Ipanema llegaron los padres de Tomé, quienes huyeron de los bombardeos en Barcelona y fueron encerrados en campos de concentración en Francia hasta que surgió la oportunidad de ir a México, país que "no sabían ni dónde estaba".
"Cuando llegaron a Veracruz, aquello fue una fiesta de flores, fruta y marimba", relató Tomé, quien recordó que sus padres siempre estuvieron "agradecidos" con México porque en todos los lugares les habían "tratado muy mal" hasta que llegaron al país latinoamericano.
El Ateneo Español de México fue fundado en 1949 por intelectuales españoles que extrañaban las tertulias de su país y que se dieron cuenta que el exilio sería más largo de lo que esperaban cuando marcharon de España.
Allí se juntaban para conversar, recitar poesía o interpretar obras de teatro. Ubicado en la céntrica colonia (barrio) Juárez de la capital mexicana, en la actualidad es la mayor biblioteca sobre el exilio español en México.
El pasado enero, en el marco del 80 aniversario del exilio, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, visitó México donde agradeció al país su solidaridad con los refugiados españoles.
España dio este jueves un gran paso en la confrontación con su propia historia al exhumar al dictador Francisco Franco del mausoleo en el que estuvo enterrado 44 años para sepultarlo en un cementerio municipal madrileño.