El pasado 19 de noviembre, el vehículo en el que viajaba Bilal Jadallah junto a su cuñado, el farmacéutico Abdulkarim Abed, fue alcanzado por el impacto directo de la artillería israelí. Iban a reunirse con el resto de su familia en el sur de la Franja, donde se agolpan centenares de miles de desplazados que, siguiendo la recomendación del Ejército de Israel, huyen de los soldados y los bombardeos.
"[Bilal] creía firmemente que era su deber moral contarle al mundo lo que veía y asistir a la gente necesitada en medio de esta crisis humanitaria", escribía Ali Jadallah, hermano del periodista y fotógrafo de la agencia de noticias turca Anadolu a las pocas horas de recibir la "devastadora noticia".