Solo trabajadores de Uruguay, Nicaragua, El Salvador o Chile salieron este viernes para celebrar un Primero de Mayo marcado por la amenaza del COVID-19, que tiene confinado a la mayor parte del planeta, y que está provocando una crisis laboral inédita en la historia.
Fue un Primero de Mayo atípico. En las calles no hubo pancartas, ni coros, ni marchas masivas pero si el reclamo urgente por la protección del empleo ante los estragos que está generando la pandemia, que solo en EE.UU. ya supera el millón de contagios y más de 60 mil muertes mientras que en el resto de la región registra más de 200 mil infectados y 10 mil decesos.
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