Decenas de indígenas, campesinos, familiares y amigos de las 38 víctimas de la quema de la Embajada de España en Guatemala conmemoraron este viernes la tragedia ocurrida al sur de la capital del país hace 40 años.

Ese 31 de enero de 1980 quedó grabado en las páginas de las atrocidades del conflicto armado guatemalteco (1960-1996), por la reacción desmedida de la ahora extinta Policía Nacional, que, en respuesta a la toma de la sede diplomática por un grupo de indígenas integrantes del Comité de Unidad Campesina (CUC), provocaron una masacre dantesca.

Este viernes, sobre la acera de un barrio al sur de la ciudad de Guatemala, frente al sitio donde estuvo la Embajada de España y que ahora es un estacionamiento público, cuatro organizaciones sociales colocaron una tarima para diversas presentaciones artísticas y, como cada año, realizaron una ceremonia maya para honrar a las víctimas.

Fueron cinco guías espirituales los que encabezaron la ceremonia, invocación y la ofrenda en conmemoración del 40 aniversario de este "crimen de Estado", como lo llamó una de las guías mayas que ofició la actividad.

Desde Arabia Saudita, en el marco de su participación en una conferencia de laureados por el premio Nobel, la ganadora del reconocimiento en la categoría de la Paz en 1992, Rigoberta Menchú, envió un mensaje en redes sociales para recordar que los pueblos "no hemos descansado en la búsqueda de justicia".

Este día "rendimos homenaje a los muertos (de la masacre de la Embajada de España), entre ellos mi padre, Vicente Menchú", recordó la activista guatemalteca, quien enfatizó que "durante estos 40 años hemos luchado contra la impunidad, dignificado la lucha de los pueblos indígenas y roto el silencio contra la criminalización".

En Ciudad de Guatemala, uno de los integrantes del CUC y coordinador del Colectivo Acceso a Tierra, Rafael González Yus, recordó a su hermano y presentó a su sobrino, quien tenía apenas un año y medio cuando perdió a su padre en la quema, provocada por agentes policiales.

González Yus señaló que aún se encuentra prófugo por el caso el exdirector policial Donaldo Álvarez Ruiz y lamentó que la muerte en 2006 del expresidente Romeo Lucas García (1978-1982) haya dejado un halo de impunidad en el caso.

Sin embargo, reconoció que la sentencia en 2015 a 90 años de cárcel a Pedro García Arredondo, jefe del Comando Seis de la Policía Nacional que ejecutó el operativo, "tenía que ser así, para vivir un poco de justicia", aunque insistió que esta "no persigue a todos los responsables".

El activista recordó que en la quema de la sede diplomática "murieron 37 personas, en su mayoría compañeros de la distintas regiones del país", como resultado de la negativa del Gobierno "al diálogo".

Los campesinos e indígenas habían tomado la misión española para protestar por las graves violaciones a derechos humanos ocurridas en el norte del país y las frágiles condiciones de vida en la costa sur, principalmente en los cañaverales.

La mañana de ese 31 de enero de 1980, los campesinos colocaron una manta que no cayó en gracia del Gobierno, por lo que la Policía Nacional de la época envió a un contingente a retirar a los intrusos.

Durante el juicio de 2015, la Fiscalía demostró que García Arredondo ordenó que ninguna de las personas que estaban en el interior de la embajada, ocupada por un grupo de campesinos y estudiantes para denunciar la represión militar en el departamento noroccidental del Quiché, saliera con vida.

Entre las víctimas mortales de la masacre figuraron el exvicepresidente de Guatemala Eduardo Cáceres Lehnhoff y el excanciller Adolfo Molina Orantes, quienes se encontraban de visita en la sección consular.

También el cónsul español Jaime Ruíz del Árbol y otros dos españoles, Luis Felipe Sanz y María Teresa Villa, fallecieron ese día.

Únicamente sobrevivieron el embajador español Máximo Cajal, quien consiguió escapar del sitio, y uno de los manifestantes: Gregorio Yujá Xoná, llevado a un hospital. Allí fue secuestrado y asesinado para convertirse en la víctima 38 del siniestro.

El cuerpo de Gregorio Yujá Xoná apareció el día siguiente en la Universidad de San Carlos (pública, autónoma), con un mensaje de amenaza a los simpatizantes del movimiento estudiantil y en general a todo el que apoyaraa a la lucha contra el Gobierno.

La embajada de Guatemala en España también celebró un acto privado en homenaje a las víctimas.

Las organizaciones que conmemoraron este viernes el 40 aniversario de la quema de la Embajada de España aseguraron, en un comunicado de prensa, que "las estructuras de poder criminal que se ensañaron contra los pueblos indígenas durante el conflicto armado (1960-1996) siguen latentes e impunes y se fortalecen en contradicción con lo establecido en los Acuerdos de Paz", sentenciaron.