Los algoritmos toman cada vez un mayor protagonismo en distintos sectores, entre ellos el financiero, donde el conocimiento del riesgo de una operación toma una relevancia clave. Estos programas recogen datos y adaptan las ofertas y los productos de un banco en función del historial de un cliente y de otras circunstancias sectoriales. Sin embargo, lejos de ser objetivos, arrastran sesgos de género presentes en la sociedad y que se traducen en diferentes condiciones al conceder un crédito o al lanzar ofertas según se trate de un hombre o una mujer, según se concluye en un foro organizado este lunes por la asociación de consumidores Asufin.