El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, atacó duramente a los "sinvergüenzas" que "trataron de robarse" el país "durante una década" y destruir la "democracia", en alusión al exmandatario Rafael Correa, al inaugurar este viernes el 174 período de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Moreno centró su alocución en los violentos sucesos que tuvieron lugar en el país entre el 3 y 13 de octubre -a raíz de la eliminación del subsidio a las gasolinas, decisión ya derogada-, y aunque reconoció el "derecho humano" a la protesta, aseguró que lo que estuvo en juego fue la "democracia ecuatoriana".
"Lo que el país presenció fue un elevado grado de violencia organizada y sistemática con la clara intención de romper el Estado de derecho y la democracia", afirmó el presidente, intención de la que ha responsabilizado a su predecesor, al que no mencionó por su nombre.
Puso como ejemplo el que un grupo de manifestantes incendiaran la Contraloría General del Estado, y que empezaran el fuego por el quinto piso donde, aseguró, se hallaban las pruebas de las investigaciones por presunta corrupción que se llevan a cabo contra altos funcionarios del anterior Gobierno.
"Pusieron en jaque nuestra democracia", recalcó Moreno sobre los disturbios de octubre, en los que murieron nueve personas y 1.340 resultaron heridas, de acuerdo al Ejecutivo, mientras que la Defensoría del Pueblo cifra en once los fallecidos.
Ante las quejas y denuncias contra las fuerzas de seguridad de la Policía y Ejército, Moreno reivindicó el "monopolio del uso de la fuerza" en las exclusivas manos del Estado y reconoció que la situación "requirió el uso de la fuerza", pero aseguró que "jamás dispararon".
El mandatario invitó a la CIDH, que cuenta con una comisión en el terreno, en paralelo a otra de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, a investigar.
"Esperamos con ansiedad su informe. Si hubo errores o se afectaron derechos, implementaremos las medidas correspondientes en el marco del Estado de derecho", insistió Moreno.
Los disturbios sacudieron el país durante doce días, período en el que los manifestantes -según Moreno- vulneraron los "derechos humanos" y enumeró en ese sentido ataques a ambulancias, el bloqueo a ciudades por la paralización de carreteras, sabotajes a instalaciones productivas, la destrucción y saqueo de propiedad pública, agresiones y secuestros a fuerzas del orden, entre otras.
Y aseguró que su Gobierno "no va sacrificar la democracia", porque los derechos de unos no pueden ir a cuenta de los de otros y describió la democracia como ese "lugar ideal donde cabemos todos, donde se protege a los más vulnerables e impera la justicia, y donde la verdad es el cauce que nos permite avanzar sin impunidad".
El período de sesiones de la CIDH, que se desarrolla hasta el próximo martes, fue inaugurado hoy por el canciller José Valencia, al que sucedió la presidenta de la Comisión y relatora sobre los Derechos de la Niñez, Esmeralda Arosemena de Troitiño.
Arosemena recordó los logros en las últimas décadas del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, pero también los retos por delante, entre los que mencionó "la exclusión de grandes grupos de la población, un fenómeno que lamentablemente no se ha reducido sino que se ha intensificado".
Destacó que en los próximos días, la Comisión escuchará las denuncias y casos de diferentes organizaciones y grupos que afectan a "catorce países" en materia de violación de derechos humanos, aunque también habrá algunas "de carácter regional".
Entre los temas, destacó, "torturas, ejecuciones extrajudiciales y graves violaciones de los derechos humanos de todo tipo de colectivos", así como de "violencia sexual contra niños y adolescentes" o "personas privadas de libertad".
Ecuador alberga por primera vez las sesiones de la CIDH, lo que ha sido calificado por Moreno como un "hito" y reflejo de la nueva relación de su país con la Organización de Estados Americanos (OEA).
"Marcamos el reencuentro de mi país con la OEA tras una década de injustificado alejamiento y críticas de mi país", explicó en alusión al distanciamiento que marcó su predecesor, Correa, de la organización.