Los británicos tienen claro desde hace unos días la gravedad de la crisis a la que se enfrentan. Lo demuestran las imágenes de las calles vacías de Londres y la cifra de fallecidos, 5.373 hasta ahora. Desde la noche del lunes, la impresión cobró un carácter diferente al saberse que el primer ministro, Boris Johnson, había sido trasladado a la UCI del hospital St. Thomas.
La noticia cayó de forma dramática, porque Downing Street había alegado que Johnson había sido hospitalizado la noche anterior para hacerse unas "pruebas rutinarias" por consejo de los médicos. Su fiebre no remitía diez días después de que diera positivo por coronavirus.
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