Era uno de los momentos más esperados de la campaña presidencial francesa. Los dos finalistas, Emmanuel Macron y Marine Le Pen enfrentaron sus proyectos en un único debate televisado, como ya ocurrió hace cinco años. Un recuerdo marcado por una actuación desastrosa de la candidata de la extrema derecha, que se había equivocado en varios de los temas, se había perdido en sus notas y acabó tratando de compensarlo con gestos teatrales. El “mayor fracaso” de su carrera política, según admitía la propia candidata recientemente.