Cuando el 24 de febrero de hace un año, Rusia lanzó la invasión de Ucrania, a Alexander Kamyshin (Kiev, 1984) le despertó, como a muchos otros ucranianos, el estruendo de los bombardeos. "Estaba en Kiev, en casa con mi familia. Bombardeaban mi ciudad y recibía llamadas de otros lugares que también estaban siendo atacados. Ese momento no podré olvidarlo en la vida, porque fue el más duro, el más complicado. Todo lo demás fue más fácil", cuenta ahora Kamyshin.