El 52 % de los espectadores que vieron este viernes el último cara a cara de la campaña electoral en el Reino Unido dieron como ganador al primer ministro, el conservador Boris Johnson, una ligera ventaja respecto al líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, que se impuso para el 48 % de la audiencia.
Johnson frustró aparentemente la apuesta de Corbyn por dar un golpe de timón en la recta final de una campaña en la que el líder tory parece confiado en la victoria y trata mantener el impulso para asegurarse una mayoría absoluta en los comicios del próximo jueves.
La firma YouGov divulgó la encuesta sobre la opinión de los telespectadores minutos después de concluir el debate que emitió en horario de máxima audiencia la cadena pública BBC, cuyos ejes principales fueron una vez más el Brexit y la inversión en servicios públicos.
Como en el anterior debate con Corbyn, celebrado en los primeros días de campaña, Johnson trató de explotar la ambigüedad con la que aborda la salida de la Unión Europea (UE) el líder laborista y subrayar el mensaje de que él es el único candidato capaz de cerrar el proceso de salida de la UE a corto plazo.
Trata así de ganarse a los ciudadanos que en los estudios sociológicos han comenzado a mostrar hartazgo sobre un proceso que ha monopolizado el debate político en el Reino Unido durante más de tres años.
"La única vía para desatar el potencial de este país es que los conservadores logremos una mayoría suficiente", dijo Johnson, que subrayó que las elecciones deben ser un "punto de inflexión" en la política británica.
"Lo que la gente quiere es pasar página y que nos centremos en sus problemas, y eso es lo que podemos hacer inmediatamente", recalcó primer ministro, cuyos planes pasan por ratificar en el Parlamento el acuerdo del Brexit al que ha llegado con Bruselas y ejecutar la ruptura antes del 31 de enero.
Las encuestas, favorables a JohnsonJohnson ha sido el primer jefe de Gobierno británico, de cualquier formación, que ha aceptado participar en un cara a cara durante la campaña electoral con el líder de la oposición. Ha rechazado, sin embargo, someterse al interrogatorio del incisivo periodista de la BBC Andrew Neil, cuyo incómodo estilo para el entrevistado ha puesto en aprietos al resto de líderes políticos en las últimas semanas.
El líder tory llega a la recta final de la campaña con las encuestas a favor y solo espera no cometer ningún traspié que pueda perjudicarle en un momento clave para sus opciones de obtener la mayoría absoluta que ansía para sacar adelante sus planes del Brexit.
El politólogo británico John Curtice, uno de los expertos más reputados en pronósticos electorales en el Reino Unido, aventuró este viernes que los conservadores pueden obtener una mayoría de 50 escaños.
Con todo, el Partido Laborista ha ido avanzando terreno en las encuestas en las últimas semanas y confía todavía en volver a dar la sorpresa en la jornada electoral, como ya hizo en los comicios de 2017.
La apuesta del Partido LaboristaComo en aquella ocasión, Corbyn apuesta por aumentar el gasto en políticas sociales y nacionalizar empresas de servicios y de transporte. El laborista propone incrementar la inversión pública hasta niveles no vistos desde la década de 1970 en el país.
"Cuatro millones de niños viven en la pobreza, la gente no puede lograr horas de visita con su médico de cabecera, las personas mayores no cuentan con los cuidados que necesitan y millones de familias sufren para pagar las facturas", esgrimió.
El líder laborista recalcó que su gobierno apostaría por "poner dinero en el bolsillo" de aquellos que lo necesitan, a costa de que las rentas más elevadas "paguen algo más en impuestos". Para tratar de contrarrestar el discurso social de los laboristas, Johnson también ha prometido aumentar el gasto.
En el debate de este viernes, prometió "inversiones masivas en sanidad y educación", así como nuevos planes para construir "fantásticas infraestructuras". Para invertir en servicios sociales, argumentó, el "único modo" es contar con una "economía sólida", y para ello el Reino Unido debe "materializar el Brexit y pasar página", recalcó el primer ministro, que resaltó que "bajo ninguna circunstancia" negociaría la "venta" del sistema público de salud en un futuro acuerdo comercial con Estados Unidos, tal como le acusó Corbyn.
El laborista subrayó que si llega al despacho de Downing Street tratará de reabrir las negociaciones con Bruselas para alcanzar un nuevo acuerdo sobre los términos de salida de la UE y sometería un eventual pacto a un nuevo referéndum.